Sociedad

Es tiempo de galernas

Imagen de archivo tomada en la playa de La Arena cuando los usuarios abandonaban el arenal después de que la entrada de una galerna arruinara su día de verano.

No tienen nombre propio como sus parientes lejanos los huracanes o las ciclogénesis. En realidad no hay tiempo para ponérselo porque cuando una galerna llega a la costa vasca es un visto y no visto: en poco menos de dos horas cruza desde Punta Galea hasta Cabo Higer. Unos cien kilómetros en línea recta –y alguno más por la revoltosa carretera– en los que va repartiendo, sin distinciones entre vizcainos y guipuzcoanos, un bajonazo de temperatura, mar embravecida y rachas de viento exageradamente fuertes.

Porque sí, la galerna típica es como ese familiar que se presenta sin avisar y en el momento más inoportuno. Y es precisamente durante estos meses, entre mayo y septiembre, cuando hay más probabilidad de que este fenómeno meteorológico adverso toque a la puerta en el litoral vasco. Lo pueden hacer antes o después de esas fechas, pero al estar fuera de la temporada de baños oficial el riesgo que entrañan para las personas es más reducido. De hecho, este pasado mes de marzo una fue cazada cruzando la línea de la costa vasca a 55 kilómetros por hora.

Son las llamadas galernas frontales, ilustra Onintze Salazar, meteoróloga de Euskalmet. Son menos habituales que las típicas, pero este año por ejemplo ya ha habido tres: esa del día 11 de marzo y otras dos en mayo: el 9 y el 12, un día tristón que sin embargo pasará a la historia reciente porque la ventolera de esa jornada ha sido la más potente de su categoría en los últimos veinte años. En 70 minutos barrió la costa de oeste a este, desde Punta Galea hasta Higer, gracias a los 114 kilómetros por hora que marcó en Matxitxako y 109 en Santa Clara.

Pero es que además, los equipos de medición de la Agencia Vasca de Meteorología marcaron un descenso térmico de 6 grados centígrados en 50 minutos asociados a este episodio. El aumento de la presión y de la humedad también fueron dignos de mención como también lo han sido otros registros ocurridos a lo largo de estas últimas dos décadas. Porque este tipo de perturbaciones, tanto las frontales como las típicas, son frecuentes en Euskadi. Las primeras se sienten más atraídas por la primavera y el otoño y están subordinadas a la entrada de un frente frío; y las segundas, las más conocidas, están ligadas al verano puro y duro y a las altas temperaturas. Solo dos años (2003 y 2008) no ha habido ni una ni otra desde 2001.

06/06/2021