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Navarra

El verano en las terrazas municipales de Pamplona

El Caballo Blanco, el Bosquecillo, la Taberna Vienés y la Media Luna ofertan una variada programación cultural e incluso se pueden reservar para eventos privados
Una mujer, sentada en una terraza de Pamplona.
Una mujer, sentada en una terraza de Pamplona.

¿Qué tienen en común la Taconera, el Caballo Blanco y el Bosquecillo? En estos enclaves, parajes únicos de la ciudad, se sitúan las terrazas municipales, lugares idóneos para desconectar y disfrutar de un vermouth o una agradable tarde-noche de verano. Para que la velada sea lo más especial posible, los tres establecimientos ofertan una variada programación cultural, comida de picoteo e incluso se pueden reservar para celebrar eventos privados. El verano en las terrazas del Ayuntamiento.

EL CABALLO BLANCO

Los jueves, conciertos

“Cuando nos enteramos de que el Caballo Blanco salía a concurso, se nos metió entre ceja y ceja porque es uno de los sitios más bonitos de Iruña. Nos parecía, con todo el respeto, la terraza de Pamplona. Así que pujamos por ella y ahí llevamos ya un montón de años”, explica Alfredo Domeño, encargado del Mesón del Caballo Blanco desde 2001 y uno de los cinco socios del Mesón de la Nabarreria.

Alfredo, que lleva la música en la sangre, empezó a organizar un ciclo de conciertos en verano que 20 años después se han convertido en una cita estival imprescindible. “Siempre pensamos que el Caballo Blanco era el sitio idóneo para ofrecer música en directo en un marco incomparable. Desde el minuto uno de la concesión decidimos organizar música en directo”, recuerda.

Como en la mayoría de aventuras, los inicios no fueron fáciles. “Al principio, teníamos que pedir a los grupos que, por favor, tocasen aquí. Era un conciertito en el que justo había la gente que estaba sentada en la terraza y los músicos tocaban con un equipo pequeñito. Empezamos sobre todo con jazz, queríamos generar un ambiente muy tranquilo”, rememora.

En la actualidad, señala, los conciertos han llegado a reunir a 1.800 personas. “La gente que está sentada en la terraza solo es el 10% del público. Hemos tenido que ampliar el local y poner barras exteriores. No tiene nada que ver con los inicios”, asegura. El estilo de los bolos, ahonda, también ha cambiado: “Nos dimos cuenta de que no tenía que estar enfocado a un tipo de música. Organizamos un ciclo muy heterodoxo en el que hay pop, rock, flamenco, punk...”.

A lo largo de estas dos décadas de historia, han pasado grupos como Los Cigarros y Marea y cantantes como Ariel Rot -Tequila y Los Rodríguez-, Tonino Carotone, El Drogas o Mikel Izal. “Cuando estaba empezando, vino cobrando 300 euros y unas cervecitas. Ahora llena el WiZink Center, estamos cómo para traerlo”, bromea.

Por el ciclo de este año ya han pasado King Sapo o Motxila 21 y faltan por actuar Jimmy Barnatán con El Drogas, Alejo o su grupo El Domeño. “Tengo cuatro discos, he montado un montón de bandas y ahora mi grupo es mi apellido”, comenta. Durante los conciertos, para saciar los estómagos, preparan comida de picoteo como tostadas, hamburguesas, ensaladas, rabas o bravas.

En julio del año pasado, el Ayuntamiento le volvió a adjudicar la concesión de explotación hasta el 31 de diciembre a cambio de un canon de 35.000 euros anuales.

TABERNA VIENÉS

Música y eventos privados

El 4 de julio, José Mari López y Maite Azanza cumplieron siete años al frente de la Taberna Vienés, en el parque de la Taconera. “Era la primera vez que nos presentábamos a un concurso público y no esperábamos ganar, nos llevamos una gran sorpresa”, comenta José Mari. En este establecimiento familiar también trabajan su hija Sara, su hermano Borja y su amigo Braulio.

El Vienés dispone de una terraza con 35 mesas que en verano ofrece comida de picoteo: pizzas artesanas, bocadillos horneados, pintxos variados, tartas caseras, cafés, cervezas o combinados. “Al no disponer de licencia de cocina, preparamos muchas cosas al horno”, explica José Mari, que el año pasado recibió un Solete de la Guía Repsol.

Terrazas en Taberna Vienés.

Terrazas en Taberna Vienés. Iñaki Porto

La parte trasera de la terraza, que da a la Taconera, y el interior del local, se pueden reservar para eventos privados como cumpleaños o prebodas. “Se prepara la comida, se ponen las mesas y la música y tienes una parte de la Taconera, que es una pasada, para ti solo. La gente está muy a gusto, vas ahí con tus amigos y quedas como Dios”, bromea. En los últimos meses, subraya, han triunfado con la organización de estos eventos. “La verdad que están teniendo mucho éxito. Antes de San Fermín, nos llamaron un grupo y nos dijeron que iban a ser 80”.

Además, celebran conciertos de grupos locales -Atxajaunak y de gap, Olaia o Nilo- desde este fin de semana hasta mediados de septiembre. A diferencia de otros años, las actuaciones serán los sábados y domingos a la hora del vermouth. “Antes, comenzaban a las ocho y no nos venía muy bien porque ya teníamos la terraza llena y la gente que venía a escuchar la música no encontraba sitio. Los mediodías son más tranquilos”, apunta. La familia tiene licencia hasta 2025 y avanzan que se volverán a presentar: “Por supuesto que queremos seguir. Ojalá nos la vuelvan a dar”.

EL BOSQUECILLO

Actividades culturales

El 10 de junio el kiosco del Bosquecillo volvió a levantar la persiana. “Es un sitio por el que paseo muchísimo. En los últimos años, ha estado cerrado, deteriorado y con pintadas en la fachada. Verlo así era una pena. Cuando vimos que salía el concurso, no lo dudamos”, confiesa Javier Arriazu, propietario, junto a Leire Zabala y Jorge García, del establecimiento hasta el 31 de diciembre de 2036. El Ayuntamiento de Pamplona recibirá un canon anual de 22.000 euros.

La parrilla es el buque insignia del renovado El Bosquecillo y preparan sardinas, ventresca de atún, lubina, chuleta, secreto de potro o lechal de Goñi. En los fogones trabajan los cocineros Lucas Martini y Víctor Unzu, que se han forjado en el Basque Culinary Center. Para el verano, han diseñado una carta especial con elementos frescos como un tartar de remolacha, unas zanahorias caramelizadas con yogur y feta o un pulpo a baja temperatura con papa de Maskarada.

Como el resto de establecimientos municipales, realizará una programación musical de grupos locales y otras actividades culturales como recitales de poesía, monólogos o microteatro. “Antes de San Fermín, diferentes artistas se acercaron por el kiosco y nos dijeron que querían tocar. Aún estamos volviendo a arrancar después de las fiestas, pero nos gustaría empezar cuanto antes, queremos dar voz a los artistas de esta ciudad”, asegura Jorge. Los conciertos, adelanta, serán los miércoles, jueves y viernes a la tarde y serán “música tranquila, tipo jazz, para crear un ambiente tranquilo”.

2022-08-07T10:00:04+02:00
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