Explorar los secretos de las tradiciones mejor guardadas puede sonar a leyendas de otros tiempos en las que los silencios lo contaban todo. En una época de duelo, en la que la muerte y la resurrección son las principales protagonistas, nos adentramos en el intenso olor del incienso y la penitencia, desvelando los rincones más cautivadores del territorio con el objetivo de disfrutar al máximo de la celebración de la Semana Santa.
Un Vía Crucis viviente en Balmaseda
Iniciamos nuestro viaje en la villa más antigua de Bizkaia, que se transforma en un escenario de devoción inquebrantable. Allí, nos unimos a su comunidad para participar en las diferentes actividades que reflejan la rica herencia cultural y espiritual de la región durante esta semana tan especial.
En manos de sus propios vecinos y vecinas, su tradicional Vía Crucis Viviente se alza como la muestra del más puro fervor de sus gentes. En él, participan más de 650 personas que ensayan durante siete meses y en el que se aglutinan alrededor de 50.000 espectadores cada año.
La fiel y dramática representación de la Pasión y Muerte de Cristo comienza el Jueves Santo a las 21.30 horas, en el momento en el que se representan las escenas de La Última Cena, La Oración del Huerto y el Prendimiento de Jesús, que tendrán su continuidad a la mañana siguiente.
Es a las 9.00 horas de la mañana del Viernes Santo cuando los tambores de la guardia romana comienzan a retumbar y dan inicio al Juicio de Pilato, donde se desarrolla el ahorcamiento de Judas y el resto de acontecimientos de la Pasión que suceden hasta el momento de la crucifixión de Cristo.
A las 10.30 horas, sobre un escenario de 50 metros de ancho por 15 de alto, tienen lugar las últimas estaciones del Calvario de Cristo, donde el dramatismo y la vistosidad con la que son representadas estas escenas no dejarán indiferente a nadie, ni a nosotros, ni a ningún espectador que lo presencie.
Sin embargo, esta Pasión Viviente no es la única atracción popular que podemos encontrar en Balmaseda esta Semana Santa, pues el Jueves Santo, a partir de las 19.30 horas, podremos acompañar a los fariseos y penitentes que van encapuchados, descalzos y cargados con cruces, en la Procesión de los Pasos.
Un día después, en Viernes Santo, podremos encauzarnos a las 19.00 horas, en la Procesión del entierro, donde es posible palpar el ambiente de profunda tristeza y recogimiento a medida que avanzan. El mismo día a las 21.30 horas, la Procesión del Silencio, muy tradicional y representativa, recoge a todos aquellos fieles que deciden acompañar al Cristo del Cementerio y a La Dolorosa hasta el camposanto en un silencio sepulcral que parece honrar a aquellos que alguna vez estuvieron con nosotros.
El 'Apresamiento del cáliz' de Segura
Desde territorio vizcaino, partimos para sumergirnos en una de las villas medievales que más encanto poseen de Gipuzkoa. Y es que la peculiaridad de las procesiones en Segura se basa en que están precedidas por un grupo de txistularis acompañados de un coro y de una Banda de Música que ejecuta piezas como la Marcha Fúnebre de Chopin.
Uno de los momentos más representativos de los que podremos formar parte es la escenificación del Apresamiento del Cáliz, que se lleva a cabo durante la misa del Jueves Santo, y en la que podemos observar cómo el cáliz se traslada a un sagrario donde se encierra bajo llave. Posteriormente, el párroco entrega la llave al alcalde y son los vecinos quiénes comienzan a velar la reliquia en turnos de media hora. Finalmente, los soldados romanos lo custodian hasta el momento de su liberación al día siguiente, en Viernes Santo.
Laguardia y su ‘Desenclave’
No obstante, la Semana Santa también se vive de forma intensa en territorio alavés. En el caso de las procesiones en Laguardia, que se llevan a cabo el Jueves Santo y el Viernes Santo, es palpable notar cómo han sido tradiciones que siempre han gozado de la total participación de la gente del pueblo. Y es que, si algo destaca como propio de la Semana Santa laguardiense, es el llamado Desenclave.
En el atardecer del Viernes Santo, tras los oficios religiosos, se coloca en lo alto del altar de la parroquia a la que correspondan los honores una imagen de Cristo en la Cruz con brazos articulados. De esta forma, varios miembros de la cofradía Hermanos de la Escuela de Cristo, con sus túnicas negras, ascienden a la cruz y desenclavan las manos y los pies del Cristo para introducir su cuerpo en el sepulcro.
Es entonces cuando, en la oscuridad de la madrugada, previamente al Sermón de la Pasión, los vecinos entonan por las calles unos versos alusivos a la Pasión y Muerte de Jesucristo, que son los denominados Versos del Viernes Santo.
La ‘Bajada del ángel’ en Tudela
Por último, pero no menos importante, hacemos una parada en territorio navarro para presenciar uno de los actos centrales de la Semana Santa, concretamente en Tudela. La Bajada del Ángel, junto con la Ceremonia del Volatín, se trata de una celebración antiquísima con más de siete siglos de historia. En esta celebración, que se lleva a cabo el Domingo de Resurrección a partir de las 9.00 horas, podemos ver como un niño vestido de ángel cruza la plaza de los Fueros suspendido en el aire por una maroma.
De esta forma, avanza por medio de un torno y llega hasta el punto en el que los portadores sostienen la imagen de la Virgen, traída en procesión. Ya que la virgen porta en su cabeza un velo negro en señal de tristeza por la muerte de su hijo, es el ángel quien se encarga de retirarle el velo a la Virgen, devolviéndole así su habitual alegría. Lo que simboliza el anuncio de la Resurrección de Jesús a María. Tras esto, la comitiva sigue su camino y avanza en procesión tradicional hasta la Catedral de Tudela, donde se llevará a cabo la Misa del Ángel.
Es evidente que estas especiales tradiciones de Semana Santa que se llevan a cabo en Euskadi ofrecen, sin duda alguna, una manera única de celebrar estas fechas tan señaladas, fusionando historia, antigüedad e identidad en un tapiz inolvidable de eventos y actividades.