Mañana es 25N, parece mentira que en pleno siglo XXI sea más necesario que nunca salir a la calle contra la violencia machista.
—Pues sí, sigue siendo necesario y más en el contexto actual de negacionismo. La campaña de sensibilización que hemos lanzado junto con las diputaciones y Eudel por el 25-N Negar la violencia machista es una forma de apoyarla. Unámonos para pararla pretende, precisamente, transmitir la necesidad de que toda la sociedad, hombres y mujeres, nos unamos para hacer frente al avance de discursos que banalizan la violencia contra las mujeres.
Desde 2003, 54 mujeres han sido asesinadas en Euskadi por sus parejas o exparejas, en 2023 se interpusieron 6.500 denuncias y este año han crecido un 30% las agresiones sexuales. Un 30% más.
—Muchas de las personas que trabajamos en políticas de igualdad compartimos que una de las razones de este aumento se debe a las garantías que ofrece la ley de garantía integral contra las violencias sexuales. A la vez, hay muchos años de trabajo de sensibilización en los que se han puesto en marcha muchos servicios y recursos de prevención y apoyo. Por eso, ahora más mujeres se animan a denunciar, sabiendo todo lo que supone, sobre todo en una tipología de violencia, como son las violencias sexuales, en la que hasta hace poco solo se denunciaba un 8% de los casos. Este incremento visibiliza mucha de la violencia que se mantenía encubierta.
En el caso de las violencias sexuales, aparte de las evidencias forenses, el tema se sigue reduciendo en muchas ocasiones al consabido: Tu palabra contra la mía. ¿La ‘ley del solo sí es sí’ ha ayudado a aclarar el tema del consentimiento?
—Está ayudando a que estos casos se crean cada vez más, aunque que se sigue cuestionando a la víctima. Y, ante ese cuestionamiento, la víctima se retrae a la hora de denunciar. Pero todo con el trabajo de sensibilización que llevamos realizando se están logrando las condiciones idóneas para que estas mujeres se animen.
No obstante, la aplicación de la ‘ley del solo sí es sí’ ha quedado empañada porque la interpretación sesgada que ciertos jueces han hecho de la misma ha dejado en la calle a muchos violadores, una circunstancia que han aprovechado las derechas para demonizar esta ley. ¿La ley es buena en sí?
—La ley es muy buena porque es una ley integral. No podemos entender solamente la ley desde un punto de vista penal. Lo bueno que tiene es que abarca muchos aspectos, la prevención, la atención, la reparación y la puesta en marcha de los servicios necesarios para poder reparar este tipo de violencia.
¿Existe una corriente dentro de la judicatura que se resiste a los avances dados en la defensa de los derechos de las mujeres?
—Creo que la judicatura, también, es un reflejo de la propia sociedad; y ahí tenemos importantes avances que no podemos desdeñar. Tenemos representantes en la judicatura muy sensibilizadas en violencia machista y juzgados específicos que atienden los casos de violencia de género gracias a profesionales que están muy preparadas en términos formativos. Pero, lógicamente, la judicatura es un estamento muy amplio y, como bien decía, es un reflejo de la sociedad y nos podemos encontrar todavía con casos en los que siguen resistiéndose a las nuevas demandas de la sociedad.
Y en estas, llega Iñigo Errejón dejando claro una vez más que lo más parecido a un machista de derechas es un machista de izquierdas. ¿Qué opina del caso?
—Con el caso de Errejón podemos percibir el carácter estructural de este tipo de violencia y también que nos podemos encontrar con hombres que tienen una actitud políticamente correcta en ciertos ámbitos, pero que en otros afloran este tipo de conductas. Lo más importante del caso Errejón es que si echamos un poco la mirada atrás, en otros tiempos y en otras condiciones, casos como este no hubieran salido a la luz. Y es porque las mujeres estamos más sensibilizadas, más empoderadas y, a la vez, podemos identificar mejor las agresiones machistas que sufrimos.
Un estudio del Igualdad asegura que las mujeres tardan 8 años y 8 meses en verbalizar su situación de maltrato. ¿Por qué se tarda tanto?
—Antes he mencionado el carácter complejo que tiene la violencia machista, estamos hablando de una violencia en un ámbito relacional, de pareja, donde existen vínculos afectivos y también se generan situaciones de dependencia. En términos generales, todavía existe una asimetría de poder.
Pero más allá de la dependencia emocional, ¿qué otros factores subyacen?
