Esquerra y el Govern están preparados para combatir la ola reaccionaria y defender Catalunya pero sospechan que Pedro Sánchez pueda tener en su agenda lanzarse a la aventura de la llamada gran coalición entre PSOE y PP. “Quizás quiera ahorrarse el infierno mediático y político que ha tenido estos cuatro años por negociar con ERC y Bildu”, auguró ayer Gabriel Rufián, portavoz de los republicanos en el Congreso, convencido de que “la clave no está en darle fuerza al PSOE para que supuestamente actúe para contener a la extrema derecha, sino otorgársela al independentismo vasco y catalán para que le obligue a pactar con la izquierda”. En parecida sintonía se pronunció Pere Aragonès, quien asegura que “pase lo que pase” en las urnas “habrá que defender Catalunya”, en especial ante un posible pacto PP-Vox pero también ante una eventual entente del bipartidismo.
Rufián alertó de que hay sectores políticos, mediáticos y empresariales que piden una gran coalición desde hace tiempo, por lo que cree que los socialistas apostarán por esta fórmula si les dan los números. De hecho, recordó que en 2019 el PSOE estaba dispuesto a pactar con Ciudadanos y que “principalmente los comunes y los cuadros que ahora están en Sumar” estaban de acuerdo, mientras que el exlíder de Podemos Pablo Iglesias y la ministra Irene Montero se opusieron. El candidato republicano garantizó en declaraciones a Europa Press que el voto a ERC “es un voto para combatir el fascismo” y la ola reaccionaria que, según él, está experimentando la política española. A su juicio, lo “políticamente incorrecto ahora en España es ser homófobo, misógino, machista y reaccionario”, mientras que antes lo era defender los derechos civiles y sociales, ser feminista y anticapitalista. “Está de moda ser facha”, lamentó Rufián. En este sentido, reiteró que “a una derecha o una ultraderecha de verdad no se le frena con una izquierda de mentira”, apostando por el frente de fuerzas de izquierda que incluya a BNG y a Bildu, con quien se presentan en coalición al Senado. En esta tesitura, el portavoz soberanista estimó que si ERC debe apostar por la “confrontación” ante un Gobierno de PP y Vox, relegando la vía pactista de los últimos tiempos, lo hará, como sostiene que ya hicieron los republicanos cuando los populares gobernaban con mayoría absoluta en 2015.
Por su parte, Aragonès señaló los peligros que se ciernen sobre el futuro político de Catalunya, su estado de bienestar y su lengua y cultura en una entrevista en La Vanguardia donde descartó por completo un adelanto de los comicios autonómicos. “Pase lo que pase en las elecciones habrá que defender Catalunya y todo lo que representa: el estado del bienestar, la lengua y la cultura catalanas, las instituciones, así como el futuro político de este país. Habrá que reforzar las líneas de defensa de Catalunya. Nos han estado avisando el PP y Vox. Están diciendo que Catalunya será el enemigo a batir”, avisó el president. “Tenemos que estar preparados para todas las circunstancias, y la mejor defensa se construirá desde el independentismo, y desde las posiciones independentistas y progresistas”, aventuró. Es ahí donde destacó que “el PSOE no puede pedir que se le vote para defender Catalunya ante la extrema derecha, porque entre Madrid y Catalunya siempre acaba escogiendo los intereses del Estado”, por lo que no descarta algún tipo de entente entre los socialistas y los populares.
Agotar la legislatura
El jefe del Govern se desmarcó de los que, desde el ámbito del independentismo –en alusión a Junts–, puedan pensar que es preferible un pacto PP-Vox porque “cuanto peor, mejor”, y replicó: “Yo pienso que cuanto peor, peor. PP y Vox representan un grado de hostilidad mucho mayor que con Sánchez”. En todo caso, “no subordinaré en ningún caso la legislatura catalana al Congreso. No lo han hecho los presidentes que me han precedido, porque han tenido el sentido institucional que corresponde a un presidente de la Generalitat. Yo tampoco lo haré ahora”.