Que las tradiciones están por encima de climatologías adversas es algo que ha quedado patente este domingo en el mercado de San Antón de Amurrio, que regresaba tras dos años de ausencia por la pandemia.
Y es que, pese al intenso frío que ha protagonizado la jornada, la tradicional feria ha vuelto a cosechar un más que nutrido ambiente que ha invadido la céntrica plazoleta de la ermita del patrón de los animales.
Como guiño a estos, la Cofradía de Amigos de San Antón -organizadora de esta fiesta desde 1969, aunque con un relevo generacional que tomó el testigo hace ya catorce años- ha vuelto a prescindir del lanzamiento de cohetes para abrir el mercado y, como antaño, lo que sí ha habido ha sido repique de campanas y toques de cuerno.
Variopintas joyas
Estos últimos han llegado de mano del artesano Javier Irabien de Orduña y su equipo, que también ha acercado al pueblo variopintas joyas hechas a mano tales como makilas y bastones tallados o reposa botellas en astas de ciervo, por citar algunas.
Con todo, las principales novedades han sido varios puestos de artesanía en madera con casas para pájaros, productos derivados del ajo de Zamora e incluso de correas y accesorios para perros.
“Nos han fallado tres y no sabemos muy bien si por el TicketBai, por covid, porque los expositores se han jubilado o qué, pero lo cierto es que este año nos ha costado rellenar el mercado”, ha explicado a DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA Imanol Arberas, quien, junto a Lander Meaza, ha conducido la famosa subasta benéfica.
“ ”
En esta ha vuelto a faltar el lote protagonista de pasadas ediciones, el txarri, ya que desde hace cuatro ediciones se ha convertido en el premio de una rifa (el número ganador ha sido el 2201).
“Cada vez nos costaba más que alguien pujara por el cerdo. No dejan de ser 112 kilos de carne (en vivo pesaba 150) y no todo el mundo dispone de un arcón para conservarlo”, han explicado.
De aquí que también den opción a la persona poseedora del boleto ganador a escoger entre la carne o el valor del cerdo, algo nada baladí ya que se trata de 400 euros.
Tarima sin huecos
No obstante, la enorme tarima expositora de los productos a subasta ha vuelto a lucir sin huecos, repleta de las variopintas exquisiteces que se han podido adquirir en el propio mercado. “Esto se presenta y va a ser largo”, vaticinaba Arberas antes de subirse al estrado y no se equivocó.
De hecho, el popular evento -que ha arrancado con unas palabras de Meaza en recuerdo a su compañero de asociación Ander- ha durado más de dos horas y en él se ha subastado más de una veintena de lotes de productos caseros y artesanos, por los que se han ofrecido entre 50 y 130 euros.
Los han conformado con morcillas, quesos, calabazas, panes, pasteles, árboles, botellas de vino, licores o txakoli, salpicados aquí y allí con artesanías.
“La recaudación final la daremos a conocer en unos días, una vez sumemos los beneficios de la txosna y restemos los gastos”, han informado.
6.000 euros en 2020
En la edición de 2020 fueron 6.000 euros que donaron de forma íntegra a ADELA, la asociación de esclerosis lateral amiotrófica de Euskadi, y esta vez harán lo propio con el Banco de Alimentos de Álava.
“Sabemos que la gran recogida de noviembre no alcanzó los objetivos deseados y que les hace falta. Además, tenemos en el pueblo a la asociación Laguntza, que es la que reparte en casa la ayuda del Banco de Alimentos, así que para ellos irá lo que recaudemos”, han apuntado.
No en vano, la campaña a la que hacía referencia Arberas aportó 50.000 kilos de alimentos, 75.000 euros en cuenta y otros 50.000 euros en bonos, cuando la meta era alcanzar los 60.000 kilos de productos, 70.000 euros en donaciones y otros 150.000 euros en bonos de alimentos, de cara a poder atender al cada vez mayor número de alaveses que, a consecuencia de la crisis sanitaria y la económica actual, requiere de la ayuda del Banco de Alimentos de la provincia.
Necesidad en auge
Y es que el pasado año repartieron en torno a 1.850.000 kilos de alimentos y atendieron a más de 4.500 personas y cerca de 1.900 emergencias, lo que implica un aumento del 24% en su actividad respecto a 2021, y 2023 no se presenta nada halagüeño.
De hecho, tienen en previsión un posible déficit, aunque en una reciente visita del diputado general, Ramiro González, a sus instalaciones, este transmitió a sus responsables la firme decisión de la institución foral de hacer frente a las posibles complicaciones económicas que puedan surgir, derivadas de la actual situación de incertidumbre. Este domingo, San Antón en Amurrio ha pujado en un plausible intento de echar también un cable.
Mientras transcurría la subasta, en los aledaños del templo y la calle Landako, los propietarios de los 95 puestos de chorizo, queso, morcillas, txakoli, verduras, miel, dulces y demás delicias gastronómicas atendían a los cientos de compradores.
Estos también han podido disfrutar con la presencia de artesanos muy diversos, así como de los consejos en flora y árboles de varios viveros.
Numerosos atractivos
La feria ha sido amenizada por las actuaciones del Otxote Ugarte y dos grupos de txistularis y trikitilaris. Con todo, la que más miradas ha atraído, subasta a parte, ha sido la txosna, donde los 17 miembros de la asociación organizadora han vendido pintxos de txistorra y txakoli o caldo a escoger.
Ni que decir tiene que, dada la temperatura, el caldo ha sido el más solicitado. La próxima cita con el agro en el valle de Ayala tendrá lugar el proximo sábado 28 de enero. Y es que llegará a la plaza Aldai de Laudio la no menos tradicional feria de San Blas.