Miércoles 18 de diciembre de 2013. Tras ganar 0-1 el partido de ida en El Sardinero, el Sevilla empata a cero contra el Racing en el Ramón Sánchez-Pizjuán, transcurridos 55 minutos de encuentro. Los dieciseisavos de final de la Copa del Rey, ante un rival de Segunda B, pueden suponer una buena oportunidad para hacer debutar a un canterano de 17 años. Y así lo estiman el entrenador Unai Emery y uno de sus ayudantes, Diego Martínez. Ambos se giran, miran al banquillo y dan la alternativa a un jovencísimo Carlos Fernández, quien sin saberlo está ante uno de los grandes mentores de su carrera futbolística.
No salieron bien las cosas aquella fría noche en Nervión. El Racing dio la sorpresa, marcó dos goles en el tramo final y avanzó en un torneo que, curiosamente, le emparejaría más adelante con la Real. Al actual delantero txuri-urdin al menos le quedó el consuelo del estreno, y también el hecho de haber iniciado con el propio Diego Martínez una conexión capital en su trayectoria. Al técnico gallego (Vigo, 1980) le encomendaron una campaña después hacerse cargo del filial del Sevilla. Y fue allí, en el segundo equipo hispalense, donde comenzó a explotar como nadie lo ha hecho aún todas las cualidades de Carlos Fernández.
Números sobresalientes
La prolífica relación deportiva entre andaluz y vigués se ciñe a tres temporadas. En la primera, la 2014-15, Carlos marcó cinco goles en 32 partidos para el Sevilla Atlético en Segunda B, antes de proclamarse campeón de Europa sub-19 con la España de, entre otros, Mikel Merino y David Concha. La segunda campaña, la 2015-16, implicó el ascenso a la categoría de plata del filial nervionense, con 17 dianas de su delantero centro. Y el tercer curso, el 2019-20, nos traslada ya a Granada y a la Primera División, con Fernández jugando en el Nuevo Los Cármenes en calidad de cedido: acumuló catorce tantos y ayudó de este modo a que el cuadro nazarí entrara en Europa y fuera semifinalista de la Copa del Rey.
Han transcurrido casi tres años desde que los caminos de entrenador y punta se separaran, tiempo en el que las lesiones del futbolista y el año sabático del entrenador durante el ejercicio 2021-22 han hecho escasear los enfrentamientos entre ambos. Un Granada-Sevilla (1-0) en septiembre de 2020, con Lopetegui dando la titularidad a Carlos Fernández y sustituyéndole en el descanso, supone el único precedente, toda vez que Imanol no dio minutos al delantero en el duelo de aquella misma campaña en la ciudad nazarí (otro 1-0 para el Granada).
Dos años en txuri-urdin
Martínez fichó por el Espanyol este pasado verano, tras una temporada en blanco para ambos protagonistas: uno inactivo y el otro convaleciente de la rodilla. En septiembre, mientras, el 2-1 de Anoeta pilló al jugador andaluz recuperándose de una lesión muscular. Y en estas llega el partido de este lunes en Cornellà (21.00 horas), con el propio Carlos tratando de asomar por fin la cabeza. Llegó a la Real hace dos años, en enero de 2021, previo abono al Sevilla de diez millones en concepto de traspaso, y el balance estadístico no resulta nada positivo hasta la fecha: solo ha podido jugar 28 partidos, diez de ellos como titular, marcando un único gol.
Su andadura como txuri-urdin, en cualquier caso, viene muy matizada por las cinco lesiones que ha sufrido durante todo este tiempo: molestias en el muslo que le dejaron fuera en 2021 de la eliminatoria contra el Manchester United, una fuerte contractura en el glúteo en la recta final de aquella misma temporada, la fractura de ligamento cruzado hace dos veranos en Alkmaar y las dos roturas musculares (una en agosto y otra en noviembre) que han marcado su presente campaña. En el club confían en él y mantienen su apuesta (contrato hasta 2026) por un futbolista con una referencia que debe invitar necesariamente al optimismo.
Esta se remonta a las semanas posteriores a la final de La Cartuja, cuando Carlos aprovechó la plaga de bajas para mostrar sobre el campo, de forma cristalina, a quién había fichado la Real. Titular de forma consecutiva ante Athletic, Valencia, Sevilla y Celta, el andaluz combinó nivel, y acierto ante el gol con una notable versatilidad, actuando como delantero, como mediapunta o incluso como interior, en la tercera altura medular de un 4-3-3. Ahora Fernández trata de acercarse a aquel rendimiento, con la dificultad que implica salir de la enésima convalecencia. Tras dos meses parado, se vio obligado a jugar media hora en Copa contra el Mallorca. Desde entonces, ante Rayo, Barcelona, Real Madrid y Valladolid, ha ingresado siempre en el campo una vez superado el minuto 80. Poco a poco.