Más de cien millones de personas refugiadas. Es la cifra que se ha alcanzado por primera vez en toda la historia en el mundo, según datos de la ONU, un dato que tilda de "alarmante, preocupante y aleccionadora". Y más de la mitad son mujeres. Por esa misma razón, organizaciones humanitarias estudian la manera de incluir la perspectiva de género en la ayuda que prestan a miles de personas cada año.
Es precisamente la temática que ha puesto sobre la mesa eLankidetza-Agencia Vasca de Cooperación para el Desarrollo, perteneciente al Departamento de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales, y el Área de Cooperación, Convivencia y Fiestas del Ayuntamiento de Bilbao que esta semana han organizados las XIII Jornadas Estrategias Positivas para el Desarrollo "Género en la acción humanitaria: cómo convertir nuestro compromiso en realidad". Una cita en la que personas expertas y organizaciones humanitarias de todo el mundo han abordado la perspectiva de género en las iniciativas humanitarias.
Ya que, como subrayan, las crisis humanitarias se prolongan en el tiempo y las necesidades aumentan a un ritmo superior a la ayuda, exacerbadas por las guerras, las situaciones de violencia, la pobreza, el cambio climático y la pandemia de la covid-19. Así, hacen hincapié en que "las crisis humanitarias impartan de forma distinta" a mujeres, hombres, niñas, niños, adolescentes, personas mayores y con diversidad funcional y población LGTBI a causa de sus diferentes estatus y roles en las sociedades.
A lo largo de estos años ONGD, instituciones públicas y organizaciones de mujeres y feministas del Sur han compartido sus iniciativas con perspectiva de género en temas como la participación municipal, la economía, la soberanía alimentaria, la violencia contra las mujeres, los derechos sexuales y reproductivos, los procesos migratorios, la guerra y paz, la sostenibilidad, la diversidad sexual y de género o las defensoras de derechos humanos.
Perspectiva de género
En palabras de Paul Ortega, director de eLankidetza, "nos encontramos ante el reto de llevar a la práctica los compromisos por incorporar la perspectiva de género en la acción humanitaria,". En ese contexto se desarrolló la mesa conformada por representantes de organizaciones que trabajan en África, América Latina y Oriente Medio, que expusieron la situación en los respectivos países en los que trabajan y viven. Niñas que sufren agresiones sexuales por parte de líderes militares en el Congo, mujeres que no tienen el control sobre las ayudas que les dan desde las organizaciones humanitarias o refugiadas que sufren doble discriminación.
Los casos de violencia contra migrantes se suceden en los discursos de los portavoces que toman la palabra. Por eso, insisten: el primer paso es empoderar a las mujeres económicamente, Y es que al igual que destaca la ONU, invertir en su empoderamiento económico contribuye a alcanzar la igualdad de género, la erradicación de la pobreza y el crecimiento económico inclusivo, e insisten además en la necesidad de la participación de las mujeres. Y es que es desde las propias comunidades en las que viven desde donde comenzará el cambio.
Un futuro lejos de la pobreza
En el contexto de flujos migratorios destacan además que muchas de las personas desplazadas son migrantes de larga estancia, por lo que hay que facilitar que construyan futuros lejos de la pobreza. Así, como destacan los ponentes de las jornadas organizadas por eLankidetza, para ello es imprescindible que tengas acceso a los derechos humanos más básicos, y el primero es el trabajo, zanja.
En corto
- 100 millones de personas refugiadas. En 2022 , tras la guerra en Ucrania y múltiples conflictos armados que permaneces activos en el mundo se ha superado por primera vez en la historia la cifra de 100 millones de personas refugiadas y desplazadas según la ONU, que recuerda que la ayuda humanitaria tan solo es "un paliativo, pero no una cura".
- Empoderar para cambiar. Invertir en el empoderamiento de las mujeres contribuye directamente a la igualdad de género, la erradicación de pobreza y el crecimiento económico inclusivo, según recuerda la ONU. Así, se sustenta en tres criterios básicos: transformación, participación e impacto. Tres ejes sobre los que trabajan las organizaciones humanitarias de todo el mundo.