El vandalismo grafitero, que afectó el año pasado a 4.000 metros cuadrados de superficie de trenes de Renfe en Euskadi, generó un coste de 646.000 euros de gasto de limpieza en la CAV, ha informado el operador ferroviario.
En Euskadi se denunciaron el año pasado 208 intrusiones de grafiteros en las instalaciones de Renfe.
A los costes de la propia limpieza se suman los gastos indirectos, como la inversión en seguridad, tanto de personal como otros sistemas de videovigilancia, así como la futura implementación de drones.
Las consecuencias de los trenes vandalizados con pintadas las sufren directamente los usuarios con retrasos y servicios suprimidos por carencia de visibilidad o grafitis en los elementos de seguridad que impiden la circulación, frenazos de emergencia para pintar en medio de un trayecto o el olor de este producto químico que resulta muy molesto a los viajeros, entre otros.