El alcohol es a día de hoy uno de los elementos más destacados en el ámbito del ocio. Ingerido en forma de bebida en la terraza de un bar, en una fiesta, en un campo de fútbol, o incluso a la hora de comer, el alcohol es consumido en todo el mundo de forma muy extendida.
Una de las formas más tradicionales de hacerlo es a través de la cerveza, ya que es la bebida alcohólica más consumida en todo el mundo. Elaborada a base de granos de cebada, esta amarga bebida cuenta con diferentes variantes para aquellas personas que no quieren o no pueden consumir alcohol, ya sea a través de las denominadas 'sin alcohol' o '0,0'.
¿Pero realmente, este tipo de cervezas están totalmente libres de alcohol, tal como lo indican las grandes productoras? ¿O simplemente es una forma de marketing de las mismas para aumentar sus ventas?
La verdad acerca de las cervezas sin alcohol
La usuaria de Instagram @infarmarte, que cuenta con cerca de 290.000 seguidores e informa acerca del ámbito de la farmacia, ha elaborado un breve vídeo en el que resuelve todas estas cuestiones. En primer lugar, Elena, la persona que gestiona dicha cuenta, indica que tanto la cerveza sin alcohol como la 0,0 sí llevan alcohol.
Una cosa sí que es cierta, y es que la 0,0 cuenta con una menor cantidad, casi inexistente, de alcohol en comparación a la denominada como 'sin alcohol'. Para ello, Elena clarifica a base de porcentajes la cantidad de alcohol con la que cuenta cada variación de cerveza.
En cuanto a la cerveza tradicional, que sí lleva alcohol, la media oscila entre el 4,4% y 5,5%, pero pueden incluso superar el 10%. Al ingerir este tipo de cerveza, el consumidor ya sabe que la bebida cuenta con cierta graduación alcohólica, por lo que también conoce los riesgos de hacerlo.
El gran problema reside en las otras dos variaciones de cervezas, la 'sin alcohol' y la '0,0', ya que ambas contienen alcohol pero se venden como si no lo tuvieran. La primera, tiene menos del 1% de alcohol, normalmente un 0,9%, ya que está establecido que las bebidas con una graduación de alcohol menor a la indicada previamente pueden denominarse 'sin alcohol'. Respecto a la segunda, la '0,0', su graduación oscila entre el 0,01% y el 0,09%, por lo que también tienen alcohol.
Respecto a esta última, cabe decir que su reducida graduación apenas tiene un impacto en el cuerpo, pero es importante tenerlo en cuenta para personas abstemias y mujeres embarazadas.
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Efectos secundarios del alcohol en el cuerpo
El consumo de alcohol puede generar diversos efectos secundarios en el cuerpo humano, tanto a corto como a largo plazo. Respecto a los efectos inmediatos, el alcohol actúa como un depresor del sistema nervioso central, causando sedación, alteración de la coordinación motora y del juicio, y, en dosis altas, puede llevar a intoxicación y coma. El consumo excesivo puede provocar náuseas, vómitos y deshidratación, comúnmente conocida como resaca.
A largo plazo, el consumo de alcohol puede causar daños importantes a diversos órganos. El hígado es el más vulnerable, desarrollando enfermedades como hepatitis alcohólica, fibrosis y cirrosis. Además, también puede dañar el sistema cardiovascular, aumentando el riesgo de hipertensión, cardiomiopatía y accidentes cerebrovasculares.
El sistema digestivo también sufre, con un mayor riesgo de desarrollar gastritis, úlceras y pancreatitis. Además, el alcohol puede interferir con la absorción de nutrientes, llevando a deficiencias nutricionales. El consumo prolongado también está asociado con un mayor riesgo de varios tipos de cáncer, incluyendo el de boca, esófago, hígado y mama.
El sistema nervioso central puede experimentar daños permanentes, resultando en neuropatías, pérdida de memoria y trastornos cognitivos. El alcoholismo puede llevar a problemas de salud mental como la depresión y la ansiedad, exacerbando otros problemas preexistentes.