Conversamos con Eugenio Manuel Fernández, físico, profesor y autor de su libro El último ladrido de Laika. Una charla para recordar, agradecer y también para pedir perdón a los millones de animales cuyo sacrificio impulsó el avance de la ciencia.
Laika: una pequeña perra mestiza que nos sigue mirando desde el cielo
Contamos la historia de Laika, aquella perrita callejera de Moscú que se convirtió en el primer ser vivo en orbitar la Tierra. Su historia es conmovedora. Eugenio recuerda cómo fue cuidada con cariño por los ingenieros soviéticos, incluso llevada a jugar con los hijos de uno de ellos la noche antes del lanzamiento, como si quisieran regalarle un último momento de ternura antes de enviarla hacia un destino fatal.
Pero Laika no fue la única. Conocemos también a Danka y Carsapka, con finales más amables. Y a las célebres Belka y Estrelka, que lograron volver del espacio convertidas en heroínas nacionales. Sus historias, llenas de contrastes, nos recuerdan que detrás de cada experimento hubo una vida, una mirada, una historia única.
Mientras la URSS apostaba por perros, Estados Unidos se centró en primates, como el famoso chimpancé Ham, y Argentina envió ratones.
Copito, Jane y los gorilas en la niebla
La charla también nos lleva al zoo de Barcelona, con el recuerdo de Copito de Nieve, el único gorila albino conocido. Su historia, desde su traumática captura en Guinea Ecuatorial hasta su muerte por cáncer de piel, despierta la nostalgia de quienes lo conocieron y el asombro de quienes descubrieron que, a diferencia de lo que sucede con los humanos, no fue rechazado por otros gorilas.
Hablamos también de Jane Goodall, pionera en el estudio de los chimpancés en libertad, y de Dian Fossey, su compañera de causa y símbolo de entrega a la protección de los gorilas de montaña. Su asesinato a manos de cazadores furtivos aún estremece.
Min, la almeja que vivió cinco siglos
Eugenio también nos recuerda a Min, una almeja irlandesa que vivió más de 550 años. Su historia, tan larga como la historia misma, acabó de forma irónica: murió al ser abierta para ser estudiada en el laboratorio. Una triste paradoja que nos invita a pensar en cómo tratamos a las formas de vida que nos rodean.