La cultura vasca es fuente de inagotables curiosidades y de una rica historia. De hecho, al margen de nuestras fronteras, la identidad euskaldun se ha expandido a lo largo y ancho de muchos puntos del planeta. En todos ellos, el euskera, las tradiciones, los bailes, la música y la gastronomía, entre otros componentes, dan vida a estos rincones.
Al otro lado del charco, concretamente en Estados Unidos, existe un lugar que mantiene una estrecha relación con el mundo vasco y que, aún hoy, es el embajador ideal de nuestra forma de ser.
El reflejo de lo vasco
El destino del que hablamos no es otro que Boise, ciudad y capital del estado norteamericano de Idaho. Ubicado a más de 8.000 kilómetros de nuestra tierra, en pleno oeste, este punto es el perfecto exponente del mundo euskaldun en el extranjero.
Al pasear por sus calles, uno puede encontrarse con innumerables elementos vascos fácilmente reconocibles: un museo y centro cultural dedicados a la cultura vasca, ikurriñas, restaurantes de comida típica, un frontón y muchos sitios más de interés.
Es más, dentro del municipio hay incluso un barrio vasco, llamado Basque Block, cuyos orígenes se remontan a las pensiones en las que se alojaban los inmigrantes vascos que acudían a Estados Unidos en busca de trabajo.
Con sello euskaldun
Según relata el Hispanic Council, Boise cuenta con una barriada entera en honor a la cultura euskaldun, con restaurantes con productos y platos típicos del País Vasco, museos, frontones y hasta un colegio con educación en euskera.
Por si fuera poco, existen negocios dentro de la localidad en los que se pueden comprar chacinas de Pamplona o vinos de la Rioja. Asimismo, hay bares en los que se sirve kalimotxo y murales en señal al Gernika, el famoso cuadro de Picasso.
Y, como era de esperar, la joya de la corona: la Euskal Etxea. Al igual que casi 20 países en todo el mundo, Boise cuenta con la suya. Son instituciones creadas para preservar la cultura vasca mediante clases de idiomas y muchas otras actividades lúdicas.
Claros ejemplos
Boise lleva Euskal Herria en su ADN y las pruebas son muy evidentes. Existe un festival llamado Jaialdi, dedicado a la cultura euskaldun y que moviliza a decenas de miles de personas en cada edición.
Creado en 1987, se celebra cada cinco años y ha ido adquiriendo tal importancia que ahora mueve a más de 30.000 participantes. De acuerdo con sus organizadores, es uno de los grandes eventos de este tipo que se celebran fuera de Europa.
En ella, los presentes pueden disfrutar de exhibiciones de txingas, harrijasotzailes, aizkolaris y artesanía, entre otras disciplinas. La edición de 2020 acabó frustrada por la pandemia, pero en 2025 le llegará su turno a la siguiente, del 29 de julio al 3 de agosto.
Cuna de la diáspora vasca
Para comprender mejor este vínculo de Boise y la cultura vasca, es necesario echar la vista atrás. En el siglo XIX, un grupo de inmigrantes vizcaínos se instalaron en el estado de Idaho para dedicarse al pastoreo y a la ganadería.
Con el paso del tiempo, se formó una sólida comunidad de ultramar. Según los datos aportados por el Gobierno Vasco en 2020, se estima que el colectivo euskaldun es de alrededor de 16.000 personas.
La fiebre del oro de 1849 atrajo a los vascos hacia América, llevándolos a países como Argentina, Chile, México y, principalmente, Californi, para trabajar en la minería.En Estados Unidos, encontraron oportunidades en la industria ovina, que demandaba mano de obra para la producción de carne y lana.
Así, los vascos, junto a otros inmigrantes europeos, se establecieron en estados como California, Nevada, Idaho, Oregón y Wyoming. La migración continuó hasta las primeras décadas del siglo XX, disminuyendo en los años 50 con el declive de la industria ovina.