El Director General de Cultura-Institución Príncipe de Viana del Gobierno de Navarra, Ignacio Apezteguía, ha visitado el yacimiento de Irulegui junto al alcalde del Valle de Aranguren, Manuel Romero, con motivo de la próxima incoación del expediente para la declaración de esta zona arqueológica como Bien de Interés Cultural (BIC).
Según han señalado desde la Dirección General de Cultura - Institución Príncipe de Viana, "a la vista del valor patrimonial del yacimiento y ante la necesidad de protegerlo y ponerlo en valor", se va a proceder durante este verano al inicio de los trámites para la declaración BIC.
En este momento se está examinando el informe técnico que acompaña la solicitud que ha presentado el Ayuntamiento de Aranguren para la declaración de Bien de Interés Cultural como zona arqueológica. La resolución de incoación del expediente se publicará próximamente en el BON para su publicidad y se abrirá un plazo de 30 días para presentar alegaciones.
EL YACIMIENTO DE IRULEGUI
Aunque el yacimiento de Irulegi ya era conocido como castillo, no fue hasta 2005 cuando se planteó la existencia de un asentamiento previo "de gran extensión".
Los trabajos que lleva a cabo el Ayuntamiento del Valle de Aranguren desde 2010, bajo la dirección de Mattin Aiestaran (Sociedad de Ciencias Aranzadi), se han dirigido a concretar la secuencia de ocupación, la extensión del hábitat, la relación con su entorno, el tipo de estructuras que pudo albergar y la secuencia de ocupación-destrucción del yacimiento.
Para ello se han combinado distintos tipos de intervenciones (excavación en área, prospecciones geofísicas multisistema, sondeos geoarqueológicos, etc.) y estudios (sedimentología, radiocarbono, zoología, etc.).
Como consecuencia, se ha reconocido un "importante poblado fortificado" en altura (castro) con una superficie de aproximadamente 10 hectáreas, al que se superpone el castillo.
El yacimiento se fecha en la Primera y Segunda Edad del Hierro (primer milenio a.C.) y ofrece datos "relevantes" para entender los modos de vida de las comunidades vasconas en la Cuenca de Pamplona y en especial en su última fase, coincidente con la llegada de Roma a la zona (siglos II-I a.C.).
El "proceso de abandono" que sufrió y el hecho de "no existir construcciones modernas superpuestas" han permitido una "óptima" conservación de la estructura urbana del poblado de la Edad del Hierro y de su secuencia de ocupación.
"Van quedando a la vista las estructuras de su última fase, compuestas en lo principal por una calle porticada y dos viviendas", han epxlicado responsables de los trabajos arqueológicos.