Fermín Ciáurriz fue pionero de los escape room en Iruña al instalarse con Way Out en 2015 y desde entonces no ha dejado de innovar. Abrió después con otros socios Hotel Hello (2018), novedosa por introducir el acting, la experiencia, efectos e incluso un poco de miedo. Fundó después, junto a Sara Santana, una empresa con sello propio y local que tiene encargos para salas de diferentes partes del Estado. Única en la Comunidad foral y de las pocas que existen en la Península, Puppet Factory nació en mayo de 2019 para ofrecer soluciones técnicas a las escape rooms, dedicada a crear experiencias de juego en entornos reales.
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Uno de sus primeros grandes proyectos fue para la sala Elkano, en Getaria, "de reconocido prestigio nacional e internacional". Realizaron el diseño y la electrónica de todo el juego. Su colaboración más reciente es con Mayto Kingdom (propietario de la franquicia Mad Mansion, con sede en Bilbao y salas en Pamplona como Overtime).
"Tienen una sala sobre IT (basada en la novela de terror de Stephen King), Tú también flotarás. Nos pidieron que les ayudáramos con la electrónica y la automatización, fue uno de nuestros proyectos más potentes", cuenta Ciáurriz.
Precisamente ésta es la mejor sala del mundo según los TERPECA (Top Escape Rooms Project Enthusiasts Choice Award), los premios más prestigiosos a nivel internacional que tienen el objetivo de galardonar a los mejores escape rooms del mundo. "El año pasado, cuando abrieron, se llevaron casi todos los premios", cuenta Ciáurriz.
Ya este 2021 han subido la persiana de Distrito 7, una escape room con una idea también curiosa ya que se trata de un barrio en el que los diferentes juegos y salas se relacionan entre sí, forman parte del mismo universo. Una de sus salas es la única en Navarra diseñada para jugar en parejas y este mayo estrenarán otra que incluirá el modo battle, para jugar por equipos.
Ellos le dan mucho valor a las pruebas, intentan desmarcarse con la originalidad. "Y con Puppet sabemos hacer que todo funcione como un reloj: antes había que darle a un botón cuando alguien hacía algo, desde fuera. Nosotros lo automatizamos todo con sensores, la música salta sola€ Es un universo más técnico".
Lo que importa es la experiencia. Y es que reconocen que todavía hay mucho público, "aún viene gente que no ha jugado nunca. Y aquí, por la buena acogida que tuvo el sector en su día, por la cantidad de jugadores que ha habido, también ha animado a otras personas a montar salas en Pamplona. Es un buen lugar para ello y se ha convertido en parada obligatoria para quienes hacen turismo: en verano se vive, prácticamente, de gente de fuera", reconocen.