Una vez más, la cuadratura del círculo. Las posiciones irreconciliables de algunos de los socios del Gobierno español en materia fiscal están llevando al borde del abismo uno de los proyectos de ley que se deben aprobar antes de que acabe el año. El Ejecutivo de Pedro Sánchez tiene que aprobar un proyecto para aplicar en el Estado español la normativa europea del impuesto mínimo exigible a las multinacionales. Pero el PSOE y Sumar trataron de utilizar esta iniciativa como una pista de aterrizaje para algo más, para convertir en permanentes los gravámenes a las empresas energéticas y a la banca vía enmienda. Y ahora se ha desatado un choque impredecible. La negativa de Junts a prorrogar uno de los dos, la tasa energética, provocó que el PSOE renunciara a presentar una enmienda en ese sentido, pero el resto de la izquierda no lo asume. Sumar, EH Bildu, ERC y Podemos exigen que se mantengan ambos impuestos, a banca y energéticas. De todos ellos, Podemos ha sido el único que ha avisado con claridad de que está dispuesto a tumbar todo el paquete, a “rechazarlo”, si no se incluye un gravamen permanente a Iberdrola y Repsol.
¿Qué supone esta posibilidad? El voto en contra de Podemos, si es que el PP no permite la aprobación de este paquete, tumbaría también lo acordado por el PNV: la concertación del impuesto a las multinacionales y también a la banca para que las haciendas forales de la comunidad autónoma vasca y Nafarroa puedan recaudarlo y tener capacidad normativa para regular su alcance. EH Bildu, que es uno de los grupos que exigen el impuesto energético, también pide la concertación con las haciendas forales, pero no hay forma de salvar el asunto por ese flanco debido al rechazo de Junts a ese gravamen.
Volviendo a las multinacionales, el impuesto mínimo en las haciendas forales ya es del 15%, lo mismo que fija la normativa europea, pero este asunto es determinante para el PNV por dos razones. Por un lado, la clave está en las empresas que trasladan sus sedes. Aitor Esteban explicó el jueves que, si una empresa (que también puede ser energética) abre una sede en Trinidad y Tobago y allí solo paga un 5% de impuestos, tendrá que abonar el otro 10% a las haciendas forales. Y se lo pagará a ellas, no al Estado. Ese dinero se quedaría en la CAV y en Nafarroa. Por otro lado, las haciendas forales podrán regular el alcance del impuesto ahora y en el futuro, y este debate está en permanente evolución.
Esta concertación, como mínimo, se retrasaría en el tiempo si cayera el paquete fiscal, y obligaría a buscar una percha distinta para su aprobación. La posición del PNV en el Congreso, cuyos cinco escaños son imprescindibles para Sánchez, podría servir para agilizar esa solución alternativa si hiciera falta. Pero, sí o sí, la caída del paquete fiscal plantearía un dilema a la izquierda, porque votar en contra del proyecto supondría tumbar la prórroga del impuesto a la banca que se prevé para tres años.
El debate vuelve a situarse en parámetros de todo o nada, y la situación recuerda a la que ya se vivió con el decreto de los subsidios que incluía la prevalencia de los convenios autonómicos y que fue tumbado también por Podemos en un primer momento. Se tardó cuatro meses en retomarlo y aprobarlo. Se da la circunstancia de que Podemos también está tensando la cuerda en la negociación sobre los Presupuestos para el año que viene. Ha sometido a consulta y conseguido el aval de sus inscritos para condicionar su apoyo a la ruptura de las relaciones diplomáticas con Israel y la reducción de los precios del alquiler un 40%. Sus condiciones se consideran poco proporcionadas desde las bancadas de otros socios de Sánchez.
La incógnita del PP
Algunas miradas se dirigen ya al PP, que podría dejar correr este proyecto de ley, y darle cauce al ser una transposición de una directiva europea. El problema radica en que este debate ha derivado en otras cuestiones distintas. Eso sí, no habrá impuesto a las energéticas y el de la banca llega muy suavizado. No obstante, el PP no ha salido a la palestra en ningún momento para ofrecer sus votos al Gobierno español.
El impuesto a la banca estará vigente solo hasta 2028, se permite la deducción del 25% de la cuota de Sociedades y habrá otra deducción extraordinaria si la rentabilidad cae de manera sostenida, y será un impuesto progresivo con una horquilla del 1% al 6%. En el caso del impuesto a las multinacionales europeo, es una tasa complementaria para los casos en que no se alcance el mínimo del 15%. Se aplicará a las empresas que hayan tenido un volumen de negocio superior a 750 millones en dos de los cuatro ejercicios inmediatamente anteriores.
