La fama del pase de Osasuna a las semifinales de la Copa del Rey se la llevaron los autores de los goles con los que los rojillos derrotaron al Sevilla, el Chimy Ávila (en el minuto 71) y Abde (en el minuto 99, ya en la prórroga), pero Rubén García Santos (Xàtiva, Valencia, 14/7/1993), que comenzó el choque en el banquillo, tuvo una participación muy activa en ambos tantos, como asistente en el del argentino y robando el balón del que nació la jugada que acabó con el del marroquí. Ayer, casi sin haber pegado ojo y tras la suave sesión de entrenamiento que completó el conjunto navarro en Tajonar para preparar el duelo liguero del domingo en El Sadar contra el Atlético, el valenciano analizó para los periodistas la histórica clasificación para las semifinales de Copa de Osasuna, ronda que no alcanzaba desde hace 18 años y en la que va a participar por sexta vez, añadiendo además las claves de la espectacular temporada del equipo.
¿Pudo conciliar el sueño tras el partido contra el Sevilla?
–Es un tema del que se habla mucho en el vestuario después de partidos de este tipo. Somos profesionales y, después de tanta tensión, al futbolista le suele costar dormir. Ha habido gente que no ha dormido nada, otro una hora, otro dos, otro 45 minutos... Como estás con la tensión, cuesta descansar bien.
Al menos fue una noche inolvidable con final feliz para Osasuna.
–Sin duda. Yo ya recuerdo con muy buen sabor boca cuando eliminamos al Betis en Sevilla, pero poder brindar las semifinales a la gente en casa, pese a que el horario fue un poco extraño, resultó todavía mejor. Cuando estábamos dando la vuelta al campo después del partido me recordó un poco al ascenso. Son momentos que te hacen ver que creemos y que podemos hacer cosas grandes. Contra el Betis ya lo notamos y contra el Sevilla fue igual, en la prórroga, pese a llevarte ese varapalo en el último minuto... Yo ahí estaba casi hundido, con una sensación de... Pero aun así revertimos la situación porque tenemos un grupo unido y porque la gente estaba apoyándonos a muerte.
¿Cómo fue la charla antes de que comenzara la prórroga, forzada por el Sevilla con un gol de En-Nesyri en el minuto 95?
–Yo sobre todo estaba cabreado porque, en la acción del último minuto, Abde puede ir hacia el córner y perder tiempo, que es totalmente lícito en el fútbol, pero con la ambición propia de un chaval joven quiere meter gol. Siendo un tres contra dos, intenta jugársela él y encima veo a Monca, que lleva noventa y pico minutos corriendo como un cabrón, irse también a rematar cuando está de carrilero. Pues lo primero que se me ocurre es cargarme a los dos porque en la siguiente jugada tengo que estar yo en banda izquierda y nos meten el gol. Por eso estaba un poco hundido.
¿Cómo se repuso?
–Al final ves a gente como Kike Barja, que ha estado en situaciones de no jugar y que ahora por suerte está haciendo bien las cosas y está jugando, volverse loco animando al equipo, ves a tus compañeros que creen, que confían y que intentan animarte en todo momento, y esto también te sube y hace que confiemos en situaciones en las que igual años atrás nos hubiésemos venido abajo. Creo que todos pensábamos que podíamos ganar y por eso estamos pasando eliminatorias por pequeños detalles. Lo que se respira dentro del vestuario es que podemos aspirar a muchas cosas porque lo estamos haciendo bien, más allá de mirar y pensar hacia dónde ir, que es algo que no hemos hecho en la Copa y por eso estamos donde estamos. Estamos todos reventados porque no estamos acostumbrados a jugar tantos partidos seguidos, pero al final llegas a Tajonar a las ocho y media o nueve de la mañana y está más de la mitad del equipo en el gimnasio intentado recuperar y haciendo movilidad, y eso hace que todos estemos preparados para competir.
Dice que se le pasó por la cabeza cargarse a Abde. ¿Le ha perdonado ya después de su gol en la prórroga?
–Sí, sí, el fútbol es así. De hecho pongo como ejemplo mi situación del otro día en Sevilla contra el Betis, porque tengo una ocasión con la zurda a centro de Kike (Barja) casi para empujar y se me va arriba. En el momento pensé: “Me cago en tal...”. Y en la siguiente jugada nos meten el 2-1. Llegué al descanso de la prórroga súper cabizbajo, aunque yo mismo me decía: “Voy a tener otra seguro, voy a tener otra”. Y en el primer minuto de la segunda parte de la prórroga tengo otra y marco. A Abde le pasó igual. Sale y pierde ese balón, pero en la prórroga yo hago un robo, Monca le mete un buen pase y Abde lo hace perfecto, aunque en el momento que recorta digo: “La madre que lo parió, la va a fallar”. Pero mira, fue gol y se lo merece por insistir y demostrar que es un jugador desequilibrante.
