Hace ya algo más de un año que el Ayuntamiento de Pamplona dio por finalizado el desarrollo de Arrosadia-Lezkairu, en el que ha invertido 15 años y 194 millones de euros. Un enclave que comenzó a desarrollarse en 2006 y que cuenta con 6.000 personas empadronadas. Este pasado agosto estrenaron escuela de 0-3 y en noviembre, hace apenas un par de meses, hicieron lo propio con el centro de salud. No es atrevido pensar que son detalles que contemplan, quizás con algo de recelo, sus cercanos vecinos y vecinas de Erripagaña. Y es que quienes se mudaron a este barrio en el que las primeras viviendas se entregaron allá por 2011 –antes que en Lezkairu– han ido contemplando cómo poco a poco los alrededores han crecido y se han desarrollado casi a la par pero sin proporcionarles los servicios y las dotaciones que les hacen falta.
Y es que Erripagaña arrastra, casi desde que se concibiera como un polígono industrial en 1991 y pasara a contemplarse, ya en 1999, como el germen urbanístico y residencial de lo que es hoy, el problema de la fragmentación. No resulta fácil aliviar complicaciones en un lugar que pertenece casi en un 60% a Burlada; en un 21% a Pamplona; un 10% a Egüés y un 9,5% a Huarte. Hay 8.967 habitantes censados en sus 80 hectáreas de territorio, aunque tal y como asumen desde la Asociación de Vecinos de Erripagaña, “no es una cifra real, porque hay muchas personas empadronadas en otros municipios por falta de servicios. Si hubiera un 25% sin censar, el número total real sería próximo a 12.000”, explican.
En ese caso, si fuera independiente Erripagaña igualaría en población al Valle de Aranguren (12.156 habitantes según el último censo) como 8º municipio más poblado de Navarra. Con los casi 9.000 que tiene ahora sería el 13º, por detrás de Villava (10.022) y cerca de Ansoáin (10.588). Pero es una estampa que cambiará –relativamente pronto– con la llegada de nuevos vecinos y vecinas. Y es que es uno de los barrios que más ha crecido en los últimos años: en abril de 2021 contaba con 4.019 viviendas construidas y 615 que se habían comenzado a edificar, y actualmente prevé albergar 6.305 viviendas y entre 15.760 y 18.915 habitantes. Las cifras incluyen la oferta residencial recién aprobada en la parcela AR2, que albergará 471 pisos tipo de 3 dormitorios, de los cuales 233 serán de promoción libre, 142 VPO (44 de ellas de alquiler) y 96 VPT. También una gran plaza que servirá como punto de encuentro y un espacio comercial y de ocio.
Tanto ha crecido que ha permitido a municipios como Burlada subir puestos en la lista de los más poblados de Navarra, porque según los datos del último censo ha sumado 675 habitantes (cuenta con 20.398, de los que 3.686 están censados en Erripagaña) adelantando a Barañáin y situándose en 4º lugar, por detrás de Eguesibar. En este caso, en un valle en el que conviven 21.795 personas (239 más que el año anterior) 1.802 están empadronadas en Erripagaña. Son 3.193 en la parte que corresponde a Pamplona y 286 en la de Huarte.
Una carta para el Defensor del Pueblo y Movilizaciones
Desde la agrupación, que cuenta con 240 asociados, han avanzado que presentarán la semana que viene una queja al Defensor del Pueblo para dar a conocer la situación actual del barrio, la falta de dotaciones y los problemas para los que vienen años reclamando una solución. Han anunciado movilizaciones, ya que denuncian que el desarrollo actual “es completamente desequilibrado, y ha sido guiado por la iniciativa privada en vez de por la pública”. Piden que se ejecute todo el PSIS de Erripagaña, “no solo las viviendas y los espacios libres”, que se establezca un modelo de gestión “idóneo y que satisfaga las necesidades del vecindario”, además de que se desarrollen “con urgencia” las dotaciones contempladas en ese plan “para dotar de los servicios adecuados a la población presente y futura de Erripagaña. Es necesaria una hoja de ruta entre las administraciones autonómicas y municipales, con compromisos presupuestarios y cronológicos”, valoran.
