Cuatro partidos llevaba el Zubileta Evolution Zuazo sin conocer la victoria. Claudicando. Pero, al quinto, el conjunto rojinegro volvió a ganar (33-30). Fue ante un rival complicado, como es el siempre pegajoso Mecalia Atlético Guardés. Pero los triunfos que se sudan se disfrutan más y ayer jueves las barakaldarras se tuvieron que emplear a fondo para lograr dos importantes puntos que son un gran espaldarazo deportivo y, sobre todo, moral. El encuentro comenzó igualado, con ambos equipos tanteándose con cautela, intentando cada uno imponer su estilo; pero con el miedo a perder impregnando la atmósfera de Lasesarre. Fue el Guardés quien tomó la delantera en el marcador gracias a su tino de cara a la portería rojinegra, pero el Zuazo tampoco se dejó ir. La máxima distancia era de dos goles, así que las dirigidas por Joseba Rodríguez mantuvieron la cabeza en el partido y los pies sobre el parqué. Reaccionaron a lo grande y lograron darle la vuelta al luminoso para marcharse al descanso un tanto arriba (16-15). Aunque bien pudieron ser un par más.
La segunda mitad empezó con los dos equipos atascados. La intensidad era inmensa y el desgaste defensivo, descomunal. Así que aunque los goles no cayeran, el espectáculo no decayó. El Guardés volvió a empatar la contienda y entonces el Zuazo metió quinta. Imperó su ritmo, altísimo, aumentó la movilidad en ataque y la ventaja fue de nuevo suya. Con todo, la victoria podía caer de cualquier lado. Rodríguez pidió desde la banda concentración y sus jugadoras le respondieron con una distancia de cuatro tantos. Pero aún quedaban tres parciales, todo un mundo en el balonmano. Por lo que las rojinegras cerraron filas en torno a su portería, levantaron un muro alrededor de su área y dejaron que el tiempo pasara. Cada defensa ganada se celebró como un gol y con el cerrojo echado el Zuazo comenzó a disfrutar. Y así, con una sonrisa, las rojinegras rompieron una racha de cuatro derrotas y, por fin, volvieron a ganar.