El cotilleo y la crítica es uno de los deportes nacionales con más adeptos y del que no se salva prácticamente nadie; no entiende de edad, sexo o clase social y es muy fácil practicarlo, basta con tener un poco, o un mucho, de mala uva.
Como en todo deporte, hay distintas categorías y los más expertos acumulan un buen puñado de medallas y trofeos por la causa. Son esas personas siempre dispuestas a criticar a los demás sin plantearse si quiera cómo pueden afectarles sus palabras.
Lo cierto es que objetivamente son comentarios desafortunados que si llegan a oídos de las personas afectadas pueden causarles mucho daño. Pueden resultar especialmente ofensivos cuando hacen referencia a la apariencia física de la persona.
Mientras unas personas son capaces de aceptar sus defectos y de encajar las críticas sin ningún problema, otras pueden sufrir grandes inseguridades y un comentario desafortunado puede dañar su autoestima y derivar en trastornos de ansiedad o depresión.
¿Y cómo podemos saber qué comentarios son desafortunados y cuáles no? Aunque cada persona es un mundo, una usuaria de TikTok, Jordan Elisabeth, hizo viral una técnica para aclarar de una forma rápida qué comentarios sobre el aspecto físico de una persona son oportunos hacer y cuáles no, y cuándo y cómo debemos pronunciarlos para no herir a la persona.
Se trata de la regla de los 5 segundos, una sencilla técnica que consiste en que antes de hacer cualquier crítica o comentario pensemos si es algo que la persona va a poder reparar en los 5 segundos siguientes a decírselo.
Si la respuesta es sí, podemos comentárselo de forma educada y siempre mejor en privado; si la respuesta es no, mejor abstenerse de hacer el comentario. En este último caso, probablemente se trate de situaciones o problemas con los que la persona ya lleva un tiempo lidiando y que le causan sufrimiento.
Si a una persona le decimos que tiene lechuga entre los dientes, una mancha de comida en la ropa o una miga de pan en el pelo le estaremos haciendo un favor porque rápidamente podrá subsanar ese error que le desagradaría descubrir al llegar a casa. Sin embargo, no le va a aportar nada que le digamos que tiene mala cara, que se le han puesto los dientes amarillos o que le han salido granitos.
De esta forma, esta regla de los 5 segundos nos va a ayudar a sustituir comentarios desafortunados e impertinentes por críticas constructivas y va a marcar la diferencia entre resultar arrogante o educado. Debemos acostumbrarnos a opinar solo cuando se nos pida nuestra opinión o cuando esta vaya a resultar de ayuda para quien reciba nuestro comentario.