Polideportivo

En el nido de Ezquerra, el Águila del Galibier

El Tour examina este martes a los favoritos en los Alpes, donde quedarán al descubierto las fortalezas y debilidades
Federico Ezquerra, uno de los mejores escaladores

Delgado, perfil de hilo, piernas de coloso, Federico Ezquerra se adueñó de un trozo de la historia del Tour hace noventa años. En 1934 sometió el enorme Galibier en una ascensión cincelada para el frontispicio de la Grande Boucle. El escalador vizcaino era un ser alado. Por eso, cuando doblegó el Galibier, le llamaron el Águila del Galibier. Al nido de Ezquerra subirá el Tour en su cuarta etapa, donde se espera que asomen fortalezas y debilidades entre los favoritos. Baile de máscaras en las alturas. Carapaz defiende el amarillo en un Tour empatado. Pogacar, Vingegaard y Evenepoel están en el mismo tiempo. El resto de favoritos, con Roglic, Carlos Rodríguez o Pello Bilbao, merodean a 21 segundos. La etapa de montaña de hoy servirá para fijar el guión del Tour.

Excelso montaña arriba, Ezquerra se encorajinó en el Tour de 1936, una carrera a dos tintas para una España que asistió a la sublevación militar de Franco. Un día después de que Franco y Queipo de Llano ordenaran atacar contra la República, dando inicio a la Guerra Civil española, Ezquerra se impuso en Tour. Fue el del vizcaíno un triunfo sin apenas eco. Avisó de sus intenciones el 14 de julio, cuando otra vez, Ezquerra, un escalador de leyenda, fue el primero en plegar el Galibier, su montaña.

Días después, el Tour se recostó en la Costa Azul, en una etapa entre Niza y Cannes. Ciclista explosivo, el mejor escalador de la época, Ezquerra logró imponer su estatus en la fuga. En la ascensión a La Turbie dejó atrás sin problemas a sus dos compañeros de escapada, Sylvère Maes y Félicien Vervaecke. Ezquerra, genial escalador, tomó una buena renta, pero todavía restaban una treintena de kilómetros hasta alcanzar la llegada de Cannes. Mas y Vervaecke presionaron para alcanzarle.

En el descenso, Ezquerra tomó una decisión que, posiblemente, le sirvió para vencer la etapa. Optó por no cambiar de marcha, lo que en aquella época suponía detenerse durante medio minuto para girar la rueda trasera. La apuesta le salió perfecta. Ezquerra se alzó con la victoria más importante de su carrera en la Costa Azul. El triunfo en plena sublevación de Franco contra la legítima República no pasó desapercibido. La carga política de la victoria de Ezquerra pareció escapársele al diario L’Auto, organizador de la carrera francesa, pero el periodista Jacques Goddet se deshizo en elogios con el vizcaíno. “No es especialmente estético nuestro Federico cuando pedalea de pie. La fuerza sale a golpe de riñón, y casi se puede decir que va creciendo. La cadera parece tirar del pedal cuando sube, en vez de al bajar. Ese tipo de movimiento es justo el que otorga esa impresión de ligereza que transmiten los buenos escaladores”, dejó escrito. Una bella página en el horror de la Guerra Civil.

03/07/2024