Los experimentos, mejor solo con gaseosa, se suele decir. Sobre todo cuando se han demostrado fallidos en el pasado, como la efímera legislatura en la que EH Bildu gobernó en Gipuzkoa, que se acabó diluyendo por la polémica en torno a su iniciativa para la recogida puerta a puerta de residuos, que nunca acabó de calar. Frente a ello, el PNV viene defendiendo la estabilidad y dejar las cosas como están para seguir avanzando y que la senda ascendente no se trunque, teniendo en cuenta además un contexto especialmente adverso del que no se ha salido del todo y que ha encadenado una emergencia sanitaria con una crisis económica y la invasión rusa en Ucrania.
El presidente del EBB, Andoni Ortuzar, apeló de nuevo a este continuismo por la necesidad de garantizar el bienestar de los ciudadanos en un acto político en Laudio en el que estuvo acompañado por los principales candidatos del territorio alavés, la plaza en la que los partidos volcarán mayores esfuerzos por lo abierto del resultado a tenor de las encuestas. Las políticas sociales son una de las vigas maestras de la acción del Gobierno vasco, con la salud y la educación como mascarones de proa, como demuestran año tras año los Presupuestos de Euskadi, una sensibilidad social de la que también hace bandera el PSE y que es aplicable a las instituciones en liza el día 28, ayuntamientos y juntas generales.
Ortuzar reivindicó por tanto a su partido como el que mejor defiende los intereses de vascos y vascas, y lo hizo además utilizando metáforas inspiradas en el mundo animal, como la dirección que siguen los cangrejos para referirse a las apelaciones al cambio por la que abogan sus contrincantes o a la necesidad de no confundir las abejas con las avispas.
Dijo que estas últimas solo pican y producen escozor, al igual que hizo ayer el coordinador general de EH Bildu, Arnaldo Otegi, en un ejercicio de literalidad: después de pasarse semanas eludiendo los requerimientos para desmarcarse claramente de ETA y reconocer el daño causado asegurando que se trataba de un debate en el "barro", ayer se sumergió de lleno en el lodo. Y lo hizo practicando el victimismo que tan ensayado tiene la izquierda abertzale merced a las ilegalizaciones y procesos judiciales que ha sufrido en el pasado. Así, en un acto en Bilbao, Otegi calificó los argumentos en contra de su formación política de cloaqueros y fake news.
El reciente quinto aniversario del fin de ETA y la controversia por las páginas web municipales que equiparaban a víctimas y victimarios se han visto coronados por la inclusión en las listas electorales de EH Bildu de exmiembros de la banda condenados, lo que ha acabado condicionando su inicio de campaña y supone un arma de doble filo para sus intereses: con esta salida al contraataque, Otegi trata de darle la vuelta a la tortilla y cosechar apoyos por la ofensiva que dicen sufrir. Pero por otro lado, una campaña plana les beneficia y "vivir en el lío", como decía Rajoy, que ayer mismo resurgió en un acto del PP gallego, les penaliza porque su electorado es fiel y su capacidad de pescar en otros caladeros es limitada.
La visión conspiranoica no fue el único elemento de distorsión de la jornada, y el PP denunció ante la Junta Electoral el "veto" a su campaña publicitaria en el Bus Eléctrico Inteligente de Gasteiz. Lo hizo además en una jornada en la que los partidos coincidieron en lanzar propuestas sobre movilidad: el compromiso de Beatriz Artolazabal (PNV) de instalar 200 puntos de carga para vehículos eléctricos en Gasteiz, el planteamiento de Nora Abete (PSE) de mantener los descuentos al transporte público durante todo 2023 y la apuesta de Eneritz de Madariaga (Podemos Euskadi, Ezker Anitza-IU, Berdeak Equo y Alianza Verde) por su gratuidad total.