El nombre de Eneko Mercero se escuchó este domingo por la megafonía de la Agrupación Deportiva San Juan por última vez ante el Cayón después de casi una década defendiendo los colores del club pamplonés. A sus 37 años, su día a día ha sido una constante negación a su pareja, amigos y familiares por el simple placer de jugar cada siete días, hipotecando los fines de semana durante el tiempo en el que dura la competición, durante los 30 años que ha jugado a fútbol.
Eneko Mercero cuelga las botas en el vestuario del San Juan. Foto: Unai Beroiz
Hasta este domingo, última vez en la que Eneko Mercero se vestía de corto para jugar con el San Juan. Sentado en la grada, el que va a ser su nuevo lugar, y mirando al césped, Mercero visualiza "un campo donde he pasado muchos ratos buenos de partidos y entrenamientos. Todavía sigo emocionado del domingo, un día que fue bonito y en el que me prepararon una despedida emocionante".
Para el ya excentrocampista del San Juan, el partido ante el Cayón fue un encuentro más. Sin nervios ni una sobre motivación, se dirigió hacia la Agrupación. El final, por el contrario, no fue el mismo. "Lo noté cuando salí al campo, que pusieron la pancarta. Noté unos silbidos muy típicos de unos excompañeros del Aoiz. No sabía ni que iban a venir porque les comenté y me dieron excusas feísimas para no venir. Y no caí. Ahí ya fue cuando me di cuenta. Me fijé que también había excompañeros del San Juan. Que han habido 3 etapas diferentes. Me fichó Bebeto en 2012 e hicimos un gran grupo. Llegó el cambio con Xabi Mata, lo dejó mucha gente y después la vuelta de Bebeto, que ya lo conocíamos de antes. También me hizo ilusión verles a ellos y a mi familia, que mi padre y hermano suelen venir siempre, pero el resto también estaba".
Mercero extiende su agradecimiento a todos los clubes por los que ha pasado. "A mí el San Juan me ha dado mucho. Llegué aquí de equipos que peleaba por no descender. Sí que he tenido compañeros muy buenos, pero competíamos para no descender. Entonces llegar aquí y el primer año ganar la liga... Me ha encantado estar aquí, deportivamente han sido mis mejores años con campeonatos, ascensos... Tengo mis recuerdos en Oberena cuando debuté en Tercera. No jugaba mucho, pero tengo muy buenos recuerdos, como de Beti Onak, Lagunak o Aoiz. Para mí ayer era como si no hubiera pasado el momento. El primer día que entrené en San Juan fue el 27 de julio de 2012", rememora.
Durante este periplo como futbolista, hay dos momentos que Eneko Mercero tiene marcados en su retina. Uno de ellos, una expedición con el Aoiz a Argentina. "Tenemos un entrenador (Alfredo Latienda) que tenía mucha ilusión, organizó y nos fuimos con él. Era su último año como entrenador y como no cobrábamos quería organizar algo. Hizo sus ecuaciones, aportamos lo que pudimos y aparecimos en Argentina. Jugamos un partido amistoso, tuvimos algún entrenamiento y fuimos con un equipo de kickboxing, y allá estuvimos viendo el combate", recuerda.
El otro, el único día que Mercero se sintió como profesional. Fue en diciembre de 2020, en el partido de Copa del Rey contra el Granada. "Ese partido lo tengo muy grabado y si soy sincero en verano lo saqué para ver otra vez que estaba aburrido. Todavía no podía venir la gente en la grada y estuvieron los chavales de la cantera en la grada vestidos con el chandal. Fue muy bonito", apunta.
Más tiempo para los suyos
Hace dos semanas, pasando el covid, Mercero meditó su decisión. El momento de dar un paso hacia un lado ha llegado. Entre otras cosas, por el nacimiento de su hija Zoe, de dos meses. "Venía hablado desde junio. Iba a tener una hija, Zoe, y tampoco se sabía cómo iba a responder. Se daba la situación de que el compromiso no iba a poder ser el mismo, pero he venido todos los días, luego están los viajes y además este es un club de cantera, que tiene un equipo en División de Honor y muchos chavales se merecen subir. Se tiene la filosofía de tener gente joven y ha habido un momento en el que ha habido gente que se ha tenido que ir y ahora estaba la puerta abierta para que en un momento u otro tuviera que dejarlo", admite.
"La que más gana es Ana, mi pareja, pero ya le aviso de que mis colegas no juegan a fútbol pero se van a andar en bici. Tenía excompañeros del Aoiz que quedaban para juntarse y son cosas que te pierdes, porque estás ocupado todos los fines de semana. En el San Juan han perdido un compañero de vestuario, pero han ganado un aficionado. Estaré animando siempre que pueda", finaliza.