Participó en los dos goles de Osasuna: en el primero asistiendo de cabeza al Chimy y en el segundo con un robo del que nace la contra del tanto de Abde. ¿Está contento con su rendimiento individual?
–Mi rol ahora mismo igual no está siendo tan importante a nivel de ser titular en Liga y jugar muchos minutos, pero creo que estoy haciendo bien las cosas. Es verdad que estoy entrenando muy bien, me encuentro súper a gusto y por momentos creo que podía estar jugando más, pero el fútbol es así, porque ha habido momentos en otras temporadas en los que no he estado tan bien y he sido titular indiscutible. Tengo buenas sensaciones y he jugado bien cuando me ha tocado, pero hay que entender que el míster evidentemente pone a los que cree que están en el mejor momento y piensa en lo mejor para el equipo. Estoy tranquilo y también feliz por los resultados que estamos consiguiendo como equipo, y lo colectivo está por encima de lo individual.
Hablemos de la afición. Contra el Sevilla hubo casi 20.000 espectadores en El Sadar, pese a que era un partido de pago, hacía mucho frío y con un horario tardío.
–Eso es una locura. Es indescriptible, aunque lo primero que me gustaría decir, más como persona a la que le gusta el fútbol que como futbolista, es que no me parece acertado jugar unos cuartos de final de Copa a las diez de la noche con el frío que hacía y alguien debería replantearse un poco el tema de los horarios. Jugar a las 22.00 horas no sé si es por tema televisivo o económico, pero la salud de la gente debería estar por delante. En cualquier caso, sabíamos que daba igual la hora, porque en Pamplona la gente iba a venir al campo igual, incluso sin camiseta, pero me jode que nuestra gente tenga que pasar frío y que los horarios no sean los mejores para los niños. Desde dentro somos consciente de ello y no nos gusta. Es verdad que de ocho a diez el frío iba a ser el mismo o parecido, pero creo que para la gente hubiese sido más cómodo. Eso sí, el apoyo de la afición fue clave para nosotros. Llevo muchos años aquí y no me cansaré de decirlo.
Osasuna ha cumplido el objetivo de su entrenador, que era traer la Copa a El Sadar, y también la ilusión de su presidente, que era llegar a semifinales. ¿Qué quiere el vestuario?
–Llegar a la final. Sabemos que vamos a volver a jugar en casa otra vez, que para nosotros es súper importante poder traer una semifinal aquí, y estamos convencidos de poder hacer algo grande. Como decía el míster, hemos ido poco a poco. Primero, ganando a los equipos de inferior categoría. Luego vas a Sevilla y a priori no vas de favorito porque el Betis es el campeón, pero el equipo estaba convencido de ganar y lo hicimos. Luego ha venido el Sevilla, que no está en su mejor situación pero que está acostumbrado a competir en Europa y en este tipo de eliminatorias. Confiamos en que podemos hacer algo más y vamos con todo, con la máxima ambición.
Osasuna es séptimo en Liga con 28 puntos a un partido del final de la primera vuelta y semifinalista de la Copa del Rey, lo que demuestra el crecimiento del proyecto.
–Sin duda. Hay una base dentro de lo que es el vestuario que creo que ha hecho que haya una línea de trabajo muy cómoda en el día a día. Es importante para el rendimiento que se haya dado continuidad a los que llevamos ya mucho tiempo, y la gente que está entrando, tanto de fuera como de la cantera, también está aportando mucha energía. Todo ese cúmulo de buen trabajo por parte de la directiva, del cuerpo técnico y de la familia que hemos creado desde hace mucho tiempo dentro del vestuario está haciendo que estemos con esa ilusión de poder estar ahora en una semifinal, ponernos en situación cómoda dentro de lo que es la Liga y ha cambiado un poco el discurso con respecto a otros años. No pensamos en qué vamos a conseguir, pero, por ejemplo, sí que creemos en que al Atlético, que viene el domingo a El Sadar, le podemos ganar pese a que nunca lo hemos hecho (con Arrasate). Y eso es muy importante a nivel de confianza para todos los que estamos en el vestuario, tanto para los que juegan ahora más como para los que no jugamos tanto.
¿Les van a dar las piernas para plantar cara al Atlético?
–Mi familia me preguntaba qué sensación tenía en el minuto ciento y pico al pegarme cuatro carreras… Pues es que ahí físicamente te da igual todo porque ver a la gente gritando y animando hace que lo demás pase a un segundo plano. Es evidente que el físico pesa por momentos, pero pondría la mano en el fuego al decir que somos el equipo más profesional, porque llegas al vestuario y hora y media antes del entrenamiento ya hay jugadores trabajando en el gimnasio y todo eso se refleja luego en los resultados.