Vida y estilo

Ermita de La Trinidad de Iturgoien por los rasos de Andia

El viento corre a sus anchas en los rasos de la sierra de Andia.

La sierra de Andia forma una gran meseta, notablemente elevada sobre el valle de Sakana. Constituye la prolongación oriental de la sierra de Urbasa. Desde el puerto de Lizarraga, la sierra de Andia dibuja una profunda grieta que se abre en forma de cuña sobre los pastizales de Ergoiena. En lo alto de la montaña, sobre las desnudas praderías barridas por el viento, habitan las majadas, los rebaños, los hayedos y espinares.

Buscamos en los ondulados llanos la silueta de una pequeña ermita que despunta sobre el horizonte. Ponemos proa hacia el sur, dispuestos a surcar la marejada de herbazales rumbo a la Trinidad de Iturgoien.

1.040 m | 0 km

Bajamos a pie desde el túnel de Lizarraga en dirección a Lizarra, bien por la carretera o bien por el pasillo herboso que se abre por su derecha y que discurre en paralelo al trazado del vial. Una vez superado el punto kilométrico 24, la carretera dibuja un par de lazos. En la segunda de las curvas nace una ancha pista de grava que cruza por un paso canadiense y se interna al fondo de la vaguada. Esta pista sirve de acceso a varias majadas de pastores que salpican, de trecho en trecho, los amplios pastizales de la sierra de Andia.

En lo alto de la sierra, encontramos una larga sucesión de lomas que se columpia sobre los estratos de roca. Una marejada de herbazales baila al son del viento que reina en las alturas antes de precipitarse sobre el valle de Ergoiena. Tras este horizonte trémulo, resplandece la meseta de Beriain, que hunde su afilada cuña en el corredor de Sakana. Los inmensos pastizales lucen blancos y perfumados en primavera, cuando los espinos brotan henchidos de flores blancas. Da lo mismo en qué dirección miremos, estamos rodeados por regimientos organizados de ovejas, de vacas y caballos que han subido a las alturas de Andia para dar buena cuenta de sus apetitosos y frescos pastos.

1 h | 950 m | 5,5 km

La pista traza una cerrada curva a la izquierda; es el punto donde nace un ramal que se adentra entre los campos y toma, después, la forma de una sencilla rodada. Dejamos una cabaña a nuestra izquierda y nos enfrentamos de manera decidida al ascenso de la loma, pegados al borde del hayedo.

A medida que subimos, contemplamos a nuestros pies la pista por la que hemos llegado. Semeja un lazo plateado que resplandece ondulante sobre los rasurados pastizales. Si nos fijamos en las ondulantes lomas que hacia el norte dibuja la sierra, vemos que sobre ellas comienzan a dibujarse el perfil de Beriain y la pequeña ermita de San Donato que resiste, asomada al borde del abismo, los embates del sol, de la lluvia, las ventiscas y los vientos perennes. Una hermosísima y sugerente estampa que gana en belleza y espectacularidad a medida que ascendemos.

Nos dejamos llevar por nuestras ansias de ganar altura para aumentar nuestras perspectivas y para dominar desde lo alto las vistas que aún se nos resisten. De tramo en tramo, los estratos de roca serpentean sobre los verdes pastos al tiempo que esbozan una pincelada nerviosa trazada por la mano experta de la erosión. La promesa de las alturas es un aliciente suficiente para seguir con nuestra remontada ladera arriba.

1 h 20 min | 1.100 m | 6,7 km

Alcanzamos la vasta loma y asomamos sobre una alineación de suaves dolinas. Seguimos nuestro itinerario y perseguimos el perfil de la loma. Tras las cumbres de San Donato y Beriain comienza a asomar la sierra de Aralar.

1 h 30 min | 1.166 m | 7,5 km

Llegamos a lo alto de la primera cota y giramos a la izquierda, para lo que cruzamos sobre la hilera de dolinas que muere a nuestros pies. Perseguimos una rodada que asciende desde el valle y continuamos por ella monte arriba, por lo alto del cordal de Malkaxko.

Pasamos junto al murete de piedra que delimita la profunda sima del Caballero y nos alzamos sobre la meseta superior de Andia. Ante nosotros, en la lejanía, se dibuja una diminuta silueta; es la pequeña y blanca ermita de La Trinidad de Iturgoien. Una rodada se dibuja ondulante sobre los amplios pastos y guía nuestro cómodo caminar hacia nuestro destino. Solo nos hace falta vagar sin esfuerzo, disfrutar de los vientos que galopan sobre los prados, de las vistas inmensas y de un placido deambular. Nuestra meta está ya muy cerca.

2 h | 1.190 m | 9,5 km

Cruzamos una puerta metálica junto a la borda y rediles de Tomás, protegidos tras un laborioso muro de mampostería en seco. Seguimos la pista hacia lo alto de la loma donde nos aguarda, solitario, el pequeño templo. Nos guarecemos en el pequeño refugio adosado a la ermita y desde los arcos de sus ventanales asomamos sobre Lizarraldea (Tierra Estella).

3 h 50 min | 1.040 m | 18 km

Regresamos por la misma ruta hasta nuestro vehículo en el túnel de Lizarraga.

Guía práctica

Distancia: 18 km.

Duración: 3 h 50 min

Desnivel: 500 m

Dificultad: Fácil. No aventurarse en la ruta en días de niebla sin el material y los conocimientos adecuados para orientarse. No encontraremos fuentes durante la ruta.

Cartografía: Urbasa-Andia. Escala 1:25.000 - 1:50.000. Sua Edizioak.

Cómo llegar: Al puerto de Lizarraga ascendemos por la vertiente norte desde Etxarri Aranaz (en Sakana) por la carretera NA-120, que tras superar la aldea de Lizarraga se eleva en prolongados lazos hasta lo alto del puerto. Por la vertiente sur, iremos desde Lizarra por Abar-tzuza, por la carretera NA-120 hasta coronar el puerto de Lizarraga, donde aparcaremos.

26/08/2022