A quienes les gusta el café suelen disfrutarlo en cualquier momento sin distinguir estación del año, pero sí es cierto que en verano y el calor se suele hacer un poco cuesta arriba tomarlo caliente. Para muchos la solución es pedir unos hielos, bien para ponerlos en el vaso junto con la infusión, bien para hacer pasar por ellos la infusión para enfriarla sin aguarla. Pero hay una tercera opción, el cold brew, que directamente prescinde del calor para hacer la infusión pero permite disfrutar de todas sus cualidades.
En la preparación más tradicional, lo que se hace es pasar agua muy caliente a través de una capa de café para extraer todos sus aromas y cualidades y disfrutarlos en una taza. Hay muchas maneras de hacerlo, desde el café de puchero al exprés, al de melita o el de cafetera italiana. Pero no es la única manera de hacerlo, también se puede hacer con agua fría. Es el café cold brew.
La infusión en frío, cold brew
Una infusión es la bebida que se obtiene introduciendo en agua una serie de productos vegetales (flores, hojas, semillas…) con el objeto de extraer sus aromas y su sabor. Tradicionalmente se entiende que el agua debe ser caliente, a punto de hervir. Pero en realidad el calor lo que hace es acelerar el proceso, necesitar menos tiempo para lograr el objetivo. En una máquina expreso se inyecta en el café agua a 95-98º C con una presión de 9 atmósfera y en 25-30 segundos tenemos un café perfecto.
Por esto mismo, también en agua fría o a temperatura ambiente se puede conseguir un resultado muy similar, aunque se necesitará más tiempo. Son muchos los expertos que equiparan esta infusión en frío con una maceración. Y la bebida será parecida pero tendrá su personalidad propia, una serie de características diferenciales que descubrirán nuevas cualidades.
Características y diferencias
De entrada, las propiedades del café, en frío o caliente, el tostado y el molido de los granos del café; la cantidad, la temperatura y las características del agua; y el tiempo de infusión.
Así, el café cold brew será menos amargo. El calor y la presión hacen que pase también a la bebida el amargo del tostado del café y es una cualidad que no termina de convencer a todos. El café cold brew es menos denso y tiene un aroma más sutil. De color más claro, el primer sorbo ofrecerá un sabor intenso y lleno de matices. Además es menos ácido, resaltando más los rasgos dulces y afrutados del café, lo que evita que se le añada azúcar u otros edulcorantes.
Tras la preparación, los que se han infusionado en agua caliente tienen una mayor capacidad antioxidante, mientras que los cold brew resultan más digestivos al ser menos ácidos. También resulta que tienen más cafeína, por lo que a pesar de su suavidad, de lo fácil que se bebe, el riesgo de sobredosis es una tanto elevado. Por eso quizá sea una buena bebida para un desayuno fresco y ligero o para una sobremesa de la que va a salir una tarde-noche larga en la que va a costar irse a dormir.
Una ventaja de los cold brew sobre los de la infusión tradicional es que se pueden guarda hasta dos semanas en la nevera o congelarlo en cubitos. Además, es un café más viajero, que se puede llevar a cualquier sitio y disfrutar en cualquier momento.
La receta del café cold brew
Es muy sencillo de preparar en casa. Como en muchas otras recetas cada cual tiene su gusto y hay que ir afinándolo por el sistema de prueba y error. Se aconseja empezar por una proporción de 10 ge de café por cada 100 ml de agua, aunque los muy cafeteros se inclinan por una proporción de una parte de café por cuatro de agua . El café debe ser recién molido y la molienda debe ser media o medio-gruesa.
Con todo preparado, basta con poner en un recipiente que pueda cerrarse lo más herméticamente posible los dos ingredientes. Antes de cerrarlo se mezcla bien con una cuchara para homogeneizarlo bien. Después basta con dejar reposar la infusión un mínimo de 12 horas.