NACIERON entre las culturas pin-up y rock&roll; allá entre las décadas de los 70 y 80, y tuvieron un punto misterioso que las hizo legendarias. Les hablo de las fiestas de garaje, hoy toda una rareza por mucho que Bilbao acabe de celebrar una de ellas en el viejo Edificio Ellacuria que, situado en la esquina de José María Escuza con Alameda Urquijo y vistas a Sabino Arana, se engloba dentro de la arquitectura industrial del movimiento moderno, según proyecto de José María Sainz Aguirre. Fue construido entre 1942 y 1943 en hormigón armado. Inicialmente proyectado para una fábrica de calzado, nunca llegó a acoger esta actividad. Posteriormente se construyeron algunas viviendas en él y albergó también garajes y hasta una gasolinera. Hasta hace bien poco languidecía.
Ahora es bien sabido que el histórico Garage San Mamés, como tantas veces lo ha llamado la calle, se prepara para una nueva vida con la creación de 84 nuevas viviendas en tres edificios residenciales y un edificio de 47 apartamentos turísticos que darán al portal nº 21 de Sabino Arana. Catalogado como edificio monumento, su rehabilitación integral deberá mantener la estética. He ahí uno de los desafíos de los dos arquitectos encargados del proyecto: Iskander Atutxa y José Ramón Foraster.
Ambos acudieron a la fiesta de despedida del viejo garaje, organizada por Macarena Bergareche, y que evocó a ese tipo de celebraciones de las que les hablaba al comienzo de la crónica. Saludaron a Eladio Sánchez y a Asís Garteizgogeaskoa, dos nombres de peso en esta aventura. Con la media luz del caer del día el garaje ofrecía un aspecto fantasmagórico pero con la claridad de las luces bien podía verse que gasta el aire de un viejo edificio industrial, hijo de otros tiempos en los que el propio Bilbao respiraba industria por los cuatro costados. Ya no se estila y los gestores de este nuevo proyecto han decidido eliminar los depósitos de hidrocarburos que alimentaban a la gasolinera.
A la fiesta no faltaron amistades de los promotores, gente cercana a la propiedad, viejos usuarios y gente interesada en vivir de cerca una fiesta en la que las viandas corrieron a cargo del catering del Iruña y una banda –de garaje, cabe suponer...– que tocó en directo. Amaia y Gaizka Aseginolaza, acompañados por Iratxe Asenjo, vivieron de cerca la reunión. A la misma tampoco faltaron Iñigo Calvo, María Onzain, Mari Luz Pascual, Fernando Alonso; las hermanas Begoña, María Jesús y Mercedes Elllacuria, que departieron con Iñigo Ellacuria, Alejandro Ellacuria y Asun Bondoa. Cosas de familia.
En una esquina hablaban Javier Agirre y Carlos Arriola (si esos no son sus nombres pido disculpas, porque parecían darlos entre bromas y chanzas...) y de lado a lado se movía Itziar Blanco, vigilando que el asunto no se desmadrase. No parecía gente que llegase a ese extremo. Entre los asistentes tampoco faltaron Begoña Angisola; el decano del Colegio de la Abogacía de Bizkaia, Carlos Fuentenebro, Ane Ardanza, Esther Otero, Susana Sagredo, Mercedes Esteban, Nerea Gómez y Ana Arias entre otra mucha gente que disfrutó de esa atmósfera tan singular. Se habló sobre cómo el grupo promotor (SEU 2021) ha solicitado ya la licencia de derribo sobre la base del proyecto elaborado por el arquitecto Iskander Atutxa, para comenzar con los trabajos. Y de cómo, de forma paralela, se solicitará la licencia municipal para la limpieza y retirada de los depósitos de hidrocarburos y saneamiento de la parcela de Alameda Urquijo 77. Todo ello bajo de la supervisión de Ondoan. Detalles.