Lo de Markus Howard es de otro planeta. Un extraterrestre que no conoce límites. Cuando el Baskonia estaba jugando con fuego ante un rocoso Valencia Basket, el escolta norteamericano volvió a emerger con uno de esos triples inverosímiles que perdurará durante mucho tiempo en la memoria de los aficionados vitorianos.
Hay que disfrutar cada segundo de este jugador vistiendo la elástica azulgrana. No en vano, la acción que sirvió para resolver un encuentro a cara o cruz desató por completo la locura en un Buesa Arena enardecido por su mordiente ofensiva.
La posesión local se consumía y el dos contra uno de Prepelic y Dubljevic a Costello estaba apagando por completo las luces del ataque vitoriano. No se sabe cómo, pero Howard olió la sangre. Tras cierto suspense, el balón acabó en las manos del pequeño genio de Nueva Jersey. Sin embargo, estaba muy escorado y no tenía una buena visión del aro taronja para embocar el misil desde la esquina. Tocaba cruzar los dedos dado que el Valencia podía quedarse con un último balón para llevarse el gato al agua. Craso error.
Con las uñas del personal en carne viva, Howard demostró que no le quema el balón ni rehúye la responsabilidad. Todo hacía indicar que colar el balón a través de la red resultaría un milagro, pero queda claro que para el jugador más en forma de Europa no hay imposibles.
El Baskonia revivió gracias a un triple conmovedor de su estrella que dejó sin palabras a los presentes en el coliseo de Zurbano. Delirio absoluto. El público no quiso abandonar su butaca porque deseaba una última ovación a su ídolo tras la entrevista a la televisión con derechos. Y así fue.
Y es que Howard tiene rendido a sus pies a todo el baskonismo. Sus exhibiciones son salvajes. Un killer con mayúsculas que, pese a su mala selección de tiro en varios tramos del partido, rescató un día más al equipo de la emboscada tendida por un serio Valencia Basket.
Pese a sus terribles lagunas en la dirección debido a los problemas físicos de Jones y las lesiones de los otros bases de su plantilla, el cuadro levantino vendió muy cara su piel en el Buesa Arena. A la hora de la verdad –como le ha sucedido a muchos equipos desde el arranque de la temporada–, se vio triturado por la pegada de Howard.
El norteamericano estuvo algo más discontinuo que en jornadas precedentes. Posiblemente le sobró algún tiro y sus porcentajes distaron mucho de ser los ideales, pero sus apariciones resultan letales. Peñarroya le devolvió a la pista cuando restaban siete minutos y medio para acabar el choque.
El marcador sonreía en esos instantes a los visitantes (60-63). Pues bien, Howard anotó desde entonces 13 puntos que resquebrajaron el sólido entramado del Valencia. Tres triples, uno de ellos milagroso, y sendas canastas dobles permitieron al Baskonia salvar los muebles y dejar casi sentenciada la vitola de cabeza de serie para la Copa del Rey.