El verano está cada vez más cerca, y con ello, el aumento de horas de luz, las temperaturas y la posibilidad de poner en riesgo nuestra salud debido a la exposición al sol. Para reducir el impacto de los rayos del sol en la piel, además de buscar sombra y cubrirse con ropa, se recomienda utilizar crema solar.
En un mercado en el que existen diferentes tipos de cremas solares, que varían según su nivel de protección, puede llegar a ser más complicado de lo que parece escoger la correcta. Cada piel recibe los rayos ultravioleta del sol de forma diferente, por lo que una crema solar SPF 30 puede ser más que suficiente para una persona, pero otra es posible que necesite una crema solar SPF 50+.
Rayos UVA y UVB
Dentro de los rayos ultravioleta que produce el sol e impacta sobre la piel, hay que distinguir dos diferentes. Por un lado están los rayos UVA y por otro los rayos UVB. Ambos invisibles por su longitud de onda más corta que la propia luz, tanto los rayos UVA como UVB son dañinos para la piel y en recomendable protegerse de ellos, ya que pueden dañar el ADN de las células dérmicas y producir cáncer de piel, entre otros.
- Rayos UVA: Este tipo de rayos, que suponen el 95% del total emitido por el sol, no se sienten y se encargan de broncear la piel. Pese a ello, un alto nivel de exposición puede causar daños en las capas profundas de la dermis.
- Rayos UVB: Los UVB, que también están presentes durante todo el año al igual que los UVA, aparecen más durante los días soleados y son los responsables de provocar quemaduras y manchas en la piel, además de producir un posible desarrollo de cáncer de piel.
A la hora de escoger una crema solar, además de tener en cuenta el SPF, es recomendable buscar productos que contengan las palabras "amplio espectro" en su etiqueta. Esto indica que dicha crema solar protege tanto de los rayos UVA como de los rayos UVB.
La importancia del SPF
Las siglas SPF que aparecen junto al número de las cremas solares proviene de las siglas en inglés Sun Protection Factor (Factor de Protección Solar). Este número indica cuantas veces más tardaría una persona en enrojecer su piel tras usar un producto específico de la forma recomendada que sin usarlo. Es decir, con una crema solar SPF 30, una persona tarda 30 veces más en quemarse la piel que sin usar producto alguno,
A grandes rasgos, una crema solar SPF 30 permite que únicamente un 3% del total de los rayos UVB lleguen a la piel, mientras que una SPF 50 un 2% del total. Pese a que puede parecer una reducción insignificante, es posible que sea la diferencia entre quemarse o no durante un día de playa.
Recomendación de expertos
Además del SPF de las cremas solares, los expertos recomiendan también el uso de productos que sean resistentes al agua, ya que el uso mayoritario se produce en épocas de altas temperaturas en las que no faltan los días de playa y chapuzones.
Para un uso y protección adecuado, el SPF debe ser como mínimo de 30 y aplicarse 30 minutos antes de exponerse al sol y posteriormente cada dos horas para mantener un efecto más prolongado.
La crema solar no lo es todo
Aplicarse correctamente un protector solar con un SPF elevado puede ser clave para evitar quemaduras y todo tipo de problemas en la piel. Igualmente, hay que tener cuidado y tomar más precauciones ya que utilizar una crema solar con un SPF 50+ puede resultar en llevar hábitos más peligrosos en cuanto a exposición solar ya que nos sentimos más protegidos.
En todo momento, y aun con la protección de una crema solar SPF 50+ sobre la piel, hay que buscar sombras y cubrirse con ropa para evitar que la radiación ultravioleta impacte de forma directa en la dermis. Para ello, los sombreros de ala ancha, gafas de sol y sombrillas combinan a la perfección con un uso correcto de una crema solar con elevado SPF.