La música juega un papel fundamental en las campañas electorales. Cada vez son mas los representantes políticos que estudian a la perfección cuáles son las canciones que deben sonar en sus mítines.
Pese a ello, hay artistas que se muestran reacios a que determinados políticos utilicen sus canciones, y más cuando se trata de partidos reaccionarios que difunden mensajes de odio.
Es el caso de Donald Trump, que acumula los vetos de numerosos artistas en sus camapañas electorales.
Uno de los últimos casos ha sido el de la banda de rock The White Stripes, ya que sus integrantes Jack White y Meg White demandaron este lunes al candidato republicano por una "apropiación indebida flagrante" del tema Seven Nation Army, una de las canciones más populares del grupo estadounidense.
"Ni se os ocurra pensar en usar mi música, fascistas. Mis abogados van a presentar una demanda por esto -que se sumará a las 5.000 que ya tenéis-", señaló el grupo en Instagram, adjuntando la primera página de la demanda.
En la demanda, los artistas reclaman "daños monetarios significativos" alegando que los responsables de la campaña de Trump no han pedido permiso en ningún momento para usar la canción.
Lista de grupos que se oponen
El grupo se suma así a ABBA, The Rolling Stones, Céline Dion, Beyoncé, Foo Fighters, Bruce Springsteen, Rihanna, Phil Collins, Adele, Guns N’ Roses o Neil Young a la lista de formaciones musicales que han prohibido a Trump usar su música.
Asimismo, los herederos de Prince negaron el uso de sus canciones cuando Trump era presidente, y en la campaña electoral de 2020 Linkin Park se opuso a que utilizaran sus canciones.
Mientras tanto, la carrera por la presidencia continúa y la vicepresidenta y candidata demócrata, Kamala Harris, se apoya en Beyoncé y su tema 'Freedom' sin ningún tipo de veto por parte de la cantante.
Debate electoral
Los principales aspirantes a la Casa Blanca para las elecciones del 5 de noviembre, el republicano Donald Trump y la demócrata Kamala Harris, se verán este martes las caras en televisión en el primero y por ahora único debate pactado entre sus respectivas campañas, al que ambos llegan con el objetivo de decantar a su favor una balanza de intención de voto que se mantiene en empate técnico.
La campaña electoral ha dado un vuelco desde finales de junio, cuando Trump se sentó ante el presidente Joe Biden para librar un cara a cara que supuso el principio del fin de la candidatura del actual inquilino de la Casa Blanca.
Los titubeos de Biden reavivaron el debate sobre su edad, rematado con una serie de lapsus públicos posteriores.
Biden se vio forzado a ceder el testigo a la número dos de la Administración y de la candidatura demócrata, que comenzó con un fuerte impulso de popularidad y ahora pugna por romper el empate con Trump.
Según una reciente encuesta publicada por 'The New York Times', el magnate republicano lograría el 48% de los votos, un punto más que Harris.