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El vuelo de Landa

El escalador de Murgia, excelso en la trama de los Pirineos, se sitúa quinto a falta de una semana
Mikel Landa, a su llegada a meta en Plateau de Beille.
Mikel Landa, a su llegada a meta en Plateau de Beille. / GUILLAUME HORCAJUELO

A Mikel Landa (Murgia, 1989) nunca le abandonaron las alas. Son suyas. Nació con ellas. Es un ser de las montañas. De Murgia, a las faldas del Gorbea, la montaña icónica. Landa también genera atracción por su modo de ver la vida, con esa media sonrisa que no se sabe si es de ida o de vuelta. Se toma Landa el ciclismo como una manera de expresar su talento, sobre todo en la montaña, donde se siente alegre, a refugio, feliz. Libre. Landa, que dejó de ser gregario después del Giro de 2015 y de su andadura por el Sky, regresa a la felicidad en un Tour en el que se alejó de los focos, del liderazgo de una escuadra.

Se subió a la aventura del Soudal para enseñar a Remco Evenepoel, debutante, los entresijos del Tour. Esa es su función. Desde esa poción de consejero y de hombre de confianza, Landa, relajado, sin la necesidad de reivindicarse, más sabio, disfruta del Tour. En los Pirineos, en la montaña, Landa se ha subrayado en dos actos. Sobre todo, en la jornada más dura. Finalizó cuarto en meta, justo detrás de su jefe de filas, Vingegaard y Pogacar. A la estela del podio del Tour fijado en las dos semanas de carrera. Con el maillot abierto como un tejado a dos aguas, Landa dio un respingo en la general y es quinto, si bien no enfoca su deseo en el balance general. “Estaremos atentos por si hay una etapa para ganar, quedan oportunidades y hay que seguir. Estoy lejos en la general y seguiré buscando el objetivo”. Landa quiere volver a ganar una etapa. Demasiado tiempo sin vencer. De hacerlo en el Tour, cerraría el círculo virtuoso de las grandes. El alavés logró laureles en el Giro y en la Vuelta. Le falta celebrar una triunfo en la carrera francesa, que ayer resaltó la dureza de una etapa en la que los ciclistas alcanzaron la meta de uno en uno. Todos desnudos. Al descubierto. “Ha sido un buen día para Remco, ya que ha estado cerca de Vingegaard y se mantuvo en el podio. Ha sido un final agónico, pero pensando en el futuro ha sido buen día”, dijo Landa en la meta de Plateau de Beille.

Mejor que nadie

Después de reflexionar sobre la respuesta del belga en las azoteas de la Grande Boucle, Landa alzó la vista y radiografió el Tour, que hoy llega a su segunda jornada de descanso tras otra exhibición de Pogacar, asentado en el liderato con una magnífica renta respecto a Vingegaard, que trató de voltear al esloveno pero no pudo. “No sé si Pogacar ha sentenciado el Tour. El año pasado Vingegaard le sacó a Pogacar 7 minutos en dos días. Queda Tour y hoy (por ayer) ha sido el primer día de montaña pura. Eso sí, Pogacar está mejor que nadie”, concedió el de Murgia, fenomenal su respuesta en el Tour. El vuelo de Mikel Landa.

2024-07-16T07:30:03+02:00
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