Llovía un poco, pero un “buen” atleta sabe que el agua nunca ha sido una excusa para no salir a correr. Así comenzó el lunes 12 de septiembre la temporada el club de atletismo Ribera Atlético. Pasados por agua, pero con la alegría y entusiasmo de reencontrarse con los compañeros después del verano. Algunos, los menos, reconocían que “no habían hecho nada durante las vacaciones”, mientras que otros, los más, afirmaban que habían salido “de vez en cuando” a correr para “no perder el ritmo”. Alguno mentía, pues decía no haber salido “apenas” y luego se echaba a “trotar” al ritmo de un olímpico.
El Ribera Atlético contará esta temporada con cuatro grupos de entrenamiento: uno para los nacidos entre 2012 y 2016 (Sub 10 y Sub 12), otro para los nacidos entre 2010 y 2011 (Sub 14), uno más para los nacidos entre 2009 y los años anteriores (Sub 16 en adelante) y el Riber-Run. Es precisamente este último grupo el que pasa más desapercibido, pues es más difícil de catalogar. A diferencia de los demás, no cuenta con una edad definida. En su origen, hace ya una década, se trataba de un grupo de veteranos que se reunía a última hora después del trabajo. Sin embargo, los años lo han transformado hasta convertirlo en un grupo de “populares” de lo más diverso en el que confluyen intereses de todo tipo. Eso sí, hay una cosa que comparten todos: el buen humor.
Por su composición, pudiera parecer que se trata de un grupo rezagado, pero nada más lejos de la realidad. Precisamente porque son más adultos, estos atletas comparten la pasión por el deporte y han hecho de él su afición. Y por eso se lo toman tan en serio. A los entrenamientos de los lunes y miércoles a las 20, se unen las quedadas de fin de semana. Cada domingo quedan antes de que cante el gallo y recorren la geografía ribera en jornadas de 15, 20 o 30 kilómetros.
Pero no solo eso, no es difícil encontrar un mensaje en el grupo de WhatsApp, casi diario, en el que uno anuncia que va a salir a correr y de pronto se le juntan cuatro o cinco compañeros más. A ello hay que sumarle las competiciones y carreras, cuyo calendario ya ha recuperado su normalidad. Justamente, salir a correr fue lo que salvó a muchos durante la pandemia, pues encontraron en el deporte una forma, no tanto de cuidar su salud física, sino de salvaguardar su salud mental. Debido a las medidas y restricciones, que impedían salir de fiesta o socializar, el deporte fue lo único que quedó para descargar energía y liberar endorfinas.
Tama, Laura, Juanjo, José Luis, Lucía, Patri, Ana… Son algunos de los miembros “más ilustres” del grupo, a los que se han sumado este año varios nuevos dispuestos a desgastar los caminos riberos. “Para no asustarles”, los entrenamientos comienzan ligeros, con un trote de unos 15 minutos, técnica, unas pocas rectas y ejercicios de estiramiento. Lo que no saben todavía es que, conforme llegue el invierno, las rectas se van convirtiendo lentamente en series cada vez más largas y los 15 minutos pasarán a ser casi 60. Pero, de momento, toca disfrutar de los inicios, aprender a superarse y conocer a un grupo que ya es “una gran familia”.
PARA 2023
El estadio Nelson Mandela, donde están las pistas de atletismo, se encuentra en un estado deplorable. El tartán está desgastado, con partes directamente sin él y zonas que se han levantado, dejando una pista que debería ser lisa como si fuera un camino de obstáculos. Además, a causa del viento se cayó una de las jaulas para lanzamientos y quedó destrozada. Por todo ello, la Federación Navarra de Atletismo anunció a finales del pasado año que no realizaría competiciones en Tudela hasta su arreglo, concluyendo que “la seguridad es lo primero”.
No era algo nuevo. El club lleva lustros reclamando unas pistas “homologadas y en condiciones”, que permitan albergar competiciones y no pongan en riesgo la seguridad de sus atletas. Resulta paradójico que el lugar en el que comenzaron deportistas como Estela Navascués, campeona de España y olímpica en Río de Janeiro, o Nassim Hassaous, actual promesa del fondo español, cuente con unas instalaciones tan deficientes.
El Plan Director de Deportes del Gobierno de Navarra contempla para 2023 una partida de 400.000 euros para la reforma y homologación de la pista de atletismo de Tudela. 200.000 los aportaría el Instituto Navarro del Deporte y 200.000 deberían ser aprobados en los presupuestos de 2023. A ello hay que sumarle los 400.000 euros que aportaría el Ayuntamiento de Tudela, en lo que sería un proyecto de rehabilitación completa. Sin embargo, todavía queda un largo de recorrido hasta que el proyecto se apruebe y se realice, aunque desde el club apuntan que por primera vez hay “voluntad de hacerlo”.
Aunque el arreglo de las pistas es la reivindicación más urgente, no es la única. Desde el club piden tener acceso a un polideportivo cubierto que “proteja a los niños y adolescentes de la lluvia, el viento o el frío”. Además, reclaman un circuito de tierra o hierba iluminado, ya que “desde mediados de octubre hasta finales de marzo, dejamos de tener luz natural”, lo que les obliga “a tener que entrenar por las calles y mezclarnos entre el peligrosísimo tráfico”. Por último, como entidad sin ánimo de lucro, califican como “vergonzoso” que el club “tenga que pagar una cuota mensual por el uso de las instalaciones municipales”.