El cierre de urnas, a eso de las ocho de la tarde, será el verdadero pistoletazo de salida para la carrera electoral. Al menos así fue en los últimos comicios, los de 2019, cuando alguna que otra formación se entregó al pacto por el pacto: a sumar papeletas para tener más que ninguna otra, más incluso que la lista más votada. Una opción legítima, como siempre han reconocido en las filas del PNV, relegados a la oposición por esos ajustes de cuentas comandados por Bildu en plazas tan notables como Galdakao y Durango.
Y con un escenario más que previsible de falta de mayorías y de fragmentación, los acuerdos volverán a ser necesarios. De hecho, son una forma de política necesaria. Otra cosa es cuál sea su finalidad; es decir, cómo y para qué se destinen los votos –y el sentir popular expresado en las urnas– durante la legislatura que arrancará el 17 de junio con la constitución de los ayuntamientos. Hace cuatro años, el socialista Alfonso Gil lo resumió alto y claro cuando vino a decir que si los jeltzales le llamaban solo para sumar votos, que no contaran con ellos, que preferían irse a la oposición.
Juan Mari Aburto –reelegido alcalde de Bilbao en aquella ocasión– sumó los votos del PSE, que llegó al equipo de gobierno y sumó sus ideas e incluso sus críticas, como se ha visto en el sprint final de la pasada legislatura con la peatonalización de un tramo de Gran Vía… Esta misma semana vino a decir algo parecido Itxaso Atutxa, presidenta del Bizkai Buru Batzar (BBB) del PNV durante un acto de campaña. Que sí, que los pactos entre distintas siglas entran dentro del juego democrático, pero que su misión debe ser hacer avanzar a tal o cual localidad gracias a compromisos y sensibilidades distintas y no hacerlo con la única intención de que otros asuman la Alcaldía.
Dos corrientes, modelos...
Con la vista en el futuro
Oposición constructiva
Lo decía en Galdakao, plaza codiciada por las dos grandes corrientes políticas vascas. Allí, los jeltzales pasaron a la oposición en 2019 a pesar de haber sido la lista más votada. Un acuerdo in extremis entre plataformas ciudadanas a las que se sumó Podemos, dio la makila a Bildu. Cuatro años después, la contienda política vuelve hoy a las urnas con el horizonte más desahogado: la Diputación avala la desanexión de Usansolo y la Línea 5 del metro ya tiene fechas y compromisos. Se mantienen, eso sí, algunos nubarrones sobre la localidad: servicio de lanzadera, la reforma de la biblioteca y la del polideportivo de Urreta, el parque…
El pronóstico para esta localidad, donde están convocadas 23.842 personas para elegir a 21 concejales, es incierto y se antoja apretado. Hace cuatro años, las papeletas se transformaron en seis ediles para PNV y otros seis para Bildu, un empate que fue resuelto con el concurso de las plataformas vecinales que se presentaban a aquellos comicios a tres urnas –además de municipales y forales, fueron las europeas– y que hoy no atraviesan por sus mejores momentos. Al menos en el caso de Auzoak, que obtuvo 4 concejales en 2019. Unas turbulencias internas que parecen haberse extendido a otros lugares de la geografía vizcaina donde el arte del pacto aupó a la coalición independentista, como fue el caso de Durango.
Aritmética básica
Sumar y restar
¿‘Sorpasso’?
Hubo quienes hablaron de sorpasso para explicar aquella maniobra. Era una palabra de moda y que hoy apenas se emplea ya. El PNV ganó en ediles –en el caso de Galdakao los jeltzales obtuvieron más votos, pero el mismo número de concejales– pero las aritméticas postelectorales básicas de sumar y restar hicieron de las suyas. Las cuatro actas de Herriaren Eskubidea-Podemos –que ya se han separado para estas elecciones– entregaron la makila otra vez a Bildu.
Y también en este municipio, donde hoy están citadas con la democracia 22.627 personas para elegir a una corporación de 21 ediles el porvenir está un poco más despejado. Y no precisamente porque Andy y Lucas hayan dicho que no darán conciertos en este municipio, sino porque el Gobierno vasco ha confirmado su intención de levantar un centro asistencial con atención primaria, atención especializada hospitalaria y atención sociosanitaria en el centro de la localidad, tal y como se venía reclamando desde la Mancomunidad de Durangaldea (PNV) y la mayoría de los ayuntamientos integrados en esta entidad supramunicipal.
Muy cerquita, en Abadiño, los resultados de esta noche electoral serán analizados a fondo. Aquí, en 2019, ocurrió al revés. Fueron los jeltzales quienes llegaron a un acuerdo con la candidatura independiente (AI) para asumir la Alcaldía. Estas siglas ya no existen. La plataforma fue disuelta hace tres meses y su cabeza visible se pasó a las filas socialistas. Eso sí, ya ha aparecido una lista alternativa: AIB (Abadiñoko Independiente Berriak) liderada, además, por quien fuera alcalde de este municipio entre 2007 y 2019. Un rostro popular y una gestión conocida para la población local. Un panorama complejo pues, que decidirán las 5.957 personas con derecho a voto en este municipio. En juego, 13 concejales. La incógnita, saber quién se hará con la victoria, quien con la Alcaldía y quién será la bisagra.
Plataformas vecinales
Sopela, Zalla, Balmaseda...
