Con motivo del Día Internacional contra el Acoso Escolar, que se celebrará hoy, la ONG Educo alerta de que, en un aula con treinta niños y niñas, nueve han sufrido acoso escolar u otra violencia en la escuela en algún momento de su vida, según un sondeo realizado a mil adolescentes de entre 12 y 17 años. El 29,5% afirmó que había sufrido bullying u otro tipo de violencia en el colegio (eso incluye toda acción, omisión o trato negligente, ya sea entre pares o con personas adultas), el 59,1% dijo que no y un 11,4% no lo sabía o prefirió no contestar.
“Son cifras muy elevadas, por encima de otras que han salido recientemente. Cuando preguntamos a niños y niñas sobre la violencia que han sufrido en la escuela, sin especificar en qué periodo de su vida, nos damos cuenta de que este problema afecta a casi 1 de cada 3”, afirma Pilar Orenes, directora general de Educo.
Sin embargo, “las cifras podrían ser más altas porque solo vemos la punta del iceberg. No es fácil denunciar la violencia, y a veces está tan normalizada que niños y niñas no la identifican como tal”, añade la responsable de la ONG de infancia, que con su metodología PROTEGEmos, ayuda a otras entidades a prevenir la violencia.
En esta fecha, Educo también pone el foco en el ciberbullying: “El acoso es algo que puede empezar en la escuela y seguir luego en casa, con mensajes agresivos y desagradables enviados a través de las redes sociales u otras aplicaciones. A veces es al revés, y este acoso empieza fuera de las aulas, pero continúa dentro de la escuela. (...). Para acabar con estas dinámicas que dañan el bienestar y la salud mental es muy importante la detección rápida y la prevención”.
Subraya asimismo que “el coordinador de bienestar en los centros debe ser una de las claves para acabar con el acoso escolar. Pero es necesario que esta figura tenga el respaldo de la administración, tiempo para formarse y presupuesto, algo que no está pasando en todos los colegios”. Según Educo, el entorno digital tiene dos caras, una negativa, pero también una positiva, de ahí que ponga en valor las oportunidades que brindan internet y las redes. Aunque es cierto que pueden usarse para acosar e insultar, ser fuente de informaciones falsas o reforzar conductas como las autolesiones, los pensamientos suicidas o los trastornos alimentarios, también pueden ser herramientas útiles. “Supone tener un acceso al conocimiento y a la educación que de otra manera no sería posible, como vimos durante el confinamiento por la covid-19. Además, permite a la infancia conectar con otros niños y niñas con los mismos intereses, explorar otras realidades y expresar sus opiniones, entre otros”.
Signos y síntomas
Por su parte, la Fundación Mutua Madrileña, en colaboración con el Colegio Oficial de la Psicología y la Policía Nacional, ha identificado los signos y síntomas que pueden aparecer en un niño que está sufriendo bullying. Tristeza y decaimiento, desinterés y apatía, ansiedad y estrés, falta de sueño y apetito, dolores de cabeza y estómago y peor rendimiento escolar, son los seis signos principales, o sintomatología frecuente.
Según los especialistas, sentarse con los testigos silenciosos del acoso escolar y prestarles mucha más atención es la línea de trabajo que está ganando hoy terreno para prevenir este maltrato, en lugar de una visión más tradicional de tipo clínico o individual centrada en el agresor y la víctima”.
Defensor del Pueblo
“Extrema gravedad”. El Defensor del Pueblo ha detectado un aumento en la gravedad de los conflictos escolares y advierte de que estos casos de “extrema gravedad”, tanto por la conducta como por la corta edad de las víctimas y los presuntos agresores, han motivado la tramitación de oficio de diversas actuaciones en el último año Así lo refleja la institución que dirige Ángel Gabilondo en su Informe Anual 2023 que, sin embargo, señala que no ha observado respecto del pasado año un aumento significativo en el número de quejas que evidencian conflictos escolares, aunque sí un aumento en la gravedad de estas conductas. Según estudios hay una “importante limitación educativa” para detener el acoso desde sus inicios, probablemente relacionada con la dificultad para detectarlo o con la insuficiencia de recursos y habilidades para intervenir con quienes lo llevan a cabo.