Eraul inauguró el pasado sábado su Jardín de Estelas en el antiguo cementerio de su iglesia de San Miguel, un proyecto que se inició hace cuatro años y en el que se han ido acondicionado en el antiguo cementerio junto al templo del municipio. Un espacio expositivo que alberga una magnífica colección de piezas discoideas medievales de la localidad.
La iniciativa ha contado con la colaboración de la Asociación Tierras de Iranzu, de la Institución Príncipe de Viana y la financiación de Teder, según comentó la alcaldesa de este concejo de Yerri, Irantzu Lizarraga, para quien la prioridad de este proyecto siempre ha sido la conservación de las piezas originales y la recuperación de otras que se habían deteriorado “siempre de la mano de Príncipe de Viana”.
Evolución de las estelas
Un acto que contó con la presencia del investigador y escritor especialista en este tipo de arte funerario, Koldo Colomo, quien habló de la evolución de este arte: piezas funerarias en su mayoría de forma discoidal y de su evolución a lo largo de la historia. Un interesante conjunto de obras único en Navarra que se conservan actualmente en Eraul y que se dividen en dos grupos: los que presentan motivos cruciformes y los que poseen motivos geométricos. “Hay que pensar que estas obras eran las que guardaban la identidad de los difuntos por lo que se trata de piezas muy valiosas”, reconoció Colomo. Unas obras que tuvieron como finalidad principal la funeraria, siendo en muchos casos la cabecera de las tumbas medievales y en otros en los que se encontraban en el campo, el recordatorio “de una persona que había muerto violenta o repentinamente sin haber recibido la unción religiosa”. Entre las piezas, también hay otras que en tiempos posteriores alrededor del siglo XVII se utilizaron para la bendición de los campos para lo que “se les colocó una cruz”, finalizó Colomo.
Herramientas
El segundo especialista en la presentación de la jornada fue el cantero pamplonés, Pello Iraizoz, quien habló de la similitud de su trabajo con la utilización de las mismas herramientas que se usaban en la Edad Media como cinceles, macetas, gubias, almádenas, gravinas o trinchetas, “además de reglas y compases porque lo primero que hay que hacer para conseguir tallar un estela es dibujarla también para verla y saber cómo va a ser en la piedra” aseguró Iraizoz.
También habló de la simbología que encierran las estelas y del gran tesoro que representa conservar un espacio como el habilitado en Eraul: “es un tesoro cultural impresionante sobre todo teniendo en cuenta el gran número de piezas que hay y las que han ido desapareciendo en Navarra”. Para empezar hablamos de piezas funerarias donde había algunas creadas por artistas consagrados junto con otras muy rudimentarias “como las que haría una persona sin recursos a un ser querido”. Se trata de un tipo de piezas que se popularizaron a partir del siglo XII pero que vienen de culturas anteriores. “En Navarra hay varios ejemplos de estelas que se remontan a tiempos paganos en los que los elementos no eran la cruz si no el sol, la luna o las estrellas, además de los temas geométricos”, comentó Iraizoz, quien recordó que el resurgir de las estelas viene de la mano de varios artistas de la escultura vasca moderna.
Recreación de Estelas
Entre las obras presentadas hay seis estelas recreadas: una del propio Iraizoz y cinco del cantero de Arellano, Pablo Arrastia, uno de los grandes dominadores de esta técnica en Navarra. “Fue una casualidad ya que yo estaba trabajando en Eraul cuando surgió el proyecto y me lo propusieron. He realizado cinco recreaciones: tres en piedra arenisca y dos en caliza blanca, y es que en Eraul precisamente está el límite entre un tipo de roca y el otro”, señaló Arrastia.