Mucha agua. Incluso para ser noviembre, el mes más lluvioso históricamente. Tan potentes y continuados han sido los aguaceros en algunos puntos de la geografía vizcaina que, en apenas 48 horas, han dado un vuelco a los registros. Solo en Balmaseda, por ejemplo, entre el sábado y el mediodía de hoy lunes han caído casi 200 litros por metro cuadrado (199,3) cuando la media mensual ronda los 150.
Este escenario meteorológico, grave ya de por sí, se ha complicado porque el paso de esta borrasca se ha dejado sentir en el conjunto de Bizkaia desde hace más días; desde mediados de la semana pasada el paraguas ha sido imprescindible para miles de personas.
Desde el jueves, sin ir más lejos, en ese mismo punto del Territorio Histórico la estación meteorológica de Euskalmet ha marcado 250 litros por metros cuadrados, tal y como ilustraba Onintze Salazar, meteoróloga de Euskalmet, en declaraciones a DEIA.
La consecuencia es el estirón del Kadagua de metro y medio en 24 horas: de 105 a 251 centímetros.
De hecho, esa intensidad y esa persistencia de las lluvias (y el deshielo en algún punto concreto) han sido los factores que han desencadenado las riadas que se colaron en bajeras, lonjas y garajes, entorpecieron el tráfico rodado y ferroviario por balsas de agua y desprendimientos, e incluso hundieron literalmente una veintena de vehículos en una zona baja de Zorrotza.
Las afecciones fueron cuantiosas y en numerosas localidades; desde la citada villa de Balmaseda a la vecina Zalla, el núcleo urbano de Sodupe, Alonsotegi, Barakaldo, Basauri, Arrankudiaga, Zeanuri, Muskiz, Sopuerta, La Arboleda,... Principalmente, allí donde las cuencas de los ríos Kadagua y Nerbioi-Ibaizabal se desbordaron a causa de la fuerte carga que acumulaban.
No ha habido daños personales de gravedad (en Alonsotegi los Servicios de Emergencias ayudaron a desalojar a dos personas en el barrio de Pertxeta), pero la cuenta de los daños materiales ocasionados empieza ahora a sumar damnificados. Y no serán pocos.
El propio diputado general, Unai Rementeria (que se desplazó hasta Alonsotegi para comprobar in situ la fuerza despiadada e implacable del agua encauzada) daba por hecho que las compañías aseguradoras tendrán una buena carga de trabajo sobre la mesa para estas próximas semanas. "Afortunadamente decía no tenemos que lamentar daños personales, aunque la afección en garajes, locales, empresas y vehículos ha sido importante, muy localizada en las cuencas del Kadagua y del Nerbioi-Ibaizabal", apostillaba.
Y es que, el trabajo coordinado e integral en la Dirección de Atención de Emergencias y Meteorología ha sido fundamental para el transcurrir controlado de una situación tan complicada de gestionar como son los desbordamientos.
Dotaciones de bomberos, agentes de las policías locales y de la Ertzaintza, efectivos de Protección Civil, voluntarios de DYA y Cruz Roja. Estos últimos, por ejemplo, movilizaron a 70 personas y 'patrullaron' por Arratia, Bilbao, Gatika, Urkiola, Bermeo, Basauri, Arrigorriaga, Alonsotegi o Zalla, entre otros. Todos los recursos fueron movilizados para tratar de minimizar percances.
Y el resultado, más allá de las impactantes imágenes y los vídeos virales sobre los desbordamientos del Kadagua y el Nerbioi-Ibaizabal (el Asua también ocasionó problemas puntuales y más localizados a primera hora de la mañana de hoy lunes), es que la previsión sobre la evolución meteorológica y su incidencia en el nivel de las cuencas "fue casi milimétrica", describía Josu Erkoreka.
Lo hacía minutos después de haber participado en el Consejo Asesor del Plan Especial ante el riesgo de inundaciones y en el Gabinete de crisis presidido por el lehendakari, Iñigo Urkullu. "El sistema ha funcionado con efectividad", insistía el consejero de Seguridad del Gobierno vasco, y este hecho ha sido crucial para "adoptar medidas preventivas con rapidez y garantizar la seguridad de personas y bienes".