Inspirada en la novela de su amigo Miguel Ángel González, El Universo de Oliver, dirigida por Alexis Morante, se adentra en un cine para todos los púbicos pero en el que cada público ve una película distinta. Como explicó ayer Morante durante su presentación en el Festival Ópera Prima de Tudela, “es una mezcla de géneros lo que le hace poco asequible para poderla colocar en el mercado audiovisual”. A medio camino entre cine familiar y social, el realizador de Algeciras hace un homenaje al cine de los 80 y ese aire se percibe perfectamente en la historia en la que narra la vuelta de una familia, con graves problemas económicos, a su localidad natal donde sus hijos, en especial Óliver con 13 años, deben adaptarse a un nuevo barrio, nuevas leyes de la calle y nuevos problemas, muy diferentes de los de Getafe donde vivían.
El realizador, hasta ahora muy conocido por sus cortos premiados o por sus excelentes documentales musicales (la historia de Héroes del Silencio o Camarón), trata de “saldar una cuenta pendiente que tenía conmigo mismo y hacer un homenaje a los abuelos y a todo aquello que nos hizo amar el cine”. No en vano, la película es, además del entramado social, un canto a la amistad ya que la inspiración nace del libro de su amigo y en la realización del guión tomaron parte tres amigos que, en muchas cosas, pueden verse perfectamente reflejados en la cuadrilla de niños de Algeciras. Para el realizador, “el cine de los 80 tenía para los críos una profundidad que ahora no tiene y eso nos hizo amar el cine muy pronto, también el videoclub al que me llevaba mi padre. En el cine cada semana veíamos una película Los Goonies, ET, Dentro del Laberinto y grandes películas que se hacían”.
Origen
Pese a la inspiración en la novela, hay varios aspectos en la película que intencionadamente quisieron dejar fuera y diferenciar ambos proyectos que nacieron con diferencia de meses. “El año que hice el corto Voltereta, que era de aire ochentero y era ya origen de esta historia, mi amigo Miguel Ángel escribió la novela El universo de Oliver y me la dio a leer. Me impactó tanto que le dije que cuando hiciera mi primera película me gustaría hacerla con esa historia y, después de muchos años aquí estoy”, explicó.
Sin embargo Óliver, en la novela, sufre narcolepsia lo que hace que durante sus asuencias o sueños viaja a otros mundos y dimensiones lo que le da la anovela un matiz de terror que no tiene la película ya que “quería darle un tinte más social que no tiene la novela, por lo que ese tema se fue cayendo poco a poco. El personaje de la película sufre a veces colpasos de estrés pero no llega a la narcolepsia”.
Esta ópera prima del realizador tiene tintes de cine familiar “pero no blanco”, como le gusta señalar a él, pese a que las diferentes historias en la que se adentra El universo de Óliver acaban bien. “Yo creo que no acaban bien sino que encajan todas las piezas. No se llega a saber si los problemas sociales se arreglan o qué pasará con el matrimonio protagonista. Encajan las piezas y eso hace que el público se sienta satisfecho y lo puede hacer más comercial. Ésa era una parte que yo quería hacer como en el cine de los 80”.
Además de que fue un rodaje complicado, ya que no contaban con excesivo presupuesto ni medios se ralentizó también por el hecho de que estaban rodando con niños y niñas, cuya actuación destaca sobremanera en la película. “Tiene sus dificultades pero si se lo planteas como un juego, acceden a ese juego y contagian de su ánimo a todo el equipo. El mérito es de producción, fue complejo encontrarlos en el campo de Gibraltar para que tenga ese acento y ser gitanos. Los encontramos, pero la condición es que estuvuieran escolarizados y tuvieran buenas notas. Aunque hacen de malotes son de los formales, pero estaban encacntados de tener que hacer como que fumaban”.
Bumbury
Alexis Morante tiene una larga trayectoria en el mundo audividual de vídeos, documentales y anuncios aunque sea su primer largometraje de ficción. Gran amigo de Enrique Bumbury (le conoció para tratar de hacerle un documental y más tarde dirigió el de Héroes del Silencio y ambos residen en Los Ángeles en la actualidad) fue él quien le pidió que le dejara hacer la banda sonora de El Universo de Óliver, con la que opta a un premio Grammy.