La propia anatomía y fisiología de los gatos puede hacerles especialmente propensos a sufrir trastornos renales.
Nacen con menos unidades funcionales básicas del riñón. Además, tienden a beber poca agua a lo largo de su vida y suelen llevar dietas muy proteicas. Y también pueden existir factores genéticos en esta predisposición
Algunas dolencias pueden progresar poco a poco y otras mostrarse repentinamente como síntoma de un problema subyacente.
En ambos casos, es de vital importancia que aprendamos a detectar síntomas en nuestros gatos que pueden estar relacionados con un problema renal.
Asímismo, a pesar de que el gato no muestre un problema aparente, es recomendable realizar revisiones periódicas, ya que común que en las primeras fases de un problema renal los síntomas no sean evidentes.
Leila Rich, del Centro Veterinario KATUVET, el único de Euskadi especializado en medicina felina, nos da importantes claves sobre estas dolencias.