—Muchísimos factores como el fracaso de tu proyecto de vida, el miedo a qué escenario te vas a encontrar, el impacto para los hijos fruto de esa relación o las consecuencias económicas a las que se tienen que enfrentar muchas mujeres porque han renunciado quizá a un desarrollo profesional. Tenemos que seguir generando las condiciones idóneas para que estas mujeres no vean un freno a la hora de denunciar o, por lo menos, a manifestar la situación en la que viven para poder enfrentarla de la mejor manera posible.
“ No podemos pasar por alto que una parte de los jóvenes se sienten descolocados, de alguna manera, con los avances de la igualdad ”
Miren Elgarresta
La cineasta vasca Alauda Ruiz de Azúa, ganadora de un Goya por la película ‘Cinco Lobitos’, que planteaba los claroscuros de la maternidad, presentó en el Festival de Donostia la serie ‘Querer’, que va camino de convertirse uno de los fenómenos culturales del año. ¿La ha visto?
—No he visto la serie porque no tengo Movistar+.
Pues debería...
—Estoy deseando verla, pero no tengo mucho tiempo de asueto. Pero he visto el tráiler y me ha resultado suficiente para entender qué es lo que hay detrás. Puedo entender perfectamente las dificultades que existen cuando se viven violencias sexuales en entornos cercanos y las consecuencias de hacerlo visible.
Sin ánimo de hacerle un spoiler, ‘Querer’ aborda un tema que ha estado completamente silenciado en la narrativa audiovisual, como son los abusos dentro del matrimonio. ¿Por qué sigue siendo tabú?
—Porque es una realidad muy invisibilizada a la que se unen todos los factores que he mencionado. Esos elementos forman un cóctel que lleva a la reflexión a la hora de tomar la decisión de cuándo presentar una denuncia o manifestar las agresiones que se está viviendo dentro de la pareja.
“ Los algoritmos están diseñados para que los mensajes negacionistas lleguen a la juventud exclusivamente ”
Desde las instituciones siempre se anima a denunciar. Pero ‘Querer’ ofrece una imagen nada edificante del sistema que se supone que debe proteger a las víctimas, tanto que queda en el aire si la protagonista volvería a denunciar tras haber pasado por todo el proceso. ¿La policía y la judicatura hacen lo suficiente para no revictimizar a la víctima?
—Las personas expertas en el ámbito de la judicatura nos indican que cualquier proceso penal, cualquiera, es dificultoso. No solamente en los casos de agresiones machistas, todos son dificultosos. Pero hay un elemento muy importante que desde la propia judicatura se manifiesta y que es necesario transmitir. Y es que la no denuncia lleva implícito mayor impunidad a los agresores, porque no recae sobre ellos el peso de la ley. Otra cuestión es cuál es el mejor momento y las mejores condiciones para poder presentar la denuncia.
Con el Gobierno Pradales, Emakunde regresa a la esfera de Lehendakaritza. ¿Qué opina de la eliminación de la cartera de Igualdad?
—Llevo respondiendo a esto tantas veces… Emakunde ya tiene más de 35 años de trayectoria en el impulso, el asesoramiento, la coordinación y la evaluación de las políticas de igualdad. Tenemos un nivel de madurez muy alto y, desde luego, nuestra capacidad de incidencia en el resto de las políticas sectoriales es incontestable. Volvemos a Lehendakaritza y este es un espacio que nos permite también seguir desplegando las necesarias políticas públicas de igualdad, como hacíamos en el Departamento, porque nuestro deber es dar respuesta a la demanda de nuestra sociedad.
Hace unas semanas el Ararteko advertía de que cada vez más chicos adolescentes se presentan como “víctimas del feminismo”, como consecuencia de los discursos que quieren dar a entender que el feminismo se ha pasado de rosca y que, en vez de la solución, es el problema. ¿Cómo hemos llegado a este punto?
—Tenemos que entender que la juventud es un reflejo de la sociedad y que está aprendiendo de las personas adultas. Pero el mismo informe también dice que el 74% de la juventud está en contra de la violencia machista y se siente alineada con las políticas de igualdad, aunque ese porcentaje se reduce al 50% en el caso de los chicos. Es cierto que se constata que una parte de los jóvenes se sienten descolocados con todos los avances de la igualdad y no podemos pasar por alto esta realidad. Es importante trabajar con los chicos, concretamente. Dentro de Gizonduz se ha puesto en marcha un proyecto piloto que se llama Tratu on, con el que pretendemos trabajar la cultura de los buenos tratos con los chicos. Se intenta trabajar conductas machistas problemáticas para generar herramientas psicoeducativas que hagan posible que personas en el ámbito de la educación puedan tener recursos para gestionar este tipo de conductas. Necesitamos que estos chicos jóvenes que se han sentido soliviantados por algunos mensajes feministas no se alejen del objetivo de conseguir una sociedad más igualitaria ya que en este fin ellos, también, son parte activa.