Podemos lo rechaza por "eliminar el tributo a las energéticas"
¿Cuáles son las posiciones? El diputado de Podemos Javier Sánchez Serna fue interrogado al respecto este sábado en RTVE. Cuando le preguntaron si Podemos no va a apoyar el paquete fiscal, confirmó: “Vamos a rechazar la reforma de Sociedades si en ella se mete la eliminación del tributo a las energéticas”. En realidad, no es que este proyecto elimine la tasa energética, sino que el PSOE renuncia a presentar una enmienda para prorrogarla y, por tanto, decaerá el 31 de diciembre. Sumar, EH Bildu, ERC y Podemos defenderán varias enmiendas para tratar de que se mantenga, pero sus propuestas van a decaer por el veto de Junts. El grupo de Míriam Nogueras sí ha aceptado el impuesto a la banca y el de las multinacionales, pero no acepta el que afectará a Repsol porque le preocupa que peligren las inversiones en Tarragona. Sin impuesto a las energéticas, Podemos hará caer todo el plan.
Es cierto que Podemos sí se prestaría a un impuesto a la banca suavizado como el que se plantea, pero el veto de Junts al de las energéticas lleva este debate a un callejón sin salida aparente, salvo que el PP acceda a dar vía libre al proyecto.
Sánchez Serna aclaró que Podemos estaría dispuesto a estudiar el impuesto a la banca tal y como se ha planteado, porque lo grave para su grupo es que se cuele la eliminación de la tasa energética. Pero este punto tapona cualquier posibilidad de negociar lo demás. Solo si continúa el impuesto energético, Podemos podría, “a partir de ahí, hablar de otras cuestiones”.
“Siempre hemos mantenido una cosa muy clara: los cuatro votos de Podemos en el Congreso estaban para avanzar, y no estaban para retroceder en esta legislatura. Puede que una reforma del Impuesto de Sociedades sea interesante, pero no se puede engañar a la gente. No se puede hacer a costa de eliminar la tasa que pusimos a las energéticas en la legislatura pasada”, avisó. Lanzó algún recado, como que el PSOE tiene que negociar con todas las fuerzas, “también con el PNV, que sabemos que representa mucho a Iberdrola”, pero también tiene que “negociar con Podemos y la izquierda”. No descartó que el PSOE tenga la tentación de sacar adelante este paquete recurriendo al PP, viendo que no consigue poner de acuerdo a todos los socios de investidura.
El PNV dice que vetarlo sería una "irresponsabilidad"
La portavoz económica del PNV en el Congreso, Idoia Sagastizabal, fue entrevistada en el mismo espacio, donde negó categóricamente que la caída del impuesto a las energéticas haya sido cosa de los jeltzales y una línea roja de su grupo. Recordó que esta negociación ha implicado a muchos partidos diferentes y que es “difícil de articular” una mayoría. Y avisó de que sería “una irresponsabilidad política y económica muy grande” que los partidos no apoyaran el proyecto para transponer la normativa europea. “Cada uno tendrá que retratarse en cuanto a las enmiendas y en cuanto a las votaciones. Ellos tendrán que calibrar lo que quieren hacer. Me parecería una irresponsabilidad política y económica muy grande que tumbasen el impuesto mínimo global europeo que tiene que estar transpuesto para el 1 de enero. Para el PNV era muy importante lograr la concertación para tener capacidad normativa. De no concertarse, hubiera sido recaudado únicamente por el Estado. Hubiera ido a parar exclusivamente a las arcas del Estado”, avisó.
Sobre la banca, cree que ha sido necesario contar con ella para que fluya el crédito, y también para poner a todos los grupos de acuerdo porque “muchas veces hay que abandonar posiciones maximalistas y llegar a un intermedio”. Tampoco ella descartó que el Gobierno español acabe llamando al PP. De todos modos, preguntó a grupos como Podemos si “quieren que caiga el impuesto a la banca” en el caso de que no salga este acuerdo ni tampoco salgan adelante las enmiendas alternativas. “Tendrán que retratarse”, insistió.
EH Bildu plantea en sus enmiendas que los impuestos se concierten, pero lleva días deslizando que el PNV quiere esa concertación para edulcorar y rebajar la presión fiscal a las grandes empresas desde una normativa propia en suelo vasco. Sin embargo, la caída del impuesto la han provocado las dudas de Junts. Algunos ámbitos socialistas han puntualizado estos días que no estaba todo perdido y que, durante la tramitación, quizás podrían convencer a Junts. Sin embargo, su oposición es frontal.