La doctora Yor Dincheva Andonova proporciona en su nueva publicación numerosos hábitos y consejos para cuidarse y comer bien. “Además, quienes lo lean descubrirán el fascinante universo de la microbiota y el importante papel que juega el intestino en el buen funcionamiento de nuestro cuerpo”, subraya.
QUIÉN ES
Yordanka Dincheva Andonova es dietista integrativa titulada por el instituto Roger de Llúria en Barcelona con postgrado en psiconeuroinmunología (PNI). Se dedica a la nutrición clínica y está especializada en patologías digestivas, microbiota, enfermedades autoinmunes, hormonales y fertilidad. Desde hace 5 años pasa consulta online con su equipo, donde atiende a los pacientes con diferentes desajustes desde un enfoque holístico. También es divulgadora de temas de salud desde sus redes sociales, donde cuenta con más de 200.000 seguidores. Comparte también recetas saludables y consejos de estilo de vida. Su página web es www.cuidarseesvida.es
Perdone que comience preguntándole por el concepto y contenido sanitario de ser una dietista integrativa.
Es una dietista que tiene formación en otros aspectos; englobamos varios aspectos, no solo la alimentación, sino también las emociones, la parte psicológica y el sistema inmune; sabemos interpretar las analíticas de los pacientes y para saber cuándo tienen deficiencias o no; también llevamos la parte de la suplementación o no de complementos dietéticos. Tratamos de ver a la persona como un todo y no solo en función de sus alimentos.
Muchos médicos consideran la microbiota como nuestro segundo cerebro. ¿Por qué? ¿Qué relación tiene con el sistema nervioso e inmunológico?
Justamente se ha publicado hace poco un estudio científico muy interesante que nos dice que a nivel del intestino tenemos muchas más neuronas que en el cerebro. Estas neuronas están conectadas directamente con el cerebro mediante el nervio vago, que es un nervio muy grande que tenemos y que comunica todo nuestro cuerpo con el sistema nervioso. Se produce mucha serotonina en nuestro intestino. Eso hace que estemos mejor o peor, porque eso tiene que ver mucho con el bienestar. Y también se describe cómo diferentes desequilibrios de la microbiota pueden hacer que tengamos antojos de alimentos insanos, de azúcares procesados...
En casa nos decían que debíamos masticar 60 veces la comida y comer despacio. ¿Se hace suficiente hincapié en este comer tranquilo?
Se debería incidir más en ello, porque el primer paso de la comida es justamente la boca y ahí tenemos una acción mecánica y, muchas veces, solo tragamos. Esa parte mecánica es muy necesaria, porque si no, llegan trozos de alimento muy grandes al estómago, y éste ni sabe ni puede digerirlos, y pasan al intestino pudiendo acabar fácilmente produciéndonos un SIBO (sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado). Por eso, es muy importante masticar suficiente y que esto ayude al estómago.
¿El estrés, la ansiedad y las prisas son las puertas para alimentarnos mal, o es al revés, nos alimentamos mal y nuestra salud general se resiente? ¿También la salud mental?
Es bidireccional, un poco las dos cosas. A veces, te alimentas mal y te sientes peor y eso hace que te sigas alimentando mal generándote más estrés y disconformidad contigo mismo. En otras ocasiones, el estrés, el estar mal y pasar momentos complicados de nuestra vida, nos puede afectar a la alimentación. Pero también está muy relacionado con la microbiota. Casi siempre coincide que quienes tienen sobrecrecimiento de la Helicobacter pilory son personas que viven estresadas, son muy nerviosas o les ha ocurrido algo en la vida, como la muerte de un ser querido. Siempre coincide este tipo de personalidad con problemas digestivos.
Acidez, retorno esofágico, inflamación, estreñimiento… Ante estas alteraciones del sistema digestivo, ¿por qué buscamos la solución en pastillas como si fueran balas mágicas?
Porque es lo único que nos ofrecen desde la medicina rápida de hoy en día; lo más fácil es darte determinadas cosas para atajar tus síntomas y punto final. Si no te funciona pues vuelves y te dan otra cosa, así hasta agotar las opciones. Entonces empiezan a valorar alguna prueba que puedan hacerte. Digamos que es lo más fácil y rápido. Buscar el origen de esos desequilibrios conllevaría mucho tiempo, lo que actualmente la medicina no tiene. Los pacientes, la mayoría, tampoco conocen que pueden hacer muchas cosas más allá de esa pastilla. Así que se la toman porque nadie les da otra opción tampoco.