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Vida y estilo

Esta es la carretera más difícil para los conductores

La cala de Sa Calobra es una de las más recónditas y espectaculares de Mallorca y llegar hasta ella es un ejercicio de destreza al volante y de voluntad sobre los pedales
En imágenes: hacia Sa Calobra por la carretera más difícil del España
En imágenes: hacia Sa Calobra por la carretera más difícil del España / NTM

El mundo está lleno de lugares repletos de encanto que nos esforzamos en buscar y disfrutar. Pueden ser más o menos conocidos, aunque llegar a ellos puede ser terriblemente complicado por tener unos accesos difíciles. Pero a la par, adentrarse por esos caminos también puede ser un atractivo añadido, casi tanto como el destino final. Es el caso de la carretera que lleva de la localidad mallorquina de Escorca a la de Sa Calobra, donde la sierra de Tramuntana cae directamente al Mediterráneo.

Aunque su nombre oficial es MA-2141 y termina en Cala Tuent, se la conoce como el Carretera de Sa Calobra y nace en la MA-10 al pie de Puig Major, la cima más alta de Mallorca con 1.445 metros de altitud, y de Puig de Massanella, de 1.364 metros.

La carretera de cala Sa Calobra se retuerce buscando el paso hacia el mar a través de la sierra de Tramuntana.

La carretera de cala Sa Calobra se retuerce buscando el paso hacia el mar a través de la sierra de Tramuntana. Geir Hval

Un recorrido enroscado

Detenerse en el mirador de s’Entreforc, todavía en la MA-10, permite hacerse una idea del recorrido que queda por delante. Montes y quebradas se interponen entre el viajero y el mar. Es la sierra de Tramuntana en todo su esplendor. Vaya en bicicleta, en coche o en moto, el viajero podrá disfrutar de uno de los paisajes montañosos mediterráneos más espléndidos. Eso sí, hay que tener una calma a prueba de vértigos y mucha paciencia para en verano recorrer esta carretera por la que circulan una importante cantidad de visitantes. El destino es uno de los lugares preferidos de los turistas.

A partir del cruce en el que se coge la carretera hacia cala Tuent y cala Sa Calobra, quedan por delante 14 kilómetros de carretera cuidada y pensada para el turismo pero que no ha variado muchos desde que se construyó en 1932 bajo el diseño del ingeniero Antonio Parietti. Lo más sorprendente es que la única fuerza laboral fue humana, sin máquinas para mover la tierra. Quizá sea una de las razones por las que no hay túneles.

Al llegar a la altura de los arcos de un antiguo acueducto, un zona conocida como los Arcs, se llega al cruce que va a la costa. Aquí empieza lo emocionante, un retorcido trazado que incluye entre sus curvas enlazadas, 12 de ellas de 180º y alguna sorpresa más.

Entre los barrancos del Morro de Sa Vaca y y el Morro de Ses Fel-es la carretera de Sa Calobra desciende 800 metros hasta llegar al mar, una bajada vertiginosa que obliga al conductor a prestar toda su atención al manejo y control coche y aguantar el tipo ante la dificultad técnica. Además no hay quitamiedos en los laterales ni señalización horizontal en la calzada que indique la separación de los carriles.

El Nudo de Corbata

A mitad de recorrido se llega al punto más sorprende y famoso de esta carretera, el Nus de Sa Corbata, el Nudo de Corbata, una curva de 360º que pasa por debajo de sí misma gracias a un pequeño puente-túnel. A la entrada de este túnel se encuentra otro mirador, uno que permites contemplar el recorrido realizado hasta ese momento y las curvas que quedan hasta llegar al cruce que lleva a Sa Calobra por el Carrer Port de Sa Calobra.

Este segundo tramo es el que registra mayor concentración de curvas, por lo que en verano, entre autobuses, ciclistas y más coches se convierte en un ejercicio de concentración y paciencia. Además pasa por una estrecha garganta por la que sólo puede pasar un vehículo, cediendo el que baja a Sa Calobra al que sube y por la que los autobuses apenas caben.

El estrecho paso por el que apenas caben los autobuses de visitantes.

El estrecho paso por el que apenas caben los autobuses de visitantes. Freepik

Ya abandonada la MA-2141, la carretera sigue retorciéndose hasta la localidad de Sa Calobra, a la que no se puede entrar con el coche. Hay un parking en el que dejar el vehículo y seguir a pie. En seguida se llega a la playa y se puede disfrutar del baño, merecido y relajante.

Torrent de Pareis

Una vez repuestas la fuerzas tras ese refrescante baño, se puede alargar la visita atravesando el pueblo hacia el este y seguir la linea de costa hasta llegar a la cala que da nombre al lugar y que no es otra cosa que la desembocadura en el mar del Torrent de Pareis, la salida al mar de un cañón de tres kilómetros de longitud cuyo río nace en Entreforc, en la confluencia de los torrentes Sa Fosca y Lluc. Alberga especies de fauna endémicas, entre las que destaca el sapillo balear (Alytes muletensis). También su riqueza botánica es muy alta, con algunas plantas muy escasas en el resto de Baleares, y de las que un 10% de las 300 especies diferentes identificadas son endemismos. Esto ha hecho que toda la zona se declarara en 2003 Monumento Natural.

La boca del Torrent de Pareis.

La boca del Torrent de Pareis. Freepik

En este cañón se puede practicar el barranquismo, pero el nivel de exigencia es bastante alto, por lo que no es para principiantes.

Ruta en barco

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Existe una alternativa a esta carretera para aquellos que lo de conducir no les atraiga mucho o que prefieran disfrutar del paisaje más que del asfalto, desde Port de Soller sale un ferri que comunica esta localidad con Sa Calobra, ofreciendo un transporte diferente, tranquilo y placentero que permite ver la sierra desde fuera y como es el choque del mar contra ella.

Se supone que de esta manera se evitarán muchos mareos y malos ratos a los que pudieran hacer la visita en coche, aunque según lo buen marino que sea uno o el estado de la mar ese malestar también puede alcanzarnos. Eso sí, se evita la acumulación de coches en Sa Calobra.

2024-07-15T10:03:07+02:00
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