Con solo 11 años, el joven estellés Mikel Lukin comenzó a rapear en la ikastola. Preparaba las rimas en casa y las soltaba en el patio del colegio a sus amigos. Desde entonces lleva media vida haciéndolo: "Antes de la pandemia, nos reuníamos en la Taconera para rapear", afirma. Ahora busca salir para encontrarse con cosas nuevas: "Las batallas son cuestión de estímulos. Enfrentarte siempre contra los mismos no te incentiva", asegura.
Por eso se presentó a la Cancha. Una competición que busca apoyar a freestylers de España. "Me seleccionaron por el vídeo que envié rapeando. Los organizadores me ponían una palabra cada 10 segundos, y con ellas fui improvisando un rap, explica el único navarro de los 16 seleccionados entre más de 150 participantes.
A partir de allí le tocó demostrar en la cancha virtual. Primero se enfrentó a Conhache. Una batalla en la que Lukin948 rindió mejor. En cuartos de final, en cambio, luchó contra Aigor quien le ganó 3-0, y además, se llevó el oro de La Cancha Noreste. Ante la segunda actuación el navarro se muestra muy crítico: "Le tendría que haber ganado. Es verdad que Aigor es un bicho, pero tengo la sensación de que si contra este tipo de gente no doy un paso al frente, no abriré nunca hueco". El joven de 24 años también se pronunció sobre la ausencia del público por la pandemia: "No sé si habría hecho mejor o peor, pero estoy seguro que habría disfrutado más. Yo me retroalimento de ellos".
LA EVOLUCIÓN
Rapear con ritmo de forma improvisada es un estilo de música que está creciendo. "Hemos pasado de ser 12 locos en un bar a ser mucha gente. En Córdoba, por ejemplo, hacen jornadas de rap cada mes logrando llenar toda la sala", afirma Mikel. Y añade: "Aquí cada vez hay más visibilidad, porque grandes empresas apuestan por nosotros". Eso sí, todavía hay mucho que hacer, ya que no hay más de 50 personas que puedan vivir del freestyle. "Dedicarte a esto no es una primera opción. Yo rapeo porque me apasiona".