La economía vasca asistió el año pasado pasado a la creación de 3.055 empresas, un 2,6% menos que el año anterior. Los efectos del panorama de incertidumbre generado por la ralentización están desanimando la constitución de nuevas sociedades. Por el otro lado, y pese a las dificultades que acarrea la inflación para la gran mayoría de empresas, el número de sociedades disueltas el año pasado fue de 1.452, un 3% menos que en 2021.
A la empresa vasca la cuesta arrancar, pero una vez que lo ha hecho demuestra más resistencia. Es una de las lecturas del informe del INE, que apunta que el descenso en la creación de sociedades en Euskadi fue ligeramente superior a la media del Estado, donde se crearon 99.067 empresas, un 2,1% menos que en 2021, y al mismo tiempo se disolvieron 26.027, un 10,1% más, especialmente en Madrid, Andalucía y Comunitat Valenciana. De las 3.055 nuevas empresas, y como es habitual, casi la totalidad optaron por constituirse bajo la fórmula de sociedades limitadas, mientras que el resto escogieron el camino de la sociedad anónima. El capital total suscrito fue de 163,2 millones de euros, con un desembolso de 159,7 millones para su constitución. En lo que se refiere al mes de diciembre, en Euskadi se constituyeron 289 sociedades mercantiles, un 4% más que en el mismo mes del año anterior, mientras que se disolvieron 182, un 19,8% menos que en el mismo período de 2021, de las cuales 161 lo hicieron de forma voluntaria, 11 por fusión y 10 por otros motivos.
Atendiendo a la comparación en la creación de empresas con la de años anteriores, los datos sugieren un acercamiento a las cifras prepandemia. En 2021, año de relanzamiento de la economía, salieron al mercado 3.138 firmas. El año antes, mediatizado por el impacto de las restricciones por el coronavirus, el número de empresas creadas fue de 2.604; en 2019, por su parte, se alcanzaron las 3.091 empresas; en 2018, fueron 3.075, por las 2.960 de 2017 y las 3.008 de 2016.
La disolución de empresas, un proceso siempre doloroso por su impacto en la economía y en el empleo, ha crecido al albur del impacto de la pandemia, a lo que se añade el crecimientos de costes financieros que afronta el tejido empresarial de forma sostenida desde hace un año. Pese a que las 1.452 empresas disueltas en 2022 suponen 45 menos que en 2021, la cifra es bastante superior a la de ejercicios precedentes: en 2020, los mecanismos de ayuda surgidos tras la irrupción de la pandemia permitieron amortiguar el número absoluto, que fue de 1.273. En años anteriores, la cifra fue bastante inferior a la de 2022: concretamente, 1.396 en 2019 y 1.395 un año antes. De las 1.452 empresas disueltas en 2022, 1.112 lo hicieron de forma voluntaria, 191 fusiones y 149 desaparecieron por otras causas.
Por otra parte, un capítulo positivo lo conforma el hecho de que las empresas que decidieron ampliar capital superaron por gran margen a las que optaron por lo contrario. De hecho, las primeras alcanzaron una cifra de 1.144, con una ampliación total de capital de 1.458,5 millones. Las que aminoraron capital fueron 327, aunque no obstante el volumen de reducción fue elevado, hasta un total de 703,9 millones.