Umbilicalmente unido el ciclismo a Euskadi, –tierra que adora las carreras, venera a los ciclistas y se estimula con las montañas y los relatos del ciclismo desde tiempos inmemoriales– a Tadej Pogacar (Komenda, Eslovenia, 1998), la gran estrella del ciclismo, le rodean profesionales vascos. El esloveno, que desea conquistar la tercera corona en el Tour de Francia que se enciende en Euskadi con la Grand Départ de Bilbao, trabaja junto a un equipo en el que sobresalen los profesionales formados en Euskal Herria. Todos ellos se encargan de áreas fundamentales para garantizar el mejor rendimiento posible de Pogacar.
Josean Fernández, Matxin, nacido en Basauri, es el mánager del UAE y el hombre que encontró a la gran joya del ciclismo de la actualidad. Rastreador de carreras, director con gran experiencia, zahorí de ciclistas con talento y ojeador de jóvenes, no tardó en reconocer el brillo cegador que desprendía Pogacar. “Hay una diferencia muy grande entre lo que puede ser un campeón y un buen corredor. Este es un campeón”, certificó Matxin cuando dio con Pogacar. “Es súper polivalente. Puede hacerte bien una crono, subir un puerto sin problemas e incluso esprintar. Además, recupera muy bien los esfuerzos”, desgranaba entonces. Al mánager del UAE siempre le gusta subrayar que además del talento, la ambición y las portentosas capacidades físicas que posee, a Pogacar le diferencia su capacidad de aprendizaje. “Es una esponja. Lo absorbe todo. Además es muy inteligente y tiene una gran lectura de carrera”, describe el mánager, que considera que el esloveno, dos veces campeón del Tour entre otros muchos logros, no ha cambiado a pesar de probar la gloria. “En ese sentido es el mismo de antes. El hecho de ganar dos veces el Tour no le ha cambiado la personalidad”, refleja Josean Fernández.
Junto a él, sobresale el trabajo que realiza Iñigo San Millán, doctor del equipo, jefe de rendimiento y preparador del esloveno. El galeno es natural de Gasteiz. Antes de unirse al UAE colaboró junto a Matxin en el Saunier Duval. San Millán es el responsable de rendimiento del equipo y el hombre que prepara al detalle a Pogacar. Además, es profesor de la facultad de Medicina de la Universidad de Colorado (Estados Unidos) donde trabaja en la investigación del metabolismo celular, especialmente dirigido a la diabetes, las enfermedades cardiometabólicas y el cáncer. San Millán siempre ha enfatizado la facilidad de recuperación de Pogacar debido a su capacidad de aclaramiento de lactato. “En el test fisiológico ya vi que tenía una capacidad de aclaramiento de lactato impresionante”. Eso le diferencia, en buena medida, del resto.
En el grupo de trabajo destaca la figura de su masajista, Joseba Elguezabal, probablemente el profesional que más tiempo pasa con el esloveno y el que se dedica a mimar sus piernas. “Su gran virtud es que recupera muy bien. Muscularmente ha mejorado mucho. Cuando empecé con él era más niño. Notabas su musculatura aún sin hacer. Ahora está más perfilado, más endurecido. Está más fino, más apretado”, analiza. El vizcaino de Gatika es su hombre de confianza dentro de la formación. Les une una gran amistad. Sintonizan. “Pasamos muchísimas horas juntos. “Sé lo que piensa sólo con mirarle. Bueno, él también sabe lo que yo pienso”, expone. Gorka Prieto-Bellver, natural de Bera, cuida la alimentación de Pogacar como nutricionista de la escuadra, un área cada vez más importante. El encargado de la biomecánica, de los detalles de la postura para un mayor rendimiento sobre la bicicleta, una cuestión que no es menor, corresponde a David Herrero, exciclista bilbaino. Todos ellos componen el universo vasco de Tadej Pogacar. – NTM