Porque “a pesar de tener alrededor de 5.000 viviendas desde el punto de vista dotacional únicamente se ha construido el campo de fútbol del Burladés y no se ha avanzado en equipamientos como guarderías, centros sanitarios o educativos”, recuerdan desde la asociación. “Inicialmente se diseñaron dos parcelas educativas. Sin embargo, ahora la Dirección General de Educación considera que la dotación educativa existente es suficiente para Pamplona y la comarca, y entiende que las necesidades de Erripagaña podrían atenderse desde los colegios del entorno (Mendillorri o Sarriguren). Ha propuesto ocupar esas parcelas trasladando la escuela infantil que tiene en Burlada y moviendo dos centros regionales: el euskaltegi Zubiarte y la Escuela Oficial de Idiomas a Distancia de Navarra (EOIDNA)”.
Esas dotaciones ya tienen sus correspondientes parcelas, cedidas por el Ayuntamiento deBurlada, y se han presupuestado para 2024. También se ha creado la zona básica de salud de Erripagaña y está designado el lugar que ocupará el futuro el centro de salud (Burlada cedió la parcela el año pasado), que aunque en principio iba a estar para este año, no será una realidad –dicen– hasta 2026. “En lo que respecta al resto de parcelas polivalentes, ningún ayuntamiento ha proyectado nada hasta el momento. En la asociación hemos elaborado la hoja de ruta de dotaciones dos veces, basándonos en encuestas al vecindario: una en 2019 y otra en 2021. Las dos veces se la hicimos llegar a las administraciones pero no hemos recibido respuesta. Está claro que los ayuntamientos no cuentan con ningún plan para dotar de servicios al barrio. Sin embargo, lo necesita con urgencia”, reclaman.
Impuestos sin servicios
La vecindad se queja, “pagamos mucho y no recibimos nada”, dice. Xabier Costa, Loli García e Inés Zabalza critican que en Erripagaña “hay muchísimos niños y niñas y no podemos estar sin escuela infantil ni centro de salud ni dotaciones. Tienen que espabilar”. Costa asume que están construyendo edificios “cada vez con más alturas, va a venir a vivir muchísima gente, con más coches, y hay problemas de aparcamiento. Se forman embudos para entrar y salir a según qué horas del día”, lamenta, y recuerda que “hay caminos en los que te tienes que bajar de la acera por la cantidad de matas que se acumulan en los árboles. Baldosas levantadas, basura sin recoger... No limpian”.
García pide una villavesa que conecte Erripagaña con Burlada y denuncia que falta iluminación en algunas zonas “en las que está muy oscuro y puede pasar cualquier cosa. Tampoco podemos ir andando a Areta, nos jugamos la vida. Pagamos el doble de contribución que en otros sitios, como los ricos, y no tenemos servicios”. Asegura que ha ido al Ayuntamiento a quejarse “más de una vez” pero “no me hacen ni caso. No nos pueden tratar así”. Desde la asociación vecinal también valoran que existe un “agravio comparativo” entre vecinos de Erripagaña que pagan tasas impositivas diferentes y reclaman “que se invierta en el barrio la parte correspondiente a los ingresos obtenidos por los ayuntamientos” y “que se elabore un análisis de ingresos pasados y futuros, además de un estudio de costes de los servicios que están por desarrollar, para poder concretar el modelo de gestión o/y cambio administrativo”.
La última reunión entre los cuatro ayuntamientos con el Gobierno de Navarra se celebró en mayo del año pasado, aunque hubo una asamblea vecinal hace unos meses para explicar los detalles de la parcela AR-2, la de mayor tamaño. En un reciente pleno en Pamplona la mayoría municipal exigió al alcalde, Enrique Maya, “soluciones para Erripagaña” y que elabore “los estudios necesarios para conocer los efectos que tendría su posible incorporación a Pamplona, ya comprometidos en junio de 2022”, pero desde el equipo de Gobierno no han demostrado, históricamente, demasiado interés en esta cuestión pese a los continuos requerimientos de la oposición.