La consulta de enfermería de Arantxa Sistiaga Lopetegui en el Hospital Universitario de Navarra (HUN) “no es una consulta normal” y, por ello, quería personalizarla. Tiene una mesa redonda, que aporta cercanía y calidez al entorno, y llama poderosamente la atención un cuadro del Peine de los Vientos. Y es que, como explica, mirar al mar “a mí me tranquiliza mucho”. A sus dominios, ubicados en las antiguas urgencias de Virgen del Camino, llegan pacientes que “normalmente vienen pensando que tienen una mancha, una neumonía, y en la consulta del neumólogo –justo en la sala contigua– les acaban de comunicar una información que les deja en shock: hay una alta sospecha de cáncer de pulmón”. Arantxa les acompaña “desde el minuto uno de todo este proceso de diagnóstico” y cuando entran con ella a su consulta, después de recibir toda la información que les proporciona el médico, “muchos empiezan a llorar porque no pueden más”.
Arantxa es una de las cuatro enfermeras gestoras de casos que se han ido incorporando a las unidades multidisciplinares de cáncer del hospital. La pionera fue Carmen Zubeldía Inchaurrondo, que comenzó en 2018 en la unidad multidisciplinar de cáncer ginecológico. A los dos meses, le siguió Asun Sanz Jiménez en colorrectal, en 2020 se implantó en la unidad de cáncer de pulmón y en 2021 empezó Edurne Orayen Goñi para cáncer infantil. Son las enfermeras referentes para estos pacientes y sus familias, así como para los profesionales sanitarios que participan en su atención, aunque cada una tiene un papel.
Unidades multidisciplinares
“Soy enfermera del paciente y de la familia también”
“Mi papel es de diagnóstico”, afirma Arantxa, que también acompaña al neumólogo en las consultas, de manera que “el equipo funciona” y “trabajamos muy unidos”, lo que proporciona “mucha tranquilidad al paciente”. “Primero paso con él y luego aquí, repasamos todas las pruebas, le decimos cómo va a ir todo el circuito rápido de cáncer de pulmón y le aclaro lo que se le ha explicado en la consulta médica. Le doy mi teléfono –operativo de lunes a viernes de 8.00 a 15.00 horas–, le acompaño en el proceso hasta el final y luego empieza el tratamiento. Y, si necesita atención psicológica, que hemos visto que hay personas que en vez de esperar al final del diagnóstico lo demandan al principio, se les deriva a Psicología”. De este modo, resume, les dan una “atención integral”, en la que miran incluso la alimentación o el sueño, y “siempre tienen a alguien a quien acudir”.
“ El cáncer de pulmón es muy duro, las familias pasan más miedo que los pacientes y llaman más ”
Arantxa Sistiaga Lopetegui - Enfermera gestora de casos de cáncer de pulmón en el HUN
Como añade su compañera Asun Sanz, “nos enmarcamos dentro de las unidades multidisciplinares, que es el conjunto de recursos que están para ofrecer la mejor atención al paciente, con la mejor evidencia científica, personalizada y mejorando la eficiencia”. En estas unidades que “ya existían antes” y se denominaban comités técnicos, según prosigue, “se han incorporado la enfermera gestora de casos, un personal administrativo y el coordinador, que explota los datos y hace la memoria anual de actividad de la unidad, entre otras funciones”.
La enfermera gestora de casos es una figura nueva dentro de estos equipos multidisciplinares monográficos cuya función es acompañar y proporcionar una atención centrada en el paciente y la familia, respondiendo a sus necesidades particulares a lo largo del proceso, y coordinando al equipo sanitario para velar por el cumplimiento del plan de tratamiento.
En cáncer colorrectal, Asun comienza a trabajar con la sospecha diagnóstica. “Estoy ya desde el inicio. El paciente tiene mi teléfono para cualquier duda y hacemos una primera valoración general para saber si va a necesitar algún tipo de ayuda social”, señala, para lo cual hablará con el centro de salud o con quien sea necesario. “Preparo las fichas del comité para que se presente el caso y, a partir de ahí, nos encargamos de las citas (Cirugía, Oncología...), para que se hagan de la forma más ágil y evitando duplicidades. Después de ese tratamiento, se va a volver a valorar cómo ha ido, si necesita más o menos. Es un proceso muy largo, con muchos sanitarios de por medio y que hacemos de coordinadoras, tanto del equipo como de la atención al paciente”. No obstante, asegura que “en cada servicio hay profesionales estupendísimos que les atienden de maravilla, pero es verdad que nos tienen de referente a lo largo de todo el proceso de forma transversal y que recurren a nosotras porque somos accesibles”.
Una relación “muy cercana”
“Es importante tener a alguien a quien recurrir”
“La ciudadanía está encantada. Tener a alguien localizado, a quien puedes acudir...” ayuda, reconoce Arantxa, que atiende al año a unos 500 pacientes, de los cuales se confirma el diagnóstico a unos 400. Como menciona Asun, por cuya consulta pasan otros 400 casos, para este trabajo es importante la empatía, “conocer el momento por el que está pasando el paciente, porque esta enfermedad no tiene nada que ver con el resto”.
En el cáncer de pulmón, indica Arantxa, “lo malo que tiene es que no da cara hasta que está en un estadio muy avanzado. Entonces, mucha gente viene aparentemente bien –refieren que andan a diario o suben al monte– pero se quejan del dolor y, sobre todo, de la angustia. Intentamos mitigarla y, si veo que tiene riesgo de depresión, le mando a la psicóloga inmediatamente. Del dolor, lo mismo: les ponemos un tratamiento y, a los dos días, me llaman o les llamo”.
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Así, estas enfermeras, que realizan una labor asistencial, investigadora –participando en los estudios de calidad de vida–, docente –como tutoras del experto en oncología y dando formación al resto de servicios– y gestora, entablan una relación “muy cercana” con los individuos que llegan a su consulta. “Cada persona y cada familia afronta el proceso de una manera diferente y hay que entenderlos y aceptarlos a todos. Por ello, viene muy bien este primer contacto para acogerles y que puedan afrontarlo de una manera más segura”, expone Asun. Su compañera añade que “el centro es el paciente”, “estamos para ayudar” y “seguiremos trabajando para mejorar lo mejorable”. Enfrentarse al cáncer provoca miedo, incertidumbre, angustia, ansiedad... y estas enfermeras les transmiten que van a estar con ellos, acompañándoles. “Os guiaremos por este camino que empezáis hoy, que puede ser muy duro, y en cada momento explicaremos todo lo que necesitéis”, les dice Arantxa. “Se puede, la Oncología ha avanzado muchísimo, es muy personalizada, igual tardamos un poquito más, pero va a ser un tratamiento con tu nombre y apellido”, concluye.