Gipuzkoa confía en conseguir un diciembre de visitantes mejor que el último antes de la pandemia. “Hay ganas de que sea como siempre. Esperamos unas Navidades con mucho movimiento”, avisan comerciantes y hosteleros del territorio, que ya notan la primera gran llegada de turistas con motivo del puente de diciembre. Los restaurantes, por su parte, empiezan a agotar las últimas fechas disponibles en sus agendas para las comidas y cenas de celebración.
Con su mercado navideño, Donostia se ha convertido en el principal epicentro de la Navidad en Gipuzkoa. Así se atestigua estos días, cuando cientos de personas se han desplazado a la capital donostiarra aprovechando el macropuente de estos días. “Hay muchas familias y habrá más por Navidad. Están siendo unos días buenos”, cuenta Jon Baldovin, desde la caseta de tiques de la gran noria que preside desde hace unos días la primera línea de la bahía de La Concha. Por esta atracción pasan en cada jornada unas mil personas, una cifra que sube ligeramente los domingos y los festivos. “La mayoría es gente de aquí, pero también hay turistas franceses”, explica este trabajador, que cree que los días con mayores aglomeraciones están por llegar: “Con las vacaciones de los niños va a haber más gente”.
Pasear entre los diferentes puestos de artesanía repartidos por la ciudad a determinadas horas del día es casi imposible. “Si hace buen tiempo se nota mucho y sale todo el mundo, sino la cosa va a ratitos”, cuenta Mari Mar, de la floristería donostiarra Flowers & Events, parapetada por varios arbolitos de Navidad. Este establecimiento es uno de los debutantes este año entre las 57 casetas situadas en el mercado navideño. “Nos ofrecieron desde el Ayuntamiento participar y dijimos que sí. Hemos dejado la calle Okendo para estar aquí”, indica desde la plaza Labayen.
A escasos metros se encuentra otra debutante en Donostia, Oksana Lobas, que con su joyería Xanahora recala en la feria donostiarra tras haber hecho lo propio en otras ciudades. “Todavía cuesta que la gente se anime, se nota que estamos en los primeros días, pero mientras salga el sol será más fácil”, señala, al tiempo que recuerda las dos primeras jornadas del mercado, en las que la lluvia hizo que apenas hubiese nadie por las calles.
“El sábado no quería estar aquí ni yo”, apunta entre risas Teseo, de Tarjetas Pop Up. La jornada de este martes en el paseo del Urumea poco tenía que ver, con un sol radiante en el cielo, temperaturas agradables y mucho movimiento entre las casetas. “Se nota que hay gente de vacaciones. Hay muchos bilbainos que vienen a pasar el día y también franceses y algún que otro inglés”, apunta entre una pausa de atender a clientes.
Parece que el mercado de Navidad de Donostia va siendo poco a poco un reclamo interesante para los comerciantes, así al menos lo ve la granadina Sabina, que ha vuelto con su pareja a tierras guipuzcoanas con su puesto de ralladores artesanales de cerámica dos años después de haber estado. “Es otra cosa, porque las mascarillas echaban para atrás y nadie se paraba a hablar. Ahora veo las sonrisas de la gente”, indica, al tiempo que destacaba la amabilidad, la elegancia y la capacidad para “no quejarse de nada” de los guipuzcoanos. “Como la cosa fue tan bien hace dos años hemos decidido volver. Hay mucha gente de fuera que viene, sobre todo, catalanes, y hay que aprovecharlo”, asegura.
Fechas señaladas
Si las calles y los comercios están esta semana abarrotados, la ocupación en los hoteles roza el completo no solo en la capital guipuzcoana, sino en otros puntos turísticos del territorio como Hondarribia. En Villa Magalean, por ejemplo, es prácticamente imposible hacerse con una cama. “El puente suele funcionar mejor que los días de Navidad. Viene mucha gente aprovechando los días libres para hacer planes en pareja”, cuenta Susana Cardalleri, apuntando que el visitante más habitual es el estatal, seguido del francés. “Estamos consiguiendo que poco a poco se aloje más a este lado de la muga, ya que antes lo hacían al otro y venían a Gipuzkoa solo a pasar el día”, añade.
Para organizar una comida o una cena de celebración en alguno de los principales restaurantes del territorio, por su parte, es necesario hacerlo con una media de dos semanas de margen. De lo contrario, “difícilmente” es posible. Así lo revela Xabier Ruiz, de la tolosarra Casa Nicolás, donde únicamente están dando reservas a una semana vista por falta de género. “Tenemos llamadas de gente a diario, hasta los días de fiesta, pero lo que no tenemos es producto. Se han encarecido los precios y no nos llega la carne de otros países”, explica, asegurando que hay gente que prefiere no esperar y asegurarse sitio en otro restaurante. “Nosotros les decimos lo que pasa y es normal que no quieran perderse unas fechas tan especiales. Aún así, hay mucha gente que quiere venir aquí y esperan lo que haga falta”, observa.
Las últimas semanas del 2022, por lo tanto, parece que serán muy positivas para el turismo y el comercio guipuzcoano. Un arreón final para un año de recuperación definitiva que incluso parece que superará las referencias del último año sin coronavirus.