El de ayer contra el CSKA fue un encuentro de trincheras, un partido trabado, de poco brillo, pocos puntos y muchos errores. Hasta el último cuarto. El Baskonia, que fue a remolque durante todo el encuentro, se quitó las cadenas en los diez minutos finales y se convirtió en una apisonadora en ataque, anotando en ese parcial casi tantos puntos (33) como en los otros tres juntos (41). El CSKA, sin embargo, fue capaz de responder en el lado contrario de la cancha y evitó la machada de los gasteiztarras, cuya reacción llegó demasiado tarde.
A pesar del talento de ambos conjuntos y precedentes de temporadas anteriores en los que los duelos entre Baskonia y CSKA se han ido a cifras anotadoras muy altas, los puntos llegaron con cuentagotas en los tres primeros cuartos. En unas ocasiones a causa de la intensidad defensiva que mostraron ambos equipos desde el principio y en otras por errores aparatosos en el lanzamiento, en el pase o en el manejo de balón, el caso es que el marcador al final del tercer cuarto fue bajo para las cifras que se manejan habitualmente en la Euroliga, con un 41-54.
Las 12 pérdidas que sumaron entre Lamar Peters, Baldwin y Granger hablan de los problemas que tuvo ayer el Baskonia en la dirección de juego, especialmente en un primer cuarto que terminó 8-23 y que condicionó el resto del choque para el cuadro gasteiztarra. El lanzamiento exterior también fue un inconveniente para los azulgranas durante gran parte del encuentro, lo que facilitó la labor de los de Itoudis.