La llegada de la comparsa de gigantes y cabezudos, gaiteros y familiares de los mayores fue un soplo de aire fresco para de Residencia de Santa Zita, donde los ancianos y ancianas vieron su hogar amenazado por las llamas hace apenas un mes. La residencia disfrutó ayer de su chupinazo particular que fue lanzado por Adoración Berruezo, natural de San Martín de Unx de 90 años, quien aseguraba estar “muy contenta” y sentirse afortunada por hacerlo rodeada de sus hijos, nietos y biznietos.
Un día muy especial también para la tafallesa Conchi Moreno, que lleva poco más de un año en la Residencia Santa Zita. “Estamos todos muy contentos y poder celebrar estas fiestas supone muchísimo para nosotros. Es una satisfacción y estamos súper agradecidos”, confesaba Moreno, que aseguraba que el trato en la residencia es “maravilloso” y que se han sentido muy cuidados durante los dos años de pandemia y también en el día que fueron desalojados de las instalaciones. “ Aunque los días del incendio prefiero no recordarlos, prefiero tenerlos en el olvido y acordarme de lo bien que nos trataron. Ahora queremos celebrar y que sea todo más alegre, que todos estamos con ganas de disfrutar y de ser felices como seguimos siendo”, añadía la de Tafalla, que ha pasado la mitad de su vida en San Sebastián.
La madrugada del 19 de junio los 36 ancianos de esta residencia fueron evacuados los por vecinos de San Martín y trasladados en 20 vehículos particulares a la residencia de Lodosa. Por ello, estas fiestas tienen una importancia especial, tal y como explica María Pérez, coordinadora del centro. “Están todos muy ilusionados porque para ellos aparte de una novedad es un entretenimiento y un día para disfrutar con sus familiares. Ellos se sienten los anfitriones”, celebra Pérez. El día del incendio, relata, los trabajadores notaban que los residentes se sentían protegidos y estaban tranquilos. “Yo creo que al final delegan en nuestras manos sus vidas y saben que les vamos a ayudar. Sufrimos más nosotros intentando ayudarles que ellos en sí”, añade. Aunque al día siguiente, al ver lo que había sucedido en su pueblo y el ambiente de preocupación entre los habitantes, “había algunos que sí sufrieron”.
Balance “positivo”
El fuego supuso un golpe duro para muchas de las trabajadoras de Santa Zita ya que muchas de ellas son vecinas del pueblo. “Entonces se nos juntó todo. Fue horrible y una situación brutal porque para todos fue una novedad. Ahora, al ver que no hay víctimas, la verdad es que el balance es positivo. Fue una situación desagradable pero fuimos capaces de afrontarla sin ninguna tragedia”, confiesa María.