Las fiestas de La Blanca se encuentran ya a la vuelta de la esquina tras dos años de obligado parón por la pandemia.
Y, por ello, no es de extrañar que las ganas de sumergirse en las jornadas más grandes para Vitoria sean máximas entre sus vecinos, tanto entre los amantes de la juerga desaforada como entre los que gustan de los actos más recogidos y tradicionales.
Centenares de estos últimos han tomado este domingo las calles del corazón de la ciudad durante un multitudinario y emotivo Día de los Auroros, el primero que se celebra con normalidad desde 2019, un evento que ha servido para anunciar la llegada de las fiestas cantando a la Virgen Blanca.
La ronda ha arrancado con puntualidad -a las 9.00 horas- frente a la hornacina de la patrona en la iglesia de San Miguel, donde los asistentes han entonado por este orden el Ave María estrenado en 2019, las auroras de 2021 y 2022 y el himno de la Virgen Blanca de Luis Aranburu y Venancio del Val.
Posteriormente, la comitiva ha enfilado la calle Correría para realizar sus tradicionales paradas frente a las hornacinas de la Virgen Blanca, La Vega y Santa Ana.
“ "Hay que salir y más en un día como este que es la previa de las fiestas" Marian Villar ”
“Un poco emocionada" y "muy contenta" acompañaba la ronda Marian Villar, tras la prolongada ausencia de esta tradición que en 2020 se celebró en formato virtual y en 2021 no se movió de la balconada. "Desde el año 2019 que fue la última vez no habíamos vuelto. Hoy también con un poco de precaución, por si acaso. Pero bueno... no te puedes quedar en casa. Hay que salir y más en un día como este que es la previa de las fiestas", apuntaba esta vecina.
La memoria de quienes ya no están
La memoria de quienes ya no están, el recuerdo al bicentenario del Patronato civil de la Virgen Blanca y el aplauso y el homenaje a los Celedones de Oro 2022 –presentes en el evento–, Jesús María Alegría Pintu y Mariajo Otxoa, han marcado un recorrido que, guiado por el abad de la Cofradía de la Virgen Blanca, Ricardo Sáez de Heredia, ha tenido su siguiente plato fuerte en el interior de una abarrotada Catedral de Santa María.
“ "Es un evento previo a las fiestas muy majo, emotivo. Me gusta. Si puedo, vengo todos los años" Elena Arenas ”
“Más que nada, me gusta venir por tradición, más que por la cuestión religiosa. Es un acto emotivo. Vienes y te encuentras con gente que no has estado durante todo el año... es un evento previo a las fiestas muy majo, emotivo. Me gusta. Si puedo, vengo todos los años”, comentaba, mientras tanto, Elena Arenas, otras de las centenares de vecinas que se han sumado a la cita.
Radiantes y "encantados" también se encontraban tanto Pintu como Mariajo Otxoa, que por motivos obvios van a vivir unas fiestas de La Blanca para recordar.
"Esta es una costumbre preciosa en Vitoria y una historia que cada vez va cogiendo más fuerza. Ahora la gente se calienta con el chocolate, se anima con la música y es una gran fiesta”, remarcaba el primero. “Aquí venían mi madre y mi tía, entonces es como estar con ellas", confesaba la segunda.
Ronda final
Esa no menos tradicional degustación de chocolate con kotxotxos, que ha servido para reponer fuerzas y afinar un poco más las voces, ha precedido a la ronda final por Kutxi y las últimas paradas de los Auroros ante las hornacinas de San Marcos, San Antonio de Padua y Cordón de San Francisco.