Suena el despertador, saltas de la cama y por inercia te arrastras hasta el baño. Todos los días la misma rutina: te lavas la cara, te duchas, desayunas, te vistes y ya estás lista para comenzar otra jornada. Pues bien, de todos estos hábitos que hacemos a diario y de manera casi inconsciente hay uno que puede que no sea tan saludable como pensamos y es el de lavarse la cara por la mañana.
Según expertos en dermatología, realizar ese gesto hará que nos espabilemos más rápido, pero puede que no sea especialmente saludable para nuestra piel. Coinciden en que, si por la noche ya hemos realizado una limpieza a fondo de la piel, no sería necesario volver a hacerlo por la mañana, ya que podríamos contribuir a que nuestro cutis se seque.
Aseguran que la limpieza del rostro es el paso más importante e imprescindible de cualquier rutina de belleza diaria y que el momento más adecuado para realizarla es por la noche. Así eliminaremos los restos de maquillaje, protector solar, bacterias y toda esa suciedad y polución que se nos ha ido acumulando en la piel del rostro con el paso de las horas y que puede saturar los poros de la piel.
De esta forma, los expertos señalan que si antes de acostarte ya has realizado una limpieza profunda del rostro, no será necesario que vuelvas a hacerlo de nuevo por la mañana. No pasa nada por que te eches un poco de agua para despejarte y, si tu piel es normal, bastará con el agua misma de la ducha. Si tu piel es grasa, puedes retirar las secreciones producidas durante la noche, como sudor o toxinas, con un limpiador matificante y, si por el contrario, la tienes seca, un poco de leche limpiadora te ayudará a hidratarla.
Los dermatólogos coinciden en que la piel del rostro es muy delicada y si te lavas la cara en profundidad todas las mañanas corres el peligro de limpiarla en exceso. De esa forma, arrastrarás los aceites naturales de la piel que ayudan a preservar la hidratación, lo que provocará en tu piel sequedad, tirantez y arrugas prematuras que irán agravándose con la edad. Por todo esto, los expertos recomiendan lavarse la cara solo una vez al día y mejor hacerlo por la noche.
Si tu piel es grasa tampoco debes obsesionarte con la limpieza. En este caso puedes limpiarla por la noche y por la mañana, pero ten en cuenta que limpiarla en exceso hará que las glándulas sebáceas produzcan más sebo para compensar la sequedad.
Cómo debes lavarte la cara
Ahora que sabemos cuándo debemos lavarnos la cara es importante conocer cómo hacerlo de la manera más adecuada. En cuanto a la temperatura del agua, lo más recomendable es lavarla con agua tibia tirando a fresca, ya que estimulará la circulación, tonificará la piel, reducirá la inflamación y eliminará mejor las toxinas. El agua caliente no es aconsejable ya que, al eliminar los aceites naturales que protegen nuestra piel, causará sequedad y una mayor producción de sebo y favorecerá la aparición de rojeces, irritaciones y eccemas.
La toalla es otro aspecto importante a tener en cuenta. No hacemos nada con limpiar perfectamente la piel si después no la secamos de la forma correcta. Debemos utilizar una toalla limpia y no puede ser la misma que usemos para secar otras partes del cuerpo. Lo mejor es utilizar una toalla pequeña exclusivamente para el rostro. Las mejores son las de microfibra de poliéster suave que deben lavarse después de cada uso y han de reemplazarse cuando las fibras estén gastadas. La piel del rostro es muy sensible, de forma que debemos secarla con delicadeza y sin frotar. En el caso de pieles con acné, lo más recomendable es utilizar tissues de un solo uso que absorben el agua sin necesidad de restregar ni de arañar la piel.
Ya lo ves, la piel del rostro es muy delicada y para poder presumir de un cutis terso, fresco e hidratado son necesarios unos cuidados específicos que además deben realizarse en su justa medida, ya que pecar tanto por exceso como por defecto puede resultar muy contraproducente.