Rompecabezas
Pero no es el único municipio de tamaño medio en Bizkaia donde habrá intriga hoy y durante los días que siguen hasta la constitución definitiva de los ayuntamientos. Un claro ejemplo será Sopela, donde el desafecto por la política se ha traducido en el afloramiento de varias plataformas independientes. Una de ellas, Bizkaia Bai, no duda incluso en extenderse a otros municipios como Plentzia o Galdakao; aunque no para estos comicios. En los últimos, los de 2019, el PNV apalabró con el PSE y con Denok Batera el relevo en la Alcaldía. Sin embargo, para estas elecciones el catálogo de opciones es casi infinito. Puede haber arreglos puntuales y gobiernos en minoría o compromisos más amplios. Un auténtico rompecabezas que, a buen seguro, no será resuelto en una sola noche.
Aunque para incógnitas e interrogantes las que se plantean en varias localidades de Enkarterri, la comarca más occidental de Bizkaia. Casi con los dedos de las dos manos pudieron contar y recontar en 2019 las papeletas que dieron la victoria a los jeltzales en Zalla, en dura pugna con otra plataforma vecinal. Fueron 19 votos. Pero es que a pocos kilómetros, en Balmaseda, ocurrió todo lo contrario: la Candidatura Local Independiente (CLI) se imponía al PNV por 79 y pactaba con Bildu. Lo que hoy ocurra en uno y otro municipio es todo un misterio. A priori no hay un claro favorito así que la movilización electoral será clave para inclinar las balanzas hacia uno u otro lado.
Otro de los puntos calientes de esta noche estará en Gernika-Lumo y tiene nombre y apellidos: José Mari Gorroño Etxebarrieta. Aspira a su quinto mandato. Esta vez lo hará en solitario, sin el respaldo de las distintas siglas políticas que le han valido para ocupar la Alcaldía desde 2007. PNV, EA, Bildu… Con todos los colores. Ahora, sin ninguno, después de su salida de la órbita jeltzale. Solo su marca. Guztiontzat Herria se llama, por cierto. En el aire queda responder qué porcentaje de votos será gorroñista y cuál peneuvista.
Y cómo repercutirá todo esto en el futuro próximo de la localidad foral ya que las lógicas electorales coinciden en que Bildu sería la gran beneficiada de este divorcio. Guztiontzat Herria podría sumar sus papeletas con quienes han sido oposición en estos últimos ocho años o alcanzar algún tipo de acuerdo con los jeltzales; pero para todo eso habrá que esperar a conocer el resultado y saber qué formación recibe más apoyos.
Ezkerraldea y Bilbao
PNV, PSE y ahora Bildu
Y mayorías absolutas
Pero también habrá batalla política en los grandes núcleos del Territorio, en localidades como Barakaldo, Sestao, Portugalete y Santurtzi –que en números redondos representan el 25% de la población de toda Bizkaia– donde a la pugna tradicional entre socialistas y jeltzales se ha querido unir este año la coalición independentista apelando a la conciencia de clase. De esas cuatro grandes plazas, tres han estado gobernadas por el PNV y una, Portugalete, mantiene su devoción histórica por el PSOE. Ninguna formación ha arañado en la villa jarrillera.
Algo parecido, pero con otras sensibilidades, ocurre en Bilbao, donde la hegemonía jeltzale se cuenta por décadas y donde siempre se ha estilado la política de pactos. No es nada sencillo lograr una mayoría absoluta. Ni en el botxo ni en otros municipios. Iñaki Azkuna consiguió hacerlo en 2011 con 15 concejales y las encuestas soplan muy a favor del candidato a la reelección, Juan Mari Aburto (PNV). Sería su tercer mandato. En el primero logró 13 ediles y cuatro años después fueron 14.
Pero, como ocurre en el conjunto de la geografía vizcaina, será la participación ciudadana en las elecciones la única que tenga la llave para abrir o cerrar puertas. Y no hay segunda vuelta; tampoco estos comicios son la antesala a lo que puedan decidir desde La Moncloa en próximas fechas. Las urnas se abren hoy para elegir a las personas que conformarán las corporaciones de los 112 ayuntamientos –Usansolo seguirá, de momento, con una gestora–. Otra cosa es que pueda darse una segunda vuelta a los resultados. No sería la primera vez –ni será la última– que la sigla más votada se pasa cuatro añitos en la oposición.
Las quinielas electorales no se olvidan de otros pueblos en los que han soplado los vientos de cambio durante estos últimos cursos legislativos. Ahí están por ejemplo los duelos que pueda haber en Mundaka, Plentzia, Arrigorriaga, Sopuerta, Larrabetzu, Ondarroa,.. Por cierto, hoy, también se puede votar [sobre color salmón] para constituir el Parlamento de Bizkaia, las llamadas Juntas Generales, donde tienen representación las distintas sensibilidades políticas vertebran el Territorio. También aquí se pacta y se alcanzan acuerdos –o no– en busca de estabilidad y certidumbre, demandas esenciales que toda ciudadanía quiere ver resueltas para los próximos años.
Los datos
- 900.393 - Este es el número de personas que podrán votar en Bizkaia en las elecciones municipales y forales de hoy. En sus manos queda la elecciones de 1.244 concejales para los 112 municipios que conforman el Territorio Histórico, a la espera de la resolución del futuro de Usansolo. El Censo Electoral de Extranjeros Residentes (CERE) está formado por 2.805 personas procedentes de la UE y de países con los que existe un acuerdo de reciprocidad para ejercer el derecho de sufragio.
- 2.818 - Son las urnas que habrá distribuidas en los puntos habilitados por los ayuntamientos vizcainos para poder votar. En total, 340 colegios electorales y 1.409 mesas repartidas por todo Bizkaia. Las solicitudes de voto por Correo han sido 34.507, según los datos aportados por la Delegación del Gobierno español.