Mantener el suelo de la casa limpio parece una tarea sencilla, sin embargo tenerlo impecable no es tan fácil. Después de barrer con la escoba o de pasar el aspirador, o en el mejor de los casos de dejar al robot que trabaje, siempre quedará polvo en esas zonas más inaccesibles a las que resulta muy complicado llegar. Hablamos por ejemplo de los rincones y esquinas en los que el polvo se amontona y no hay forma de sacarlo.
Puedes pelearte con la escoba intentando llegar a esos recovecos de todas las formas que se te ocurran, adoptando posturas imposibles, pero después de intentarlo varias veces, incluso con una gran insistencia, no conseguirás nada.
Si eres de las que no te resignas al saber que el suelo no está del todo limpio y que hay rincones en los que se acumula la suciedad, hay un truco rápido, sencillo y efectivo para decir adiós a esos rastros de polvo y dejar tu casa impecable. Se trata de hacer en casa una masilla similar al Blandiblú o Slime, esa sustancia viscosa, pegajosa y flexible con la que algunos de nosotros jugamos de niños. Era de color verde, tenía la propiedad de pegarse a casi cualquier cosa o superficie y no se rompía al ser tremendamente moldeable.
Pues bien, para elaborar esa masilla se necesitan tres elementos: pegamento líquido, bicarbonato de sodio y jabón líquido. En cuanto a la forma de prepararla, verteremos en un recipiente adecuado una taza del pegamento, la típica cola blanca o cola de carpintero (acetato de polivinilo) que se suele emplear en los colegios para hacer manualidades y que es capaz de pegar materiales tan distintos como madera, tela, papel, cartón o cerámica. Después, añadiremos al pegamento dos cucharadas de bicarbonato de sodio y media taza de jabón líquido.
A continuación procederemos a amasar la mezcla con las manos hasta obtener esa consistencia homogénea y pringosa. Cuando ya la tengamos lista, aplicaremos el tratamiento pasando la pasta obtenida por todos esos rincones a los que no llega la escoba. La mezcla arrancará de manera rápida y sencilla hasta la última partícula de polvo y el suelo quedará impecable.
Otras formas de acabar con el polvo
Además del truco de la masilla, hay otras formas de acabar con el polvo que se acumula en las esquinas de las paredes. Puedes utilizar un cepillo viejo de pintura o de dientes e impregnarlo de un producto limpiador. Al pasarlo por el rincón, arrastrarás la suciedad atrapada en él.
Otra forma de limpiar los rincones es utilizar una esponja rectangular que encaje perfectamente en la esquina y arrastre las partículas de polvo que ni la escoba ni el aspirador han conseguido retirar.
Por último, una rasqueta de las que se emplean para limpiar la vitrocerámica y que no estropean el suelo también te puede ayudar a desincrustar esa suciedad acumulada.
Ya lo ves, con estos sencillos trucos ya no sufrirás al ver las esquinas de tu casa llenas de polvo y tu suelo lucirá perfecto, por lo menos nada más limpiarlo. Pasados unos minutos, o en el mejor de los casos unas horas, la suciedad irá poco a poco ocupando de nuevo su lugar en tu casa.