Pero la escuela vasca se mueve desde hace años en el paradigma de la coeducación. ¿De dónde les nace este involucionismo?
—Pero es que el sistema educativo no es el único agente socializador. La socialización de las nuevas generaciones empieza desde las familias, continúa en la escuela, sigue en los medios de comunicación o en los nuevos espacios digitales.
“ Con el caso de Iñigo Errejón podemos percibir el carácter estructural de este tipo de violencia sobre las mujeres ”
Creo que se ha marcado como objetivo plantar cara a la ‘manosfera’ y usar las herramientas digitales para combatir los canales que emplea para difundir este tipo de mensajes negacionistas y antifeministas.
—Hemos comenzado con la campaña del 11 de noviembre, en la que decimos que negar la violencia machista es una forma de apoyarla, unámonos para pararla. La manosfera no deja de ser un espacio digital en el que confluyen diferentes comunidades que transmiten mensajes negacionistas. Consideramos que todos estos mensajes representan esta corriente creciente de la ultraderecha que se emplaza en contra de las políticas públicas de igualdad y banalizan la violencia. Otro elemento importante de la campaña es la unión, que toda la sociedad se una en contra de este tipo de mensajes. Y es que el público objetivo de la manosfera es la juventud, los algoritmos están pensados para que estos mensajes lleguen exclusivamente a los más jóvenes. Por eso intentamos alertar de que esto está ocurriendo porque a las personas adultas no nos llegan estos mensajes. Y esto es importante conocerlo para buscar los recursos necesarios para intervenir y para tener un pensamiento crítico, reflexivo sobre la realidad, si estos mensajes son reales o no lo son.
A raíz de que medios como The Guardian o La Vanguardia hayan decidido abandonar X por ser una caja de resonancia de la desinformación y de teorías conspirativas como las que dan alas a quienes están tras el negacionismo se ha abierto un debate sobre si dejar X. ¿Hay que seguir y plantar cara, o abandonar y resignarse a que la ‘manosfera’ ha ganado la batalla?
—He escuchado argumentos en contra y a favor que son muy convincentes. El espacio digital puede ser un espacio de expansión del negacionismo pero también tiene un gran potencial para transmitir los mensajes a favor de la igualdad y de la construcción de vidas libres de violencias machistas. Pongo por ejemplo el fenómeno #MeToo, si no hubiese sido por el espacio digital probablemente no se hubiese logrado realmente todo lo que se logró.
¿Emakunde sigue en X?
—Seguimos en X, pero no hemos hecho una reflexión y, sinceramente, me genera un importante dilema. ¿Hasta qué punto el no estar en ese espacio estamos contribuyendo realmente a mejorar nuestras ratios de igualdad? Es que no lo sé, no lo tengo claro, necesito más información.
¿Han sufrido acoso en las redes?
—Sí, aunque contamos con un equipo que hace de cortafuegos para mantener la higiene emocional y continuar con nuestra labor. Hay que relativizar.
“ La no denuncia lleva implícito mayor impunidad a los agresores, porque no recae sobre ellos el peso de la ley ”
En fechas señaladas, como el 25-N o el 8-M vuelve la dicotomía entre feminismo institucional versus feminismo de base. ¿Se siente interpelada por ese discurso?
—Tengo claro que somos una comunidad y que formamos parte de esa comunidad, tanto el feminismo institucional como el feminismo activista. Es más, trabajamos y tenemos que trabajar con ellas, son nuestro espacio natural para poder seguir avanzando en la políticas de igualdad.
El próximo ejercicio contará con un 2,5% menos de presupuesto, ¿cómo afectará a su funcionamiento?
—Tenemos que aclarar que esto es una cuestión de interpretación de carácter técnico. Depende de cómo se haga la lectura del presupuesto podemos llegar a esa conclusión, pero en términos estrictos contamos con un incremento del 1,9%.
En términos cualitativos, ¿se tocará alguno de los programas?
—Lo más importante es que hemos hecho un análisis cualitativo de muchas de las partidas que consideramos estratégicas. Mencionaría la necesaria implicación de los hombres para el abordaje de la igualdad con Gizontuz. O la necesidad de tener un Observatorio para la Igualdad que nos aporte información veraz sobre los avances en las políticas de igualdad y también sobre la situación de la violencia machista, de manera que nos ayude a orientar mejor la política.