Una ración de pulpo de unos 80 gr aporta más de 12 gr de proteínas y muy pocas grasas, por lo que resulta bastante rápido y sencillo de digerir. Además, es especialmente rico en niacina (vitamina B3), que también colabora en la función digestiva.
2 Boquerones para los huesos.
Este pescado azul de pequeño tamaño es un auténtico yacimiento de ácidos grasos Omega-3 y de proteínas de alta calidad. Pero, además, contiene minerales, como el calcio y el fósforo, que son imprescindibles para incrementar la densidad ósea y frenar la osteoporosis.
3 El pepino, no solo en ensalada.
Su alto contenido en fibra, especialmente en su piel, favorece el tránsito intestinal. Pero su cualidad más destacada es que se trata del vegetal que más agua aporta. Para potenciar esta virtud sírvelo en sopas frías tipo tzatziki o, simplemente infusiona unas rodajas de pepino y limón en agua. Si no, siempre se puede tomar en ensaladas. Con todos estos platos lograrás una dosis extra de hidratación en el organismo.
4 La nectarina puede ayudar a adelgazar.
Además de su contenido en agua y en fibra tiene un notable efecto saciante, que facilita la pérdida de peso. También posee un bajo índice glucémico, que mantiene los niveles de azúcar en sangre y ayuda a controlar los ataques de hambre, siendo el tentempié ideal.
5 La pitaya mejora la circulación.
Originaria de América del Sur, ahora también se cultiva en el Estado español –Canarias, Málaga, Almería, Murcia...–. Su pulpa se agrega a las ensaladas, a los zumos o se puede degustar como postre. Es sabrosa y aporta antioxidantes como las betalaínas y la vitamina C, que mejoran la función del epitelio, la capa que recubre los vasos sanguíneos, protegiéndonos de los accidentes cardiovasculares. También se le conoce como fruta del dragón.
6 Sémola de maíz, energía asegurada.
Se emplea en la popular polenta italiana, pero también es ideal para hacer la masa de los tamales y otros platos de la cocina latinoamericana. Que sea de color amarillo indica que no ha sido refinada y, por tanto, es fuente de fibra y carbohidratos complejos, que aseguran unos niveles estables de azúcar en la sangre y hacen que te sientas con más energía durante más tiempo.
7 Yogur, fuente de energía.
Si has cumplido los 65 necesitas reducir las calorías de tu dieta, ya que el gasto calórico es menor. Pero eso no debe implicar reducir el aporte de ciertos nutrientes, entre ellos el calcio y la vitamina D. El lácteo que contiene mayor proporción de ambos es el yogur. Por eso, si ya has cumplido los 65 años, intenta tomar al menos uno al día.
8 Estragón para encender la chispa del deseo.
En Oriente Medio esta hierba aromática se considera un afrodisiaco natural. Cuando quieras aprovechar la acción de este estimulante sexual, que da un sabor anisado a los platos con un punto dulzón y avainillado, no tienes más que preparar una salsa bearnesa o una salsa tártara y acompañar por ejemplo unos huevos benedictinos.
9 Guisantes, pequeñas joyas de la dieta mediterránea.
Esta legumbre, que no verdura, tiene un sinfín de beneficios para el organismo, lo que la convierte en uno de esos alimentos que no deberían faltar en la alimentación habitual. Al aportar muy pocas calorías son ideales para ayudar a mantener un peso adecuado, pero es que además resultan una gran fuente de vitamina C y K, ácido fólico, fibra o manganeso. Por si fuera poco, también facilitan el proceso digestivo.
10 Cremas de verduras, básicas en el menú.
Razones para enamorarse de ellas no faltan: nos alimentan, nos hidratan, y nos calientan el cuerpo y el alma. Las sopas y cremas de verduras y hortalizas son una de las mejores elecciones que podemos hacer para nuestro menú semanal en cualquier momento del año. La razón es que, además de ser fáciles de cocinar, económicas y de lo más sabrosas, aportan muchos nutrientes esenciales para el organismo como vitaminas y minerales, y también resultan muy saciantes.