Vida y estilo

El vídeo viral de los nombres que no puedes poner a tus hijos e hijas en Murcia

Una 'tiktoker' murciana arrasa con un simpático post en el que se ríe de su peculiar forma de hablar
La 'tiktoker' Celia Sánchez, en su vídeo.

Los murcianos y murcianas tienen un peculiar y característico acento, como pasa en otras regiones, y una forma de hablar que los lleva a comerse determinadas letras en las palabras. Consciente de ello, la tiktoker Celia Sánchez, que tiene en esa red social una cuenta llamada Pasionxcomer, ha subido un vídeo en el que explica los “nombres que no les puedes poner a tus hijos o hijas si eres de Murcia”, un vídeo que se ha hecho viral y acumula más de tres millones y medio de visualizaciones.

“Porque sí, en Murcia tenemos cosas buenísimas, tenemos la marinera (una tapa de colín, ensaladilla y anchoa), la Estrella Levante (una cerveza), tenemos a Bárbara Rey…, pero lo que también tenemos es que a veces hablamos un poquico vasto y hay ciertos nombres que no se quedan bien. Vamos, os voy a salvar la vida ahora mismo”, explica Celia con bien de acento murciano. A partir de ahí empieza a enumerar los nombres que deben evitarse.

“El primero: Rú (Ruth). Es que Rú no. Ehteh (Esther) tampoco se puede decir. Héhtoh (Héctor). ¿Tú me explicas lo qué es Héhtoh? ¿Tú crees que alguien te va a entender? ¿Héhtoh o aquello? Luh (Luz). Es un nombre precioso, a mí me encantaría ponerle Luh a una hija, pero es que aquí en Murcia parece que te falta el aire: ¡Luh!. Por no hablar de todos los nombres terminados en eh (el), eso y nada es lo mismo. Raqueh, Migueh, Ismaeh, Israeh…, es que nos falta la vida. A ver, que son nombres preciosos eh, y viva Murcia y viva todos los murcianos, pero esos nombres yo me los dejaba”, explica con gracia.

Numerosos seguidores le han recordado que se había dejado nombres imprescindibles y la murciana ha subido un segundo vídeo. “Nuestra especial y particular y espectacular manera de hablar hace que ciertas cosillas nos las dejemos por el camino. Por cierto, me he dado cuenta de que sería más fácil decir los que sí que los que no”, anuncia bromeando.

A partir de ahí pone ejemplos prácticos como Óhcah (Óscar) y Cahloh (Carlos). “Cómo no se me pudo ocurrir Óhcah, si es que hacemos un parón en medio y todo para ver si cogemos aire. Cahloh, más de lo mismo. Imagínate que tienes dos zagales. Escucha, tienes que ir a recoger al Cahloh y al Óhcah”.

Y ya termina con otros casos como Marisoh (Marisol), “que ya lo dices y estás incitando un poco al mal rollo”; Abeh (Abel), “yo me imagino llamando así a mi hijo y mi hijo rallado y yo rallada y paranoia”; Isaah (Isaac), “qué lastima porque es un nombre precioso, pero si yo llamo así a mi hijo no va a venir”; y Blah (Blas), que se lo imagina “siempre en medio de un enfado. Ven p’acá, Blah, que como te pille, Blah”.

Pero Celia no quiere que todo ello parezca una crítica a su forma de hablar. “Que quede claro que los murcianos sabemos hablar muy bien, lo que pasa es que tenemos gracia que nos sale por los poros”.

08